Más de la tercera parte (37%) de los bebés que nacen con complicaciones de salud, como el parto prematuro, problemas obstétricos, ictericia o infecciones, sufre después consecuencias en su desarrollo neuronal a largo plazo que pueden generarles discapacidad. Lo señala un estudio del Centre for Geographic Medicine Research, el Kenya Medical Research Institute y Saving Newborn Lives/Save the Children, publicado en la edición on line de la revista especializada «The Lancet».
Los autores de este informe manifiestan una seria preocupación porque, aunque es una buena noticia que mejore el cuidado neonatal, algunos países -sobre todo los que cuentan con cuidados intensivos, pero poca capacidad de seguir a los pacientes- puedan sufrir una epidemia de discapacidad similar a la observada en países de ingresos altos a mediados del siglo pasado, con enfermedades como la retinopatía, que causó ceguera en bebés supervivientes de los años 60 en Europa y Norteamérica.
Muchos bebés que sobrevivieron a estas graves enfermedades siguieron su desarrollo normal gracias a la elasticidad del cerebro humano y su capacidad de adaptación. Sin embargo, en algunos recién nacidos, estos daños pueden generar diferentes grados de discapacidad en el desarrollo neuronal a largo plazo, apuntan los investigadores. Estas discapacidades generan una mayor carga económica, con pérdida de la capacidad de generar beneficios. El nuevo informe sugiere que esta situación puede hacerse incluso más común de lo que se piensa en muchos países donde muchas familias viven ya en la pobreza.
Las conclusiones de este estudio se basan en la revisión sistemática de 153 trabajos, que se extendían entre los años 1966 y 2011 y registraban consecuencias en el desarrollo neuronal de los bebés que sufrieron complicaciones neonatales. Dado que los estudios de mayor calidad incluyen datos de Europa y Norteamérica, los autores creen que podría haberse dado una valoración incompleta del panorama global, aunque la fotografía de los países de ingresos altos es la más completa.
El riego estimado de al menos una discapacidad asociada con uno o más daños estudiados -de los que se excluye el VIH- fue del 37%. Este riesgo no se vio significativamente afectado por la región, el periodo al que pertenecen los datos, la duración del seguimiento o el diseño del estudio. Los autores han visto también que el riesgo de sufrir al menos una discapacidad severa es de un 18%, de al menos una discapacidad moderada es del 5% y de al menos una discapacidad leve es del 10%.