La proinsulina, la prohormona precursora de la insulina en el ser humano, retrasa la pérdida de visión que provoca la retinosis pigmentaria, según ha descubierto un equipo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Bajo esta denominación se engloban un grupo de patologías hereditarias, catalogadas entre las enfermedades raras, que provocan la paulatina pérdida de visión de los enfermos hasta llegar, en la mayor parte de los casos, a la ceguera. Gracias a este estudio, fruto del trabajo que inició en 1992 el equipo que lideran Enrique J. de la Rosa y Flora de Pablo en el Centro de Investigaciones Biológicas del CSIC, se sientan las bases para el uso de proinsulina en tratamientos contra la retinosis y se proporciona asimismo una nueva herramienta para esclarecer los mecanismos que la originan.
Para el desarrollo de esta investigación, publicada en la revista «Investigative Ophtalmology and Visual Science», los autores partieron de sus trabajos previos, que demostraban el efecto protector que ejercía la proinsulina sobre las neuronas durante el desarrollo de la retina. «Nuestros estudios revelaban que la proinsulina reduce la apoptosis, la muerte programada de las células, hasta niveles que permiten el correcto desarrollo de las neuronas. Si su señalización aumenta o se reduce, se producen malformaciones», explicó De la Rosa.
Retardo de la pérdida de visión
Después de llegar a este hallazgo, el equipo decidió estudiar si el efecto neuroprotector de la proinsulina podría servir para tratar las degeneraciones de la retina, ya que son dolencias en las que se producen procesos de muerte celular por apoptosis. En el caso de la retinosis pigmentaria, la muerte de los fotorreceptores (las células que captan la luz en la retina) acelera el avance de la enfermedad. «Nuestras investigaciones, realizadas en modelos animales, demuestran que la producción de proinsulina por el organismo retarda la perdida de visión. Este factor de preservación de los parámetros visuales, que llega hasta el 60% para la visión diurna, es mayor cuanta más prohormona se produce», detalló el investigador del CSIC. Las enfermedades que se agrupan bajo la definición de retinosis pigmentaria tienen en común la pérdida progresiva de los fotorreceptores de la retina y, en la mayoría de los casos, la alteración secundaria de otras células y capas retinianas. Esta pérdida se traduce, inicialmente, en ceguera nocturna y estrechamiento del campo visual, síntoma conocido como «visión de túnel». Aunque no todas las retinosis son iguales ni tienen los mismos síntomas, en muchos casos su avance conduce a la discapacidad por ceguera. En España, según datos del Instituto de Salud Carlos III de Madrid, el número de afectados podría superar los 15.000 individuos.