¿Qué contiene la leche de fórmula para bebés?
Los recién nacidos no están preparados para tomar la leche de vaca. No son capaces de digerirla completamente y su composición nutricional (rica en proteínas, por ejemplo) no es la más adecuada a estas edades. De ahí que la leche formulada para bebés sea muy especial.
Esta leche infantil está elaborada a partir de una proteína de origen animal (proteína sérica de leche de vaca o proteínas de la leche de cabra) o de origen vegetal (soja). A estas moléculas se le añaden los macro y micronutrientes necesarios para que el lactante crezca y se desarrolle de modo correcto.
¿Cuántos tipos de leche de fórmula existen?
Como resultado, se obtiene leche de fórmula en polvo o leche líquida lista para consumir. Ambas se pueden encontrar de dos tipos, según la edad del niño:
- Preparados para lactantes o fórmulas de inicio (1): estas leches artificiales satisfacen las necesidades nutritivas de los recién nacidos hasta que empiezan la alimentación complementaria.
- Preparados de continuación o fórmulas de continuación (2): la leche de fórmula para bebés a los que ya se ha introducido en la alimentación complementaria.
Dentro de esta clasificación, también hay otras leches especiales, leches adaptadas a las necesidades nutritivas de los lactantes que sufran algún trastorno metabólico y que deben indicar los pediatras: leches sin lactosa, fórmulas hidrolizadas, fórmulas antirregurgitación…
También encontramos en el mercado leches de crecimiento o tipo 3, que algunos padres dan a sus hijos como transición de la fórmula adaptada a leche de vaca desde los 12 meses hasta los 3 años. Sin embargo, no existe regulación específica y tampoco se consideran necesarias, como explica la Sociedad Europea de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica (ESPGHAN).
¿Qué requisitos de seguridad, nutrición y etiquetado cumplen?
Debido a la especial vulnerabilidad y protección de los consumidores de estos productos, todas las leches artificiales para bebés se rigen por una estricta regulación europea. Gracias a que en su fabricación se siguen el Reglamento (UE) Nº 609/2013 del Parlamento Europeo y el Reglamento Delegado (UE) 2016/127 de la Comisión Europea, se garantiza que son alimentos seguros que protegen su salud y satisfacen las más altas exigencias de calidad y eficacia en cuanto a las necesidades nutricionales del bebé. Para ello, cumplen los siguientes requisitos:
✅ Requisitos de seguridad alimentaria
Estos productos tienen unas exigencias específicas más estrictas que las requeridas en otros alimentos para adultos. Esto es así en relación con los niveles máximos permitidos de contaminantes y plaguicidas, así como de ciertos microorganismos.
✅ Requisitos nutricionales
En base a criterios científicos, la normativa establece los niveles de hidratos de carbono, proteínas, grasas, minerales, vitaminas y otros nutrientes que deben cumplir estos preparados para asemejarse a la leche materna.
Entonces, ¿necesita mi bebé vitaminas y minerales si solo toma leche de fórmula? “Las especificaciones nutricionales de los preparados para lactantes se establecen en niveles adecuados para satisfacer las necesidades nutricionales de los bebés como única fuente de alimento. Actualmente, hasta que el lactante consuma un litro de fórmula al día, se recomienda suplemento con vitamina D, que será indicado por pediatría”, recuerda la AESAN.
✅ Requisitos de etiquetado, presentación y publicidad
Los reglamentos fijan que en los envases se debe:
- Indicar con claridad qué tipo de leche es: para lactante (1) o de continuación (2).
- Proporcionar información detallada sobre ingredientes, composición nutricional, advertencias, precauciones y forma de empleo.
- No incluir en la etiqueta fotografías, imágenes o menciones que alienten a su uso, como a veces sucede y denuncia la comunidad científica.
Dudas en la etiqueta de la leche de fórmula
A pesar de esta regulación en el etiquetado, a la hora de preparar el biberón para alimentar al bebé, no todo está muy claro en el envase. Estas son las cuatro preguntas más habituales que resuelve la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición:
➡️ ¿Qué significa la fecha de consumo preferente?
Como ocurre con otros productos, suele surgir la duda de qué quiere decir la fecha de consumo preferente que aparece en el bote o tetrabrik de la leche de fórmula. La AESAN aclara que “hasta la fecha indicada en el envase, las fórmulas contendrán la cantidad de cada nutriente declarada en la etiqueta del producto y se garantizará que la calidad es la misma que en el momento de fabricación”.
➡️ ¿Qué es el DHA?
De entre la información que destacan los envases de las leches de fórmula, hay unas siglas que interrogan a los padres: DHA. Corresponden a ácido docosahexaenoico, un ácido graso esencial poliinsaturado de cadena larga, cuyos niveles suelen ser más altos en bebés que toman leche materna.
Y como algunos estudios sugerían que incluirlo en las fórmulas infantiles puede tener efectos positivos en la visión y el desarrollo del cerebro, “se decidió que debía ser obligatorio proporcionar DHA a los lactantes alimentados con preparados para lactantes en cantidades similares a las proporcionadas por la leche materna”, explica el organismo.
➡️ ¿Por qué hay aceite de palma en la leche de fórmula?
Cerca de la mitad del contenido energético de la leche materna es grasa (los bebés necesitan energía). Y de todos sus ácidos grasos saturados, la AESAN señala que “el ácido palmítico es el más abundante, constituyendo entre el 20-25 % de los ácidos grasos de la leche, habitualmente en posición 2 o beta del triglicérido, donde la absorción del ácido palmítico se favorece”.
Por tanto, en el afán de imitar la composición de la leche materna, se añade aceite de palma a la composición de las fórmulas infantiles, ya que contiene una cantidad importante de ácido palmítico, si bien “el aceite de palma no tiene tan buena absorción como el triglicérido que contiene la leche materna”.
➡️ ¿Qué agua es mejor para preparar los biberones?
El agua fría del grifo sirve, como también el agua embotellada con bajo contenido en sales minerales (aptas para alimentación infantil), de acuerdo con las recomendaciones de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap).
Pero, ¿es necesario hervir el agua? Así se apunta en muchos de los envases de las leches infantiles. La AESAN especifica que, en función de la calidad del agua del grifo, puede ser recomendable hervirla un minuto durante los primeros meses de vida, pero también dice que “siempre se deben seguir las indicaciones que figuran en la etiqueta del envase”.
En cambio, reconoce que, independientemente del tipo de agua que se emplee, donde sí hay que llevarla a ebullición unos minutos y reconstituir la fórmula añadiendo el polvo al agua caliente (más de 70 °C) es en el caso de bebés vulnerables: recién nacidos (menores de 28 días), prematuros, nacidos con bajo peso e inmunodeprimidos.
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