Los fabricantes de cereales avalan que sus productos constituyen el desayuno más sano y completo para una población infantil con denostada tendencia a la obesidad. Sin embargo, un informe publicado por el órgano de la Asociación de Consumidores del Reino Unido revela que las cantidades de azúcar, sodio y grasas saturadas de los flakes más consumidos en aquel país ponen en entredicho semejante bondad.
El artículo publicado en la revista Which? de la Asociación de Consumidores del Reino Unido (CA, en sus siglas inglesas), firmado por Chris Jones, pone especial énfasis en que se trata de una situación muy extendida. El informe de que se acompaña el artículo investigó a un total de 100 cereales elaborados por las cinco marcas que compiten a este respecto en el mercado anglosajón: Quaker, Weetabix, Nestlé, Kellogg’s y Jordans y se constató que en el 85% de los casos había «cantidades excesivas de azúcar» (más de 10 g de azúcar por cada 100 g de producto); en un 9% se registró un exceso de grasas saturadas (por encima de 20/100 g) y en el 40% había demasiada sal (más de 0,5 g de sodio por cada 100 g de producto).
De los 100 cereales investigados por Which?, 28 van destinados a un público infantil, y es en esta franja donde las cifras se disparan: en un 32%, según el informe publicado, casi la mitad del producto es azúcar, y en un 64% la cantidad de sodio es excesiva. El informe también prestó atención a 11 barritas de cereales que han sustituido con el tiempo a los cereales para mezclar con leche en una taza, fáciles de llevar en la mochila y consumir en el colegio a modo de snack. «Ahorran tiempo y esfuerzos a la hora de preparar un desayuno, pero rebajan dicho desayuno casi a la consideración de una chuchería», puede leerse en el documento.
Jones lamenta en su artículo que la ocasión propicia de los cereales para introducir fibra dietética en las comidas de los niños se haya dado por perdida y subraya que las barras de cereales tampoco aportan la misma energía que un puñado de los mismos cereales mezclados con leche en una taza. La revista reivindica que los fabricantes hagan constar de forma bien visible la cantidad de azúcar, grasas saturadas o sal de que constan sus productos, «de forma que los consumidores puedan comparar y optar por lo más apropiado».
Paradojas en torno a la obesidad
El 20% de las necesidades energéticas del día deben quedar cubiertas por el desayuno, cifra que no siempre se alcanza entre la población españolaLa revista Which?, consciente de la preocupación social en el Reino Unido por las elevadas tasas de obesidad que se dan entre la población infantil, reconoce que las marcas de cereales han jugado desde siempre en sus campañas la carta de la salud pediátrica y la necesidad de alimentarse bien en el desayuno, pero los datos de este informe confirmarían que algunos cereales pueden formar más parte del problema que de la solución.
En lo que a azúcar se refiere, Which? da la mejor nota a los Crispies de arroz de Kellogg’s, con sólo un 10% de azúcar, y suspende a los Cheerios de Nestlé (con el doble de esa cantidad) o a los Frosties, también de Kellogg’s (con cuatro veces más azúcar). Curiosamente, los Frosties se conceptuaron en el informe de la revista como los cereales más bajos en grasas saturadas, y en el extremo opuesto figuraban los Lion de Nestlé que, por su parte, acreditaron la menor proporción de sodio; la mayor correspondió a los Golden Grahams de Nestlé.
Para Nick Stace, director de la CA, el hecho de que los fabricantes de cereales tachen de sanos unos productos excesivamente edulcorados, salados o grasos puede dar pie a una verdadera «crisis de salud pública». Stace critica que el gobierno británico considere la obesidad infantil como una prioridad en sus planes de salud y al mismo tiempo no actúe controlando mejor los alimentos que los niños y niñas consumen a diario en sus desayunos «Nuestra asociación he enviado una queja al respecto al Gobierno, que no pretendemos que tenga una respuesta exclusivamente retórica».
Sin embargo, hay ya algunas medidas en el horizonte: el British Retail Consortium planea que en el plazo de cinco años ningún alimento elaborado en el país exceda el límite de 0,7 g de sodio por cada 100 g de producto.
