Enterobacter sakazakii es una bacteria de la familia de las enterobacterias, conocida como patógena desde hace relativamente poco tiempo. Se trata de un microorganismo con una clara acción contaminante que afecta sobre todo a los bebés prematuros y, en general, a los lactantes de menos de 6 meses de edad que reciben lactancia artificial. La incorrecta esterilización de los biberones, la recontaminación por una mala higiene o la contaminación de la leche son los factores de mayor riesgo. Por ello, unas adecuadas prácticas higiénicas al preparar el producto son fundamentales para evitar la multiplicación del patógeno.
La bacteria Enterobacter sakazakii suele crecer en los biberones, por lo que afecta sobre todo a recién nacidos, que suelen sufrir infección intestinal con complicaciones de tipo nervioso. A pesar de que el reservorio de la infección no se conoce muy bien, es probable que los alimentos no sean los únicos implicados en la aparición de casos, teniendo en cuenta que se trata de una enterobacteria.
Por este motivo deben considerarse otros factores, como las condiciones de higiene general, limpieza y mantenimiento refrigerado de los biberones y otros alimentos después de su preparación. Como en la mayoría de los microorganismos de su grupo, la prevención pasa por aplicar unas adecuadas medidas higiénicas. Todo ello, unido a los controles que realizan actualmente los productores, garantiza la seguridad de los alimentos de los lactantes.
Los bebés afectados por un brote asociado a este microorganismo quedan como portadores durante un período de tiempo comprendido entre 7-8 semanas, durante el cual las heces eliminan grandes cantidades del germen sin necesidad de que se manifiesten síntomas, lo que constituye una vía de contaminación cruzada importante. No obstante, aún cuando esta situación sea factible, la población en general y los bebés mayores de 6 meses están poco expuestos al patógeno, de ahí que el peligro esté localizado en periodos muy concretos.
Controlar el problema
E. Sakazakii es un microorganismo con una elevada capacidad de formar biofilms en superficies
Para el control de este microorganismo se recurre al análisis de los grupos microbianos a los que pertenece. El primero de ellos, el de las enterobacterias, es un parámetro sencillo, aunque muy generalista. Curiosamente, y a diferencia de otros patógenos pertenecientes al grupo coniforme, como Escherichia coli, Enterobacter Sakazakii, no es un fecal, por lo tanto no crece bien a temperaturas superiores a 40ºC. Sin embargo, a 10ºC manifiesta una elevada actividad celular, de forma que tras 5 horas a esta temperatura pueden evidenciarse elevados niveles de contaminación. A temperatura ambiente (entre 20 y 25ºC) es capaz de duplicarse cada 40 minutos, lo que da una idea de su capacidad de multiplicación.
Estos datos indican que el vehículo de transmisión es más de tipo ambiental que fecal. Así, se ha demostrado que se trata de un microorganismo con una elevada capacidad para formar biofilms en superficies. En estos casos, el aire es uno de los vehículos de diseminación más importantes. El problema aquí es la localización de los focos de contaminación. Una pauta de actuación es la búsqueda de las superficies húmedas o semi-húmedas, puesto que el microorganismo difícilmente crecerá en ausencia de agua.
Productos implicados
Las fórmulas de leche en polvo, las de nivel 1, son los alimentos más comúnmente implicados en la aparición de este microorganismo, alimentos que, a pesar de tener una carga microbiológica muy baja, no son estériles ya que se trata de productos que se obtienen a partir de procesos de calentamiento pero a temperaturas no muy elevadas. Para evitar éste y otros peligros, los envases en mono-dosis de leche líquida ya reconstituida, que se comercializan después de un proceso de esterilización, serían una excelente elección para aquellas poblaciones de niños susceptibles a la infección.En el caso de las leches en polvo, los niveles de detección actuales permiten que estos productos lleguen al mercado libre de este microorganismo, aunque no ocurre lo mismo en el entorno doméstico. Debemos destacar que en las superficies de las cocinas, uno de los microorganismos que más vamos a encontrar es Enterobacter cloacae y, entre ellos, un cierto número de sakazakis, especialmente en las superficies húmedas del cuarto de baño y de la cocina. De ahí la importancia de mantener unas medidas preventivas adecuadas, tanto en el ámbito doméstico como hospitalario.
La población de mayor riesgo frente a E. sakazakii es la de los recién nacidos, debido fundamentalmente a su sistema inmunitario inmaduro. La aparición de este nuevo agente hace pensar que si la lactancia no es materna, el nivel de protección de los niños puede ser muy inferior a lo esperable. La principal vía de prevención pasa por una adecuada preparación de los biberones.
Para ello, es conveniente el uso de agua, de acuerdo con las recomendaciones de los pediatras, y reconstituir con la cantidad apropiada de leche. Una vez preparado el biberón hay que dárselo inmediatamente al bebé ya que prepararlo con antelación y mantenerlo en el frigorífico es una de las prácticas que deben evitarse.
La limpieza del biberón tiene que ser inmediata, y debe consistir en esterilizar los biberones de los bebés sensibles ya que el microorganismo es capaz de producir biofilms en las paredes de vidrio o plástico, así como en las tetinas.
- Lai KK. Enterobacter sakazakii infections among neonates, infants, children, and adults. Medicine 2001;80:113-22.
- Food and Agriculture Organization. 1994 Codex Alimentarius: code of hygienic practice for foods for infants and children. CAC/RCP 21-1979. Food and Agriculture Organization of the United Nations, Rome, Italy.