Existen unas variantes genéticas relacionadas con la pigmentación del ser humano que aparentemente incrementan el riesgo de padecer cáncer de piel, según revela un estudio internacional en el que han participado investigadores del Hospital Clínico Universitario de Zaragoza y del Instituto Valenciano de Oncología.
La revista científica «Nature Genetics», que ha publicado este trabajo en su edición digital, explica que expertos islandeses que colaboraron en la investigación descubrieron una serie de variantes de secuencias genéticas vinculadas a la pigmentación del pelo, los ojos y la piel, 11 de las cuales se asocian con una mayor susceptibilidad a contraer esa enfermedad.
Los mencionados científicos observaron que unas variantes localizadas cerca del ASIP, un gen importante en la pigmentación, conferían un mayor riesgo de melanoma cutáneo, un tumor maligno de las células que producen el pigmento de la piel.
En la actualidad, en los países anglosajones el riesgo de padecer melanoma a lo largo de la vida se acerca a uno entre 50
Estos expertos hallaron también una relación cancerígena con una variante del gen TYR, que codifica una enzima necesaria para la producción de la melanina, otro pigmento de la piel. Vieron que cada gen estaba asociado también con otro tipo de cáncer, el carcinoma basocelular.
Otro estudio realizado en Australia halló que dos variantes genéticas situadas en el ASIP están asociadas al riesgo de desarrollar melanoma cutáneo.
Por otra parte, el citado equipo islandés comprobó que dos variantes del gen TPCN2, que codifica proteínas transportadoras de calcio, se asocian al pelo rubio, lo que confirma la importancia de esas proteínas en la pigmentación.
José Ignacio Mayordomo, del Hospital Clínico Universitario de Zaragoza y uno de los autores del estudio, explica que «hasta el momento, se conocía poco sobre las bases genéticas de la pigmentación cutánea y su relación con el melanoma. El presente estudio ha descubierto que de 11 polimorfismos que se relacionan con la pigmentación cutánea y la sensibilidad al sol, sólo tres se asocian al riesgo de desarrollar melanoma».
Este trabajo y posteriores que se lleven a cabo pueden ayudar a conocer el proceso por el que una persona desarrolla melanoma, y cuáles son los genes implicados, opina Mayordomo.
Cada vez más frecuente
El melanoma es el tumor maligno cuya incidencia está aumentando más rápidamente en toda Europa y Estados Unidos. Antes de 1950, el riesgo de un individuo de desarrollar esta enfermedad a lo largo de su vida era de uno entre 500. En la actualidad, en los países anglosajones el riesgo de padecer melanoma a lo largo de la vida se acerca a uno entre 50.
Este trabajo y posteriores que se lleven a cabo pueden ayudar a conocer el proceso por el que una persona desarrolla melanoma
El pronóstico del melanoma viene determinado por la fase en la que se encuentra la enfermedad cuando se realiza el diagnóstico. Los pacientes a quienes se extirpa un melanoma de menos de un milímetro de espesor tienen una supervivencia de 10 años en el 90% de los casos, pero aquellos a quienes se diagnostica un melanoma con metástasis a distancia, raramente sobreviven cinco años y tienen una supervivencia media de seis meses.
Entre los factores de riesgo de melanoma, el principal es la exposición a las radiaciones ultravioleta del sol. No obstante, cada individuo tiene una sensibilidad diferente a las radiaciones solares según la pigmentación de su piel. También influye el número de veces que una persona ha sufrido quemaduras solares, especialmente en edades precoces.
La pigmentación de la piel se atribuye al número, tipo y distribución celular de los melanosomas, componentes de las células denominadas melanocitos que sintetizan y almacenan la melanina, que es el polímero del organismo que absorbe la luz.