Nos gusta saber qué comemos. En el etiquetado buscamos el origen de la carne y hasta sus propiedades nutricionales. Pero cada vez más nos interesa conocer cómo ha sido tratado en su vida y su sacrificio el animal del que la obtenemos. Nos importa el bienestar animal. Algunas etiquetas que encontramos en los lineales ya nos ofrecen esa información cuando su bienestar es mayor que el obligatorio por ley. En las siguientes líneas contamos cuáles son esos sellos.
Algo se mueve en granjas, puntos de venta, despachos y hogares. Uno de cada siete europeos considera que la salud y el bienestar de los animales debe ser uno de los temas prioritarios para legislar en la Unión Europea (UE), según esta encuesta de la Comisión Europea (CE). Entre las principales acciones deseadas para el futuro de la agricultura, la pesca y la producción de alimentos en Europa se incluyen la seguridad alimentaria, el bienestar animal y la reducción del transporte de animales vivos. Incluso para los ministros de Agricultura de la UE es el momento de dar un paso más con una nueva estrategia para la protección y el bienestar de los animales.
Y la Unión Europea toma nota. Su legislación al respecto convierte a los europeos “en líderes mundiales en garantizar el bienestar animal”. Sin embargo, ese liderazgo del que presumen las instituciones comunitarias parece que no se traslada a la opinión pública. El Eurobarómetro 2016 ya apuntaba que el 64 % de los europeos (el 71 % de los españoles) reclaman más información sobre las condiciones en las que se crían los animales de granja. Por eso, desde la Comisión no se descarta un etiquetado común sobre bienestar animal, que informe mejor a los consumidores entre los distintos productos del mercado en este sentido, como ya se hace con los huevos.
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De la preocupación a la certificación
“A los ciudadanos les preocupan cada vez más los efectos de la agricultura y la ganadería y el impacto interrelacionado entre la salud pública y la sanidad animal. Y son ellos los que marcan los nuevos hábitos”, sostiene Sandra Montejano, gerente de Alimentación de Aenor.
La transparencia en toda la cadena alimentaria, desde productores a clientes finales, es fruto de las preocupaciones emergentes de la sociedad por el respeto y cuidado de estos animales. Y esto motiva que el sector productor tenga que realizar ciertos ajustes en los procesos y desarrollar protocolos que permitan transferir esa información de manera fiable y rigurosa a los consumidores. Es aquí donde surge la necesidad de las certificaciones de bienestar animal. “Se debe conocer qué es exactamente lo que se certifica, ya que de otro modo el consumidor va a tener dudas sobre si estos sellos realmente tienen un valor añadido”, reconocen desde el equipo experto del Instituto Vasco de Investigación y Desarrollo Agrario (Neiker-Tecnalia).
A la espera de un sello comunitario, países como Países Bajos, Dinamarca y, desde el año pasado, Alemania ya tienen un etiquetado propio que permite al consumidor distinguir con tres niveles la carne procedente de animales (principalmente cerdos) criados bajo estándares más elevados de bienestar animal. En España disponemos de algunos logotipos propios que otorgan las entidades como Aenor o Certicar.
Tiempo de nuevos sellos
Para lanzar una certificación de estas características es necesario contar con el respaldo científico basado en proyectos que hayan sido desarrollados a lo largo de un periodo prolongado de tiempo. Debido a la dimensión de esos trabajos, únicamente pueden ser realizados por universidades, centros de investigación y centros tecnológicos. En España ya contamos con certificaciones propias sobre bienestar animal, creadas por entidades de referencia:
- WelfairTM. El último en llegar (desde finales de 2019) es también el que abarca el mayor número de especies animales: ganado bovino, porcino, ovino, avícola (gallinas ponedoras, pollos y pavos) y conejos. Está validado y avalado por la comunidad científica que participó en los proyectos europeos Welfare Quality y AWIN (Animal Welfare Indicators). Esta certificación independiente está homologada por el Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias (IRTA), en colaboración con Neiker-Tecnalia. Basado en la observación directa del animal, este sello se puede ver en la etiqueta de cada vez más productos con la leyenda “Bienestar Animal Certificado Welfair”. El pasado año comenzaron las primeras auditorías y, según Aenor, ya lo ha concedido a más de 4.500 operadores.
- Interporc Animal Welfare Spain (IAWS). Creado por la Organización Interprofesional Agroalimentaria del Porcino de Capa Blanca (Interporc), este reglamento avala las buenas prácticas en todos los eslabones de la cadena de valor de este tipo de cerdo: alimentación, limpieza-desinfección, alojamiento, salud, comportamiento, manejo, control de las granjas y animales y control en el centro de sacrificio. Está avalado por un comité científico en el que participan, entre otros, el Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria, la Real Academia de Ciencias Veterinarias de España, la Asociación Nacional de Veterinarios de Porcino y varias universidades. Además, ha sido testado y validado por organizaciones de protección y defensa de los animales y presentado ante la Organización Mundial de Sanidad Animal en París. “Con el sello Compromiso Bienestar Certificado, las empresas podrán demostrar que tienen en su ADN la transparencia y la voluntad de aportar respuestas a los consumidores. Y a ellos se les garantiza que el producto se ha elaborado bajo los estándares más altos en cuanto al buen trato al ganado y que se han mantenido las mayores medidas de bioseguridad”, insiste Alberto Herranz, director de Interporc.
