La obesidad es «contagiosa». Eso es al menos lo que sostiene un estudio elaborado por científicos de la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard (EE.UU.). Tras realizar un seguimiento exhaustivo de 12.067 adultos durante 32 años, estos expertos han llegado a la conclusión de que la obesidad es una «enfermedad contagiosa» que se transmite no por elementos patógenos, sino a través de los vínculos sociales -familiares, de amistad, compañía o vecindad- de quien la padece.
Este trabajo, que publica la revista «New England Journal of Medicine», indica que cuando una persona sube considerablemente de peso, está aumentando también la posibilidad de que sus amigos, hermanos o cónyuges engorden. En concreto, tener un amigo obeso incrementa la posibilidad de engordar hasta en un 57%.
Entre quienes tienen dos amigos obesos, el riesgo es aún mayor y la posibilidad de aumentar de peso crece hasta un 171%. Entre hermanos ese riesgo sube hasta el 40% y entre cónyuges, hasta el 37%, señalan los científicos.
No sólo la obesidad se contagia, también la delgadez, afirman los científicos
«Lo que vemos es que la obesidad de una persona puede influir en otras a las cuales esté vinculada, tanto directa como indirectamente», afirma Nicholas Christakis, profesor del Departamento de Salud Pública de la Escuela de Medicina de Harvard.
Pero no sólo la obesidad se contagia, también la delgadez, afirman los científicos norteamericanos.
Epidemia
En todo el mundo occidental la obesidad se ha extendido entre la población durante las últimas décadas, pero en Estados Unidos adquiere carácter de epidemia: el 66% de los estadounidenses tienen sobrepeso, y un 32% son obesos. Una dura carga financiera para los sistemas de salud por la relación entre la obesidad y la diabetes, los problemas cardiovasculares y algunos tipos de cáncer.
En España, la obesidad infantil en España ha pasado del 5 al 16% en 20 años y, según el médico del Servicio de Pediatría del Hospital Torrecárdenas Francisco Morales, afecta al 43% de los niños del país.
El médico recomienda, en este sentido, declarar la guerra a «snacks», productos de bollería y bebidas azucaradas en las edades más tempranas porque «contienen un aporte excesivo de calorías». Además, insiste en la necesidad de fomentar la actividad física en los más pequeños.