Hace tiempo que los profesionales y las autoridades en el ámbito de la salud aúnan sus esfuerzos en la prevención de enfermedades. No obstante, más allá del énfasis en reducir los factores de riesgo y de la educación para la salud, están la promoción de la salud y la teoría salutogénica, que esgrimen el papel activo de cada persona en el cuidado de su salud y en la modificación de conductas hacia estilos de vida saludables.
¿Qué es salutogénesis?
Salutogénesis es un término acuñado por el doctor en Sociología Aaron Antonovsky (1923-1994) a finales de los años setenta. Este nuevo paradigma, que deriva de Salus (del latín, salud) y Genesis (del griego, origen), quiere recuperar la visión integral de la persona como ser físico, anímico y espiritual, y el papel activo y responsable de cada uno en su salud y, por consiguiente, en su calidad de vida.
La salutogénesis quiere recuperar el papel activo y responsable de cada uno en su salud y su calidad de vida
De hecho, esta teoría surgió en contraposición a la supremacía de la «patogénesis«, a la búsqueda del origen de las patologías (saber por qué enferma un individuo) y al conocimiento de la enfermedad en sí, que ha sido uno de los objetivos clave en la medicina durante siglos.
Una de las figuras representativas en estos momentos a nivel mundial es el doctor Bengt Linström, pediatra de la Nordic School of Public Health, en Gothenburg (Suecia). Linström ha publicado numerosos estudios que aportan evidencia científica a la investigación salutogénica y en los que demuestra que este enfoque podría tener un peso específico en la salud pública, además de en la investigación y la práctica de la promoción de la salud. También aporta datos que sustentan que proporcionaría soluciones a problemas que, en el ámbito de la salud pública, son considerados los más urgentes en la actualidad, como la salud mental.
La teoría salutogénica
El foco principal de la salutogénesis, tal como el propio término indica, es generar salud, pero cada persona la suya propia: cada uno tiene la capacidad de reconocer y utilizar sus recursos para mejorar su salud y calidad de vida.
En este escenario, el reto de los profesionales de la salud pasa por ofrecer los instrumentos necesarios. Linström explica el cambio de paradigma entre educación para la salud y promoción de la salud: la primera lleva explícito que el profesional de la salud sabe qué es lo correcto, cómo se hace y lo enseña; y en la promoción, es el individuo el que quiere aprender algo y quiere hacerlo por sí solo, y los profesionales de la salud solo le ofrecen las ideas y las herramientas necesarias para que consiga el objetivo.
La salud física es un estado y una capacidad de recuperar y mantener la energía que posibilita hacer lo que uno desee y disfrutarlo
La salud física es un estado y una capacidad de recuperar y mantener la energía que posibilita hacer lo que uno desee y disfrutarlo. Linström aconseja interrogarse sobre el o los motivos que a uno le dan fuerza para vivir, que es, en definitiva, lo que genera salud y felicidad.
La experiencia vital de cada uno, con las experiencias negativas y positivas, insiste, hace aumentar el repertorio de recursos para afrontar la vida y los infortunios. Así, la autoestima, el optimismo y el apoyo familiar, entre otros, protegen de los efectos negativos de las adversidades. Por este motivo, ante situaciones desfavorables, cada uno evoluciona de manera diferente. La enfermedad no debe ser una perspectiva dominante en la vida de una persona; a pesar de que siempre cabe la posibilidad de caer enfermo o de perder la vida, lo que, en general, es un estado excepcional. La promoción de la salud es un proceso que permite a las personas ganar control sobre su salud y, en consecuencia, tener una buena calidad de vida.
Para este especialista, es importante empezar cuanto antes. Como pediatra, recomienda a progenitores y profesionales, desde la infancia, ofrecer recursos a los pequeños para que puedan abordar sus problemas de manera lo más autónoma posible, sin sobreprotegerlos ni actuar antes de que necesiten o pidan ayuda; es una manera de ayudar a su desarrollo.
La promoción de la salud es un paso más allá de la educación y se sustenta de otras muchas disciplinas como son la medicina, la sociología, la psicología, la pedagogía y la comunicación, entre otras. Es un transcurso que permite a las personas aumentar el control sobre su salud para mejorarla.
La Carta de Ottawa para la Promoción de la Salud, elaborada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) durante la celebración de la “Primera Conferencia Internacional para la Promoción de la Salud”, en 1986, ya definió entonces que el objetivo de la promoción de la salud era “proporcionar a la gente los medios necesarios para mejorar la salud y ejercer un mayor control sobre la misma”.
Así, pues, en este documento se propuso que las áreas de acción principal fueran el desarrollo de políticas públicas saludables, la creación de ambientes saludables, el refuerzo de la acción comunitaria y el desarrollo de habilidades personales y la reorientación de los servicios de salud.