Que sea un pan de buena calidad y que en el momento de congelarlo esté fresco. Estas son las dos consignas principales para conservar este producto en buenas condiciones y durante más tiempo. Así uno se asegura, en parte, de que mantenga su textura en el momento de usarlo otra vez. Eso sí, para que quede como nuevo, incluso con textura crocante, y evitar que se esté demasiado duro, es preciso tener en cuenta estos consejos que dan los expertos. ¡Tome nota!
El pan puede durar hasta tres meses en el congelador. Para ello «es fundamental adquirirel pan adecuado para que aguante bien el proceso de congelación», indica el maestro artesano Xevi Ramon, quien apunta cómo debe ser: «Artesano, con un punto de acidez, larga fermentacióny, por supuesto, sin aditivos». Una forma de reconocerlo es decantarse por un producto no industrial,de colores subidos (anaranjados o marrones) y con pequeñas burbujas en el exterior, que denotan una larga fermentación. Para congelarlo, este experto prosigue, «se debe cortar en rebanadas, meter en una bolsa de papel o de fécula de patata y enfriar en la parte más templada del congelador».
Descongelar el pan, igual de importante
Al descongelarlo, «mejor que sea a temperatura ambiente, evitando el microondas incluso en la función de descongelación», explica María Dolores Rodrigo, científica titular del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y vicedirectora técnica del Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos (IATA). «De lo contrario -advierte-, se quedará seco y duro en cuestión de minutos, ya que elmicro hace que parte de las moléculas de agua que contenía el pan se pierdan».
Por su parte, Juan José Rausell, presidente del Gremio de panaderos de Valencia, va incluso más allá: «Si se saca el pan del congelador unas horas antes de consumir y se posiciona bajo una madera, como la de cortar, hará que muchas veces vuelva incluso a crujir».
Con todo, si el pan no ha quedado bien, no hay por qué alarmarse (ni tirarlo). Como explica el chef Peio Gartzia en este artículo, el pan tiene muchos usos gastronómicos cuando deja de estar fresco. Las tostadas y los picatostes son algunas sugerencias para emplearlo, y hay muchas otras: pan rallado, migas, sopa de ajo, flan, canapés…