Insectos como nuevo alimento en Europa
El grillo acaba de ser aprobado como nuevo alimento por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria, pero lleva tiempo entre nosotros. Y no está solo. Además del gusano de la harina, aprobado en 2021, de la langosta migratoria (Locusta migratoria) y de las larvas de escarabajo del estiércol (Alphitobius diaperionus), también con el visto bueno de la EFSA, en nuestro entorno ya podemos encontrar varios productos elaborados con insectos que se venden para consumo humano.
Esto es así porque la legislación permite la venta de algunas especies de insectos, mientras se analizan para su aprobación definitiva, como sucedió con el gusano, la langosta o las larvas de escarabajo y acaba de ocurrir con el grillo Acheta domesticus. Algunos insectos que aguardan una decisión en firme son, entre otros, los siguientes:
- Grylloides sigillatus (saltamontes).
- Schistocerca gregaria (langosta del desierto).
- Apis mellifera (abeja melífera).
Cómo se venden estos insectos
Los insectos autorizados no pueden comercializarse de cualquier manera. La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) detalla cómo son las presentaciones de los insectos autorizados en el mercado:
- Larvas del gusano de la harina (Tenebrio molitor): congeladas, desecadas y en polvo.
- Langosta migratoria (Locusta migratoria): congelada, desecada y en polvo.
- Larvas de escarabajo del estiércol (Alphitobius diaperionus): congeladas, en pasta, desecadas y en polvo.
- Grillo doméstico (Acheta domesticus): congelado, desecado, en polvo y polvo parcialmente desgrasado. Además, la Comisión ha autorizado por primera vez la comercialización de polvo parcialmente desgrasado, obtenido de Acheta domesticus, como nuevo alimento.
Riesgos de comer insectos
Ningún alimento está exento de riesgos. Por eso, en 2018, el Comité Científico de la AESAN evaluó los potenciales peligros microbiológicos y alergénicos asociados al consumo de insectos. En su informe, el comité menciona las resistencias antimicrobianas, las reacciones cruzadas con crustáceos de tipo alérgico y la transmisión alimentaria de patógenos víricos, bacterianos, hongos o parásitos.
🔴 Reacciones alérgicas
Las reacciones alérgicas son uno de los aspectos clave. Según la EFSA, el consumo de las proteínas de insectos evaluadas puede dar lugar a reacciones alérgicas, especialmente en personas con alergias conocidas a los crustáceos, ácaros del polvo y, en algunos casos, a moluscos.
Por eso, en los cuatro insectos autorizados, el etiquetado debe indicar de manera obligatoria la siguiente advertencia: «Este ingrediente puede causar reacciones alérgicas a los consumidores con alergias conocidas a los crustáceos, moluscos y productos de los mismos, y a los ácaros del polvo».
🔴 Transmisión de patógenos
La AESAN indica que los insectos actualmente autorizados son seguros y saludables. También explica que cuando un producto alimenticio los incluya, el nombre del insecto deberá figurar en la lista de ingredientes de ese alimento.
De hecho, ya en el informe de 2018 del Comité Científico se indicaban las recomendaciones para reducir los riesgos de seguridad alimentaria. Eran estas:
- A los productores. Deberán de aplicar medidas correctas de higiene durante todas las fases de producción y comercialización de insectos destinados a consumo humano.
- A quienes los procesen o vendan. Deberán instaurar un sistema basado en el análisis de peligros y control de puntos críticos (APPCC).
- A quienes los compren. En casa se deben considerar unas normas de higiene básicas para minimizar el riesgo de contaminación cruzada, de proliferación de microorganismos y de supervivencia de los mismos, como hacemos al manipular y conservar otros alimentos.