La Consejería de Agricultura de Castilla-La Mancha presentado los primeros productos que se comercializan con la etiqueta de la Indicación Geográfica Protegida (IGP) ‘Mazapán de Toledo’, que garantiza el respeto a unas formas de elaboración tradicionales marcadas por el Consejo Regulador durante su primer año de actividad.
«Estamos garantizando al consumidor que realmente compra esa calidad con prestigio y no otras producciones que antes podían aprovecharse del gancho del nombre comercial aunque no reunieran todos los requisitos de elaboración», asegura Mercedes Gómez, consejera de Agricultura. El Consejo Regulador de la IGP trabaja desde noviembre de 2002, y esta es la primera campaña en la que el mazapán se comercializa con la etiqueta de la IGP y en que los productos están controlados para que cumplan con los requisitos marcados en su elaboración.
Las condiciones regulan que la composición del mazapán de Toledo tenga al menos un 50% de almendras del total del peso y otro 50% de azúcar. Los aditivos no pueden representar más de un 1%. Además, la característica analítica es el contenido mínimo de materia grasa del producto, que debe ser superior al 26%. La cata valora características como la cobertura o el baño, el testado suficiente y la forma de atenuarse el color. Después se enjuicia la forma, comprobando que la muestra carece de hinchazón, aplastamiento o agrietado. Por último, se comprueba el color y el aspecto de corte.
Otros aspectos que se tienen en cuenta son las sensaciones olfato-gustativas y la textura. Tras esta evaluación, y para llevar en el etiquetado la IGP ‘Mazapán de Toledo’ debe reunirse una puntuación mínima de 65 puntos en estos paneles de cata del Consejo Regulador, lo que certifica una calidad entre muy buena y excelente. Las presentaciones tradicionales del mazapán de Toledo son mazapán con relleno, mazapán recubierto, figuritas de mazapán, anguilas, delicias de mazapán, marquesas empiñonadas, pasteles yema, pasteles gloria y pasta para sopa de almendra.