La industria responde
Martin Paterson, director general de la Food and Drink Federation del Reino Unido, defiende por su parte a los fabricantes de cereales y asegura que estos alimentos son la contribución más importante de la historia a la salud alimentaria infantil. «No hacemos más que ofertar una extensa gama de cereales para que los padres seleccionen la que más conviene a sus hijos», defiende en una nota hecha pública recientemente. Los productos que se ofrecen en el mercado, asegura, «garantizan una cuarta parte de la energía que el niño debe consumir a lo largo del día, y nadie puede discutir que los cereales son una excelente fuente de fibra, vitaminas y minerales». La revista Which?, contraataca recordando que la Food and Drink Federation se comprometió en 1998 a rebajar hasta en un 16% el contenido de sodio en los cereales.Lo cierto es que el debate de la obesidad infantil está calando con fuerza en el escenario británico y los dedos acusadores casi siempre apuntan a la industria de la alimentación. Ésta esquiva sistemáticamente las acusaciones argumentando que en ningún momento se infringe la ley y que los mercados democráticos operan a expensas de la ley de un equilibrio entre oferta demanda. «Ofrecemos lo que el público nos pide», concluye Paterson.
La Unión Europea tiene previsto reforzar la normativa sobre etiquetado de los productos alimentarios, de forma que la información para el consumidor sea más concisa y visible que en la actualidad. También tiene previsto lanzar campañas informativas sobre los peligros de un exceso de sal, grasas saturadas y azúcares en la dieta, a fin de que los consumidores puedan comprar con más rigor en sus demandas.
No está en discusión la importancia nutritiva del desayuno en la dieta infantil. En España se calcula que hasta un 50% de la población pediátrica basa su desayuno en el consumo de cereales. Además de sus propiedades energéticas, vitamínicas y minerales, investigadores de la Universidad de Barcelona han presentado un estudio pionero sobre la idoneidad del consumo de antioxidantes en la población infantil española. Su principal conclusión es que la mitad del aporte diario de flavonoides proviene del cacao, y recomiendan suplementar dicha aportación con otras fuentes de antioxidantes, especialmente frutas y verduras. La doctora Rosa María Lamuela, directora del estudio, no duda de que la base de dicho esquema deben ser los cereales, al mismo tiempo que advierte que «las prisas de la vida cotidiana están favoreciendo que empeoren los hábitos alimenticios de los más pequeños y que desayunen cada vez peor».
La investigadora del Departamento de Nutrición de la Facultad de Farmacia continúa: «Por desgracia, muchos niños marchan al colegio sin desayunar, lo que debe considerarse siempre como un mal hábito, habida cuenta de que un 20% de las necesidades energéticas de un niño o niña debe quedar cubierto durante el desayuno».
María Antonia Rico Hernández (Unidad de Nutrición del Hospital Universitario La Paz, de Madrid) sostiene que los cereales son habitualmente ricos en carbohidratos tanto de absorción rápida (tras la ingestión pasan a la sangre en poco tiempo) como de absorción lenta (fibra). No obstante, admite que el contenido de la fibra «varía según el proceso industrial de preparación» y que el contenido proteico «es muy variable, entre un 6% y un 16% del peso», dependiendo del tipo de cereal y del procesamiento industrial de que se trate. La composición en aminoácidos de las proteínas de los cereales depende a su vez de la especie y variedad: «en general son pobres en aminoácidos esenciales». En cuanto al contenido en grasas de los cereales naturales, subraya que es muy bajo: «algo más en el caso del maíz (4%), que hasta se utiliza para obtener aceite».
Los granos de los cereales contienen muy poco agua, de ahí su facilidad de conservación. Los cereales contienen minerales como el calcio, fósforo (aunque la presencia de ácido fólico interfiere parcialmente en su absorción), hierro y potasio. Contienen también todas las vitaminas del complejo B. Carecen de vitamina A (excepto en el caso del maíz amarillo, que contiene carotenos). La vitamina E está en el germen, «pero se pierde con la molienda del grano», y la vitamina B 1 sólo es abundante en el salvado (fibra).
Rico Hernández reconoce que los cereales son hoy la base del desayuno de muchos niños, jóvenes y adultos españoles. «Constituyen por si mismos un buen alimento, completo y recomendable, y suelen venir complementados industrialmente con vitamina y minerales, de tal forma que 30 g suministran aproximadamente el 25% de todos los requerimientos diarios de vitamina y minerales en sólo 114 Kcal». La experta añade que su valor dietético se incrementa si contienen «poca grasa, poco sodio y bastante fibra».