Un nuevo cebo, en cuyo desarrollo ha participado el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), permite administrar vacunas contra la tuberculosis bovina a jabalíes sin necesidad de capturarlos o manejarlos. Si se tiene en cuenta que estos animales constituyen el principal reservorio de la patología en España, el dispositivo constituye un avance en el control de la enfermedad. Esta patología afecta sobre todo al ganado, pero puede transmitirse al ser humano por contacto con animales o consumo de leche sin pasteurizar.
El cebo consiste en una galleta compuesta de pienso para cerdo, parafina, azúcar y cereales, con un atrayente a base de aroma sintético de trufa y canela. En su interior se introduce una cápsula con la vacuna. Los primeros ensayos de vacunación con este método han demostrado la capacidad de la vacuna para reducir la infección y las lesiones en jabalíes vacunados. El experimento también ha servido para identificar biomarcadores de vacunación y de inmunidad en relación con la tuberculosis.
La tuberculosis bovina está en vías de eliminación en Europa pero aún se mantiene en algunos animales silvestres que actúan como reservorios naturales, explica Christian Gortázar, autor del trabajo, junto a José de la Fuente, ambos del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos, dependiente del CSIC. Es el caso del jabalí, que constituye la principal fuente de contagio en la Península Ibérica debido a su abundancia, distribución y comportamiento. Más de la mitad de las poblaciones de jabalíes en España estaban infectadas en 2008, con más del 50% de sus individuos contagiados, según datos del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos. «El contraste con los datos de infección en ganado es notable: 1,59% de rebaños infectados y 0,48% de animales positivos en 2008», puntualiza el investigador del CSIC.
Aunque todavía se encuentra en fase de pruebas, el cebo desarrollado puede permitir atajar la infección por tuberculosis en animales silvestres en zonas como el Parque Nacional de Doñana, subrayan los responsables de la investigación. Un trabajo coordinado el pasado año por Gortázar y publicada en la revista «PLoS ONE» revelaba que el 52% de los jabalíes, el 27% de los ciervos y el 18% de los gamos estudiados en la zona estaban infectados por la enfermedad.
Este cebo podrá servir además para controlar otras enfermedades, según los investigadores. En otros países europeos, como Alemania, se emplean cebos similares para atajar patologías como la peste porcina clásica, pero este tipo de dispositivos no sirven en España u otros países de clima cálido, pues se funden con el calor, explica el científico. «Por eso, nuestro desarrollo podría servir también para controlar otros problemas en otras zonas», apunta. A este respecto, Gortázar recuerda que enfermedades como la tuberculosis bovina constituyen un problema de primer orden en países en vías de desarrollo.