La Fundación para la Innovación Agraria ha respaldado una iniciativa que durante cuatro años ha generado un sistema para tipificar la miel producida en el país, según su origen geográfico y botánico.
Durante cuatro años un proyecto respaldado por el Ministerio de Agricultura de Chile ha estudiado los distintos tipos de miel que se encuentran en el país, según la flora que las abejas usan para extraer el néctar la ubicación geográfica de la colmena. La iniciativa la ha ejecutado la Pontificia Universidad Católica a través de las Facultades de Agronomía e Ingeniería Forestal, en conjunto con la Red Nacional Apícola, que agrupa a cerca de 1.500 productores de miel de todo el país.
Entre otros resultados, el proyecto ha diferenciado la oferta de miel a través de procedimientos como la denominación de origen de su producción, certificación de pureza y niveles de residuos, mediante un sistema de tipificación y certificación válido a nivel internacional a cargo de la Universidad Católica, y que servirá para etiquetar el origen y los componentes del producto.
Según el experto, este sistema de certificación internacional podría beneficiar a apicultores de todo el país y en especial a los de la Red Nacional Apícola, formada por pequeños agricultores de la zona central y sur del país, con una producción total anual de cerca de 5.200 toneladas de miel. El proyecto ha generado información para «diferenciar los distintos tipos de mieles, como mecanismo para fortalecer un modelo de gestión productiva asociativa».
El origen botánico de la miel se ha establecido mediante el estudio del grano de polen, que ha permitido a los investigadores saber qué flores extraen las abejas la materia prima. Con los datos, se ha realizado un catastro fino que identifica la vegetación existente en cada zona. El mapa ha logrado diferenciar 254 tipos de miel a lo largo del país, producidas por más de 100 colmenas en comunidades vegetales de clima mediterráneo y bosques de clima templado húmedo.
Del total de tipos encontrados, 57 corresponden a mieles monoflorales, en cuya composición química predomina el polen de una sola flor. De las mieles monoflorales, 18 tienen su origen en plantas nativas y 39 en plantas introducidas o cultivos. Del total de tipos encontrados, 57 correspondieron a mieles monoflorales, en cuya composición química predomina el polen de una sola flor. De las mieles monoflorales, 18 tienen su origen en plantas nativas y 39 en plantas introducidas o cultivos.