El taichí es una disciplina china, de movimientos lentos y coordinados, cuya práctica favorece la concentración, el equilibrio y la flexibilidad, entre otras, y también mejora los estados de ansiedad, depresión e inactividad. Las nuevas guías de las sociedades americana y británica de gerontología ya lo han incluido entre las recomendaciones para prevenir las caídas de las personas mayores y, en España, las directrices para la prevención de fracturas de cadera de la Sociedad de Geriatría y Gerontología también la contemplan. En este artículo se explica en qué se basa el taichí, qué beneficios aporta y por qué es apropiada su práctica en edades avanzadas.
Las caídas en la tercera edad pueden causar un importante deterioro funcional y pérdida de la independencia. Los movimientos lentos y rítmicos del taichí, que requieren rotación del tronco, desplazamiento del peso y coordinación entre los movimientos de las extremidades, mejoran el equilibrio y ayudan a reducir el riesgo de caídas hasta en un 19%, según un estudio de 2009 publicado en la revista Medicina Clínica. Las últimas evidencias sobre la cuestión las aporta un informe recogido en Journal of the American Geriatrics Society. Como resultado, las sociedades americana y británica de gerontología han incluido el taichí, por primera vez, como recomendación para prevenir las caídas entre la población mayor.
El taichí ayuda a reducir el riesgo de caídas en ancianos hasta en un 19%, según un estudio
En España, cerca de un tercio de las personas mayores sufre una caída cada año y alrededor de un 6% padece lesiones a causa de las mismas. Las consecuencias van desde traumatismos leves hasta, en el peor de los casos, la muerte. No obstante, aunque el resultado de una caída sea trivial, su recurrencia debilita a los ancianos y el riesgo de sufrir más caídas aumenta de manera progresiva. Por tanto, la prevención es la mejor medida y su protocolización, una herramienta muy eficaz para llevarla a cabo.
La Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) incluye también este arte marcial milenario como estrategia preventiva para evitar caídas y las temidas fracturas de cadera. Se contempla como medida no farmacológica, junto con el abandono del hábito tabáquico, el mantenimiento de un peso adecuado, seguir una dieta equilibrada y practicar ejercicios aeróbicos con la participación de grandes grupos musculares.
Taichí para cuerpo y mente
El taichí es una disciplina que encadena movimientos suaves según un esquema establecido. El objetivo es conseguir equilibrio físico y mental. Su práctica, cada vez más extendida, se recomienda desde hace años a personas de edad avanzada porque combina respiración, equilibrio, coordinación y suavidad. Y aunque hasta ahora no se ha incluido en las directrices clínicas oficiales, hace tiempo que se aconsejaba para reducir el riesgo de caídas y fracturas.
A pesar de que hasta el momento no hay suficiente evidencia científica, parece que también podría mejorar el estado de pacientes con dolores crónicos osteomusculares, osteoporosis, Parkinson y cardiopatía. La relación beneficiosa de este arte marcial con la artrosis, en concreto, ha sido controvertida y objeto de muchos estudios que han aportado resultados dispares, ya que sus mecanismos biológicos y sus efectos clínicos aún no se han comprendido del todo.
Los partidarios de este arte marcial afirman que equilibra el flujo de energía vital denominado «qi». Según la medicina tradicional oriental, el flujo correcto del «qi» a través del cuerpo sirve para prevenir enfermedades, mejorar la salud general y prolongar la vida. El taichí también se basa en la teoría del yin y el yang, un concepto que se fundamenta en la dualidad de todo lo que hay en el universo, según la filosofía oriental, y que describe las dos fuerzas fundamentales opuestas y complementarias que se encuentran en todas las cosas. Los expertos aseguran que está diseñado para equilibrar estas fuerzas y lograr la armonía interior.
Beneficio aeróbico del taichí
El taichí está catalogado como un ejercicio aeróbico de baja intensidad. Se recomienda sobre todo a personas de edad avanzada por su suavidad y la combinación de respiración, equilibrio y coordinación. Como se realiza de forma lenta, permite a las personas con problemas en las articulaciones seguirlo sin demasiadas dificultades. Pero, como ejercicio aeróbico, aporta los mismos beneficios para el corazón que cualquier deporte con estas características. Además, sin forzar articulaciones ni músculos.
El taichí se recomienda en edades avanzadas porque combina respiración, equilibrio, coordinación y suavidad
Es beneficioso para el corazón y para otras enfermedades en cuyas terapias se recomienda realizar ejercicio de manera constante. Según un estudio de la Universidad de Florida (EE.UU.), la práctica regular de taichí puede ayudar a personas con diabetes tipo 2 a controlar la enfermedad y a mantener bajos los niveles de glucosa. Del mismo modo, puede mejorar su salud mental, vitalidad y energía, es decir, su calidad de vida.
Hasta ahora, no se había prescrito de forma sistemática en los programas de rehabilitación de los centros sanitarios ni como medida habitual de terapia física, ya que no estaba incluido en la cartera de servicios de la sanidad pública. Sin embargo, sí se recomendaba en un planteamiento de actividad física general, junto con la natación y la práctica de Pilates.
Taichí: concentración y respiración
En taichí se comienza por aprender una serie de movimientos suaves y deliberados, que culminan con posiciones determinadas del cuerpo denominadas formas. Cada forma contiene de 20 a 100 movimientos y se requieren hasta 20 minutos para completarlas. Los nombres de todas las formas hacen referencia a la naturaleza, tales como «agitar las manos como nubes» o «agarrar la cola del pájaro». Para equilibrar el ying y el yang, los movimientos se practican en pares de opuestos: a un giro hacia la derecha, le sigue otro a la izquierda.
Al hacer este programa de ejercicios, se insta al alumno a prestar especial atención a su respiración, que debe estar centrada en el diafragma. Y, aunque los movimientos son lentos y precisos, requieren un buen control muscular. La concentración se centra en un punto situado justo debajo del ombligo, de donde se cree que se irradia la energía de todo el cuerpo.
Práctica deportiva habitual en gimnasios, escuelas e instalaciones recreativas, el taichí empieza a ser frecuente en los geriátricos como complemento a la rehabilitación fisioterapéutica. Una vez que el alumno ha creado su propio programa de posiciones, puede practicar el arte marcial en casa. También se han popularizado DVD y libros que explican la técnica de este deporte.
Son múltiples las soluciones de la medicina tradicional oriental para mantener o restablecer la salud. Sanar la mente del paciente, así como estimular su energía, son los primeros pasos de cualquier terapia en oriente antes del proceso de curación. Parten de que el cuerpo debe estar en equilibrio con la mente y hay que dejar fluir la energía para garantizar una buena salud. Adaptar estas terapias al mundo occidental es el objetivo de prestigiosos centros de investigación como el King’s College de Londres (Reino Unido).
Recientemente, un equipo de especialistas del Wolfson Centre for Age-Related Diseases, liderados por Stephen Minger (científico inglés pionero en investigación con células madre), ha comenzado a analizar la química de la medicina tradicional china para tratar de convertir los remedios tradicionales en futuros productos farmacológicos.
A pesar de que se centran en los principios químicos de los remedios naturales orientales, un objetivo distinto al de la filosofía de la medicina oriental, los investigadores creen que este trabajo es necesario no solo para aprovechar el enorme potencial de la medicina tradicional para tratar enfermedades occidentales comunes, sino también para proteger al público de remedios naturales inseguros. Las complejas diferencias entre los productos farmacéuticos occidentales y los productos naturales orientales representan un reto significativo para el desarrollo de fármacos convencionales basados en la medicina tradicional.