Un método desarrollado por investigadores de la Universidad de La Laguna (ULL) permite analizar por primera vez los plaguicidas que contienen las hojas de platanera en Canarias. El método, cuyos detalles publica la revista «Food Chemistry», se ha aplicado en 12 muestras, de las que en 10 se han encontrado restos de clorpirifos, el plaguicida más utilizado en este cultivo.
«Hemos desarrollado una nueva metodología para determinar los plaguicidas en hojas de platanera, y, por primera vez, se describen en la bibliografía científica los resultados de este tipo de análisis», explica Miguel Ángel González Curbelo, químico de la ULL y primer autor del trabajo. El estudio se ha centrado en los ocho plaguicidas más utilizados durante los últimos años en el cultivo de plátanos de Canarias. Para detectar los pesticidas, el equipo ha utilizado el denominado método QuEChERS (se usa para analizar estos compuestos en frutas, vegetales y otros alimentos), y como técnica de separación ha empleado la cromatografía de gases con detector de nitrógeno fósforo, para confirmar después su presencia mediante espectrometría de masas.
«Era de esperar que las hojas analizadas contuvieran plaguicidas, ya que se han recogido en fincas no ecológicas en las que se había utilizado recientemente este producto, pero así se demuestra que el método desarrollado es fiable y sirve para este fin», comenta Javier Hernández Borges, otro de los autores del trabajo. Los agricultores emplean estos productos para proteger sus cultivos de las múltiples plagas que los azotan (insectos, nematodos y hongos). La aplicación se realiza, en general, junto con el riego por aspersión, por lo que el plaguicida llega a las hojas y puede dejar restos en la fruta.
En general, son productos no penetrantes. En el caso del plátano, se quedan sobre todo en la piel y en cantidades que no suponen un riesgo para la salud, según Hernández Borges, puesto que no sobrepasan los límites máximos de residuos legales establecidos por la Unión Europea. Las tendencias actuales en agricultura están enfocadas a minimizar el consumo de estos productos o utilizar fórmulas más respetuosas con el medio ambiente, por lo que «cada vez más agricultores optan por estrategias que minimicen el uso de plaguicidas, como la denominada producción integrada», apunta.
Las hojas de platanera también se utilizan en algunas fincas como alimento complementario del ganado. Es una práctica que se contempla extender como una forma de revalorizar los residuos agrícolas, aunque antes hay que asegurar que los plaguicidas no van a entrar en la cadena alimentaria. «Hay estudios que evidencian que si el ganado ingiere ciertos plaguicidas, estos pueden pasar a la leche o a la carne, y luego al ser humano. De ahí la importancia de contar con un método eficaz para detectar primero la presencia de estas sustancias en las hojas y evitar su transmisión», advierten los investigadores.