La epidemia de la obesidad sigue creciendo a pasos agigantados en todo el mundo, pero al mismo tiempo la ciencia continúa en su lucha contrarreloj para detener su avance. Según el Estudio ENE-COVID de 2023, elaborado por la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) y el Centro Nacional de Epidemiología, en España un 55,8 % de la población mayor de 18 años presenta exceso de peso (18,7 % obesidad y 37,1 % sobrepeso) y asciende a casi el 5 % la prevalencia de la obesidad severa.
No se trata de un tema de estética o de talla, sino un grave problema de salud pública. La obesidad es considerada una enfermedad crónica y progresiva, que se relaciona con la aparición de trastornos metabólicos como la diabetes, hipertensión, artritis, enfermedad del hígado graso, algunos tipos de cáncer y enfermedades cardiovasculares.
Fármacos contra la diabetes… y la obesidad
En los últimos años, la aparición de fármacos contra la obesidad, popularizados y trivializados por personajes famosos que han conseguido reducir su sobrepeso gracias a este tipo de medicación, han destapado una revolución científica sin precedentes. No son “inyecciones mágicas”, sino investigación y desarrollo farmacéutico con más de dos décadas de estudio y análisis de sus efectos en pacientes con diabetes tipo 2, que de forma colateral han comprobado su eficacia en el tratamiento de pacientes con sobrepeso, obesidad o riesgo cardiovascular.
La revista Science ha reconocido a estos medicamentos, que imitan una hormona intestinal llamada péptido similar al glucagón-1, como el “avance científico del año 2023”, que podría ser la esperanza para millones de personas que luchan contra el sobrepeso y enfermedades derivadas.
“Son fármacos para pacientes con sobrepeso y obesidad, que han fracasado con intentos anteriores; para personas que quieren cambiar su vida, mantener hábitos de vida saludable, con un gran retorno en salud. Se baja entre un 10 % o un 15 % de peso a lo largo del tratamiento, pero la farmacología no es la solución. La clave está en acompañar al paciente en la incorporación de hábitos saludables, en unidades especializadas, que hagan una intervención global”, describe el doctor Cristóbal Morales, endocrino y portavoz de la Sociedad Española Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO).
➡️ Las causas del sobrepeso
“Hoy no se puede definir la obesidad por el peso o el índice de masa corporal (IMC), una fórmula matemática que desde hace más de 100 años era una herramienta para la detección. Tenemos que ir más allá: observar la composición corporal, la acumulación de grasa, la composición muscular, la función metabólica, las complicaciones mecánicas, problemas articulares, problemas mentales (7 de cada 10 personas tienen problemas de ansiedad y depresión) y entender las bases psicológicas y biológicas de la enfermedad. Tenemos genes prehistóricos diseñados para ahorrar energía, que ahora se dan en el entorno de una sociedad obesogénica que nos lleva a todos a aumentar de peso”, añade.
Cómo funcionan estos medicamentos
El principio activo del inyectable semanal Ozempic —recetado para la diabetes tipo 2— y de Wegovy —próximamente comercializado para el tratamiento del sobrepeso y la obesidad en España— es la semaglutida. Este compuesto imita el funcionamiento de la hormona GLP-1, que segrega el intestino al digerir alimentos y que avisa al cerebro de que estamos saciados y ya no hace falta comer más.
“Al llegar la comida al estómago, nuestras hormonas empiezan a lanzar mandatos para comer lo suficiente, pero no demasiado y metabolizar lo que comemos. Mandan señales al hígado, páncreas y cerebro y producen saciedad precoz, la señal de que no se tiene más hambre”, describe Clotilde Vázquez, jefa del Departamento de Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz de Madrid.
Qué dice la evidencia científica
✔️ Efectos beneficiosos
“Además, provoca otros efectos beneficiosos, menos conocidos, a nivel de tejido adiposo, de termogénesis, de cómo se metaboliza lo que comemos en el hígado. Por eso son fármacos tan buenos, no producen tantos efectos secundarios como los antiguos supresores del apetito, que generaban más tolerancia y más efectos cardiovasculares desaconsejables”, explica.
