Una nueva modalidad de escáner permite diagnosticar y anticiparse a la aparición de cáncer de colon sin necesidad de utilizar métodos invasivos. Es lo que se conoce técnicamente como escáner helicoidal multicorte, que, en apenas 20 segundos, facilita una información más precisa que otros procedimientos. «Esta prueba evita tener que introducir un tubo por el recto del paciente para detectar posibles pólipos o tumores. Así, se reducen la incomodidad y las molestias que suelen generar este tipo de técnicas», detalla el neurorradiólogo Luis Ballenilla, que junto al doctor Rafael Aguilar aplica esta técnica desde hace cinco meses en el Centro de Diagnóstico Scanner de Málaga.
El sistema emplea un total de 16 detectores múltiples que permiten localizar los pólipos y ofrecer más y mejores detalles que las imágenes tradicionales. «Una de sus ventajas es la capacidad que ofrece de navegar dentro del cuerpo humano, permitiendo estudiar las paredes del colon e incluso llegar al final, algo que, en algunos casos, por la tortuosidad del intestino, resultaba imposible con la colonoscopia tradicional», puntualiza Federico Salviche, director del centro médico.
Pero no sólo es útil para el tratamiento de problemas colorrectales. En caso de enfermedad coronaria, el escáner helicoidal multicorte supone toda una revolución. Gracias a esta prueba, el especialista puede analizar el funcionamiento de las válvulas del corazón, las obstrucciones de calcio o el flujo de sangre sin tener que realizar un cateterismo. Se elimina, por tanto, el riesgo de esta operación y, además, se reduce su coste en un 50%. «La solución en estos casos era introducir un catéter por la femoral hasta el corazón. Ahora ya es posible sustituir este proceso con la coronariografía, que además permite el estudio interior de pacientes que no pueden ser intervenidos, ya sea porque tienen marcapasos o clips para aneurismas cerebrales, o bien porque sus válvulas cardiacas son fácilmente alterables», explica el doctor Ballenilla.
Todo se reduce a un programa informático, gracias al cual el médico puede adentrarse en el organismo e incluso examinar el interior de los vasos sanguíneos, algo especialmente útil en los casos de aneurismas torácicos o intracervicales. «Esta técnica puede salvar a muchas personas que, hasta ahora, no se hacían determinadas pruebas por el riesgo que conllevaban o simplemente por miedo», asegura Salviche.