Las mutaciones en el gen «BRCA1», implicado directamente en la aparición de un elevado número de cánceres de mama, también desempeñan un papel en otras tumoraciones y, de forma particular, en los carcinomas de próstata, páncreas, colon, cérvix y útero. A esta conclusión han llegado los investigadores de dos nuevos estudios publicados en el último número de «Journal of the National Cancer Institute». No obstante, los científicos subrayan que el riesgo absoluto de sufrir otros cánceres es pequeño. En trabajos anteriores se había sugerido que las mutaciones en ese gen se asociaban a cánceres de próstata y colon, aunque no se habían aportado datos suficientes.
Con el fin de arrojar luz a esta cuestión, la profesora Deborah Thompson, de la Universidad de Cambridge, y otros investigadores del Breast Cancer Linkage Consortium, analizaron la posibilidad de riesgo de padecer cáncer en un total de 11.847 voluntarios con historial familiar de cánceres de ovario y mama en los que, al menos, uno de sus componentes tenía mutaciones en el «BRCA1».
En las conclusiones de este estudio, la doctora Thompson explica que «hay un riesgo estadísticamente significativo» de sufrir carcinomas de hígado, colon, útero, páncreas y cérvix entre aquellas mujeres que son portadoras de alteraciones en el mencionado gen. Las mutaciones en el hombre elevan la posibilidad de sufrir cáncer de próstata a partir de los sesenta y cinco años.
En el otro estudio dirigido por las investigadoras Marcia Brose y Barbara Weber, de la Universidad de Pennsylvania, utilizaron a los mismos voluntarios del trabajo anterior, pero emplearon un método diferente con el fin de encontrar esas mutaciones. En sus conclusiones señalan que hay un riesgo del orden del 73 por ciento para el cáncer de mama y de un 41 por ciento para el de ovario en aquellas personas que tienen la mutación.
Como explica el profesor Carlos Cordon-Cardo, del Memorial Sloan Kettering Cancer Center, se han identificado agentes biológicos, químicos y físicos como mecanismos iniciadores o inductores de neoplasias. No obstante, todos ellos parecen tener una base molecular común, que es responsable de la inestabilidad genética y, a su vez, causante de determinadas alteraciones somáticas en las células preneoplásicas y tumorales. Asimismo se han detectado mutaciones de la línea germinal asociadas a síndromes familiares de cáncer específicos, además de estas mutaciones somáticas que son las anomalías más frecuentes identificadas en el cáncer humano.
El estudio de múltiples tumores en un paciente, así como las lesiones solitarias en grupos determinados, ha proporcionado a los investigadores una serie de pruebas sobre la naturaleza escalonada del cáncer. Al parecer, son necesarias varias mutaciones para generar el fenotipo maligno.La inestabilidad genética da lugar a una secuencia de acontecimientos que crea alteraciones fenotípicas, siendo la metástasis el resultado último de la progresión tumoral en este proceso selectivo.
Además, una minoría de síndromes hereditarios de cáncer se debe a mutaciones en un único gen, y el fenotipo ya está definido. El análisis genético de estos tipos de trastornos es relativamente sensible, ya que aquellas personas que padecen el síndrome tienden a tener mutaciones demostrables, y también específico porque los cambios en los genes respectivos suelen manifestarse como un aumento del riesgo de cáncer.
La mortalidad por cáncer de mama se ha reducido en los últimos diez años, principalmente por los avances en el diagnóstico precoz y en la aplicación de nuevos tratamientos terapéuticos. Sin embargo, el número de casos aumenta a un ritmo del 1,5 por ciento anual, debido en parte a la mayor presencia de factores de riesgo.