De hecho, en un reciente estudio publicado por The New England Journal of Medicine, se observó que en pacientes con insuficiencia cardiaca y obesidad, el tratamiento con semaglutida (2,4 mg) durante un año produjo una reducción mayor de los síntomas y limitaciones físicas, mejoras en la función del ejercicio y una mayor pérdida de peso que el placebo. Se estima, por tanto, que esta familia de medicamentos puede tener un efecto protector cardiaco, protector renal, antiinflamatorio, con el aval de haberlos usados para tratar la diabetes tipo 2 durante más de 20 años.
❌ Efectos secundarios adversos
“Entre sus efectos secundarios adversos observamos problemas gastrointestinales como diarrea, náuseas o vómitos a mayor dosis. El temido efecto rebote, volver a recuperar el peso perdido, puede suceder si una persona ha estado con tratamiento de un miligramo semanal de semaglutida, por ejemplo, y deja de tomarlo repentinamente”, abunda la doctora Vázquez. “Por eso, la retirada se hace siempre de forma muy paulatina y tratando de aumentar la termogénesis con ejercicio físico y alimentación. También estaría desaconsejado en pacientes con riesgo de pancreatitis o de un tipo concreto de cáncer medular de tiroides, de origen genético”, cuenta.
La Seguridad Social solo receta Ozempic a pacientes que tienen, simultáneamente, diabetes tipo 2 y un índice de masa corporal superior a 30. Sin financiación, este tipo de medicamentos cuestan entre 130 y 280 euros. Su elevado coste mensual y el desabastecimiento puede influir en la adherencia de los pacientes al tratamiento.
Mercado negro
La desesperación de los pacientes por conseguir alternativas ha hecho saltar las alarmas por la compra de medicamentos falsificados en el mercado negro, según un informe de la Agencia Europea del Medicamento (EMA), que advierte de los riesgos para la salud de comprar falsas plumas autocargadas de Ozempic, vendidas en Reino Unido, Alemania y Austria. También la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de Estados Unidos ha advertido sobre el peligro de adquirir estos medicamentos “sin marca”, que pueden contener ingredientes distintos a la versión original, con efectos desconocidos para la salud.
Se espera que las siguientes generaciones de medicamentos antiobesidad, que serán aprobados y comercializados en los próximos meses y años, podrían limitar los precios, acabar con el mercado negro y continuar la lucha contra la epidemia de la obesidad.
Un paso más: tirzepatida
La semaglutida no es el único principio activo que se investiga para reducir el sobrepeso. El siguiente salto evolutivo en la carrera farmacéutica contra la obesidad será la tirzepatida (de nombre comercial Mounjaro), que es más potente que la semaglutida y cuyos resultados en los ensayos clínicos muestran una reducción del peso del 21 %. Su funcionamiento como fármaco para reducir el nivel de glucosa en sangre consiste en imitar el efecto de dos hormonas, GLP-1 y GIP (polipéptido inhibidor gástrico), que estimulan la producción de insulina, retrasan el vaciado gástrico y aumentan la sensación precoz de saciedad, por lo que se reduce la ingesta de alimento.
Según el último ensayo clínico, cuyos resultados acaba de publicar JAMA Network, este medicamento es efectivo en la pérdida de peso y la reducción de factores de riesgo asociados —hipertensión, colesterol, hígado graso—, pero cuando se deja el tratamiento, todos los marcadores de riesgo empeoran y el paciente puede recuperar el peso perdido. ¿Por qué sucede esto? Los expertos señalan que la obesidad, como la diabetes, es una enfermedad crónica, que requiere cambios permanentes en los hábitos de vida y la alimentación. En algunos pacientes se requerirá el mantenimiento del control farmacológico de por vida para no recuperar el peso.
La tirzepatida, diseñada inicialmente para el tratamiento de la diabetes tipo 2, ha sido aprobada por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) en Estados Unidos y revisada recientemente por la Agencia Europea del Medicamento para extender su autorización en el control del sobrepeso y la obesidad, pero no será hasta 2024-2025 cuando se pueda comercializar en España.