- ANDA. El sello de la Asociación Nacional para la Defensa de los Animales certifica los huevos de gallinas camperas y ecológicas cuyas condiciones de vida y producción van más allá de los mínimos marcados por la legislación en materia de bienestar animal: incluyen medidas medioambientales y la apuesta por el desarrollo rural.
Además de los sellos anteriores, otras entidades ya trabajan para otorgar en un futuro sus propios certificados:
- Compromiso Bienestar Certificado. La certificación de Interporc ha servido de base para poner en marcha una iniciativa pionera en el mundo “que refleja el compromiso del sector cárnico español con el cumplimiento de los más altos estándares de bienestar del ganado”, comenta su responsable, Alberto Herranz. Compromiso Bienestar Certificado se configura como un único sello común y similar para todas las producciones ganaderas, que se distinguirán por colores y las figuras de la especie a la que se refieren. Cada organización participante desarrollará su propio reglamento técnico, como ya lo ha hecho Interporc. Así lo están trabajando las interprofesionales de porcino ibérico (Asici), conejo (Intercun), ovino y caprino (Interovic), pollo (ProPollo) y vacuno (Provacuno). Este proyecto “visualiza los esfuerzos que realiza el sector ganadero español en la producción de sus alimentos y ofrece transparencia e información clara que le permite a los consumidores tomar sus decisiones de compra. Y también tiene ventajas para los distribuidores y detallistas, ya que contribuye a que cuenten en sus lineales con productos con sellos que garantizan las mejores prácticas en bienestar animal del mundo”, recuerda el director de Interporc.
- ANTA. La Asociación Nacional de Transportistas de Animales Vivos podría contar este año con su propio sello para certificar el buen hacer de sus profesionales.
Cómo se garantizan las buenas prácticas
Antes de la llegada del sello Welfair, en España se aplicaban muy pocas certificaciones desarrolladas en otros países, como la de la británica Royal Society for the Prevention of Cruelty to Animals y su sello Freedom Food, o la del estándar alemán Global GAP y su reciente sello GGN Ganadería Certificada, que garantiza el cumplimiento de buenas prácticas al respecto, como el bienestar del trabajador, el bienestar animal, el uso responsable de antibióticos, la trazabilidad del producto y el respeto al medio ambiente. Incluso algunas marcas lucen sellos de calidad privados que certifican un plus en bienestar animal y respeto al medio ambiente.
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Welfair supone un paso más en estas certificaciones y es la única referencia mundial que aplica protocolos científicos contrastados con ensayos científicos para la evaluación del bienestar. “Se ha pasado de evaluar las condiciones de manejo, alojamiento o alimentación, por ejemplo, a basarse en el animal: cómo responde y cómo se encuentra”, explican desde Neiker. Para el desarrollo de este sello, el Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias (IRTA) ha trabajado dentro del proyecto europeo Welfare Quality en protocolos para ganado vacuno (leche y carne), porcino y avícola (pollos y gallinas). Neiker, por su parte, ha participado en AWIN (Animal Welfare Indicatiors), que implementa la misma metodología con pavos, ovejas, cabras y caballos. Y ha sido en España donde se ha aplicado por primera vez para ofrecer una certificación rigurosa.
Más de cinco años de trabajo
En 2014, IRTA inició con Aenor un proyecto piloto en vacuno lechero. La popular entidad de certificación se convertía así en la primera que desarrolló la evaluación del protocolo Welfare Quality en la que se miden con 12 criterios en alimentación, alojamiento, salud y comportamiento, los cinco principios de Brambell sobre bienestar animal (y que posteriormente serán la base del sello Welfair):
- Libre de hambre y sed.
- Libre de miedos y angustias.
- Libre de incomodidades físicas o térmicas.
- Libre de dolor, lesiones o enfermedades.
- Libre para expresar las pautas propias de comportamiento.
Hace casi un año, el uso del reglamento general se abría a otras certificadoras y, poco después, se presentaba el sello Bienestar Animal Certificado WelfairTM. Esta certificación independiente aporta al consumidor la confianza en que el alimento elegido procede de un animal que ha sido criado y sacrificado de manera respetuosa con su bienestar. Además, “impulsa la mejora continua de granjas y mataderos. Y actúa como un auténtico motor de cambio”, destaca Antoni Dalmau, investigador del IRTA. Una idea que comparte Cristina Ortiz, directora general de la empresa certificadora Certicar: “Exige al ganadero una mejora continua de sus instalaciones y cuidados al animal, con el fin de que su empresa no se quede obsoleta”.