Recientemente se está produciendo un ligero incremento del número de casos de hepatitis A en España. Teniendo en cuenta que se trata de un tipo de hepatitis cuya vía de transmisión es preferentemente de tipo alimentario, la prevención resulta aquí fundamental. Mantener unas adecuadas medidas higiénicas, como lavarse las manos antes de preparar los alimentos o evitar beber agua que pudiera estar contaminada con el virus, son algunas de las principales medidas a adoptar.
La hepatitis es una enfermedad caracterizada por la inflamación del hígado. La hepatitis viral se refiere a enfermedades comunes causadas por virus que pueden ocasionar el aumento de tamaño del órgano y, en consecuencia, dolor al estimular la cápsula externa, que es donde se encuentran las terminales sensitivas. Los científicos conocen siete virus que pueden causar hepatitis: A, B, C, D, E, F y G. No obstante, los virus A, B y C ocasionan casi el 90% de los casos de hepatitis.
El virus de la hepatitis A o VHA es un picornavirus de 27 nanómetros de diámetro, es decir, son virus de tamaño pequeño que poseen ARN como material genético. En esta familia existen muchos representantes con elevado interés debido a la gravedad de algunas de las enfermedades que producen. Entre ellos, el virus de la fiebre aftosa y el de la polio. Tanto la hepatitis A como la E son enfermedades agudas. Se diseminan a través del contacto con materia fecal, ya sea contacto directo o través de alimentos, y no cronifican.
Aunque sean virus diferentes, todos provocan el mismo problema: una inflamación infecciosa del hígado. Sin embargo, lo que les distingue es la vía de transmisión. El virus de la hepatitis A (VHA) se contrae al ingerir comida o beber agua contaminada con heces humanas, procedentes de personas enfermas o portadoras. La transmisión es idéntica a la de otros microorganismos patógenos como Salmonella o Campylobacter.
La enfermedad
En España se producen al año casi 1.000 casos de hepatitis A
La hepatitis viral puede ser aguda o crónica. En el primer caso la persona se infecta y se recupera sin consecuencias; en el segundo caso, sin embargo, el hígado puede permanecer inflamado durante seis o más meses, incluso de por vida. La hepatitis viral crónica conlleva además un riesgo real de infección a otras personas durante un largo periodo de tiempo y un riesgo de que la enfermedad vuelva a activarse.
Los síntomas aparecen, por lo general, de los 15 a 45 días después de la exposición a la infección. En los adultos, los síntomas aparecen repentinamente en forma muchas veces de resfriado o gripe suave, en ocasiones con fiebre, que evoluciona hacia una pérdida de apetito, fatiga, náuseas, vómitos, dolor abdominal e ictericia. Los niños, por el contrario, no suelen presentar síntomas, lo que implica tener que extremar las medidas preventivas en colegios y guarderías.
Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades estadounidenses (CDC, en sus siglas inglesas) estiman que cada año se infectan de 125.000 a 200.000 niños, mientras que en España se producen algo menos de 1.000 casos al año. Generalmente, la hepatitis A aguda se cura en un plazo de dos a seis meses y no se transforma en una enfermedad crónica.
Modo de transmisión
La hepatitis A se propaga a través del contacto personal con una persona que tiene la infección. No obstante, como el virus suele quedar en el hígado y se disemina por la materia fecal, el contacto más directo es mediante la transmisión fecal-oral. La enfermedad se puede contraer, por tanto, mediante la ingesta de alimentos preparados por una persona infectada o tras beber agua contaminada con el virus. Esta posibilidad se da sobre todo en áreas geográficas donde la higiene o las condiciones higiénicas son deficientes.
Una vez infectados, los menores normalmente no presentan síntomas, por lo que disemina el virus a otros compañeros y a las aguas fecales, contaminando el medio. De esta forma, todas las personas quedan «vacunadas» de forma natural y es frecuente que todos sean positivos al virus a partir de los 6 años de edad. Cuando se infecta una persona que no tiene anticuerpos y que procede de un país desarrollado, desarrolla la enfermedad en su país de origen al regreso.
Estas personas, portadoras o infectadas, volverán a introducir el virus en sus países de origen y pueden desencadenar un modelo parecido entre sus hijos, si los tiene, o entre personas del entorno. De la misma forma, se producirán casos propios, no importados, en un país como el nuestro, puesto que la enfermedad no se ha erradicado.
Factores de riesgo
Los principales factores de riesgo conocidos para la transmisión de la hepatitis A son:
- El contacto directo en casa, especialmente si no hay unas medidas higiénicas adecuadas que impidan la contaminación de la comida a partir de las heces de portadores, normalmente durante su preparación o manipulación
- El contacto sexual, especialmente si hay contacto con la materia fecal de un portador o persona que se encuentre en las fases previas de la infección
- Trabajadores de colegios y guarderías
- Manipuladores de alimentos
- Personal sanitario: puede haber un riesgo de transmisión a partir de heces o sangre de personas ingresadas en hospitales o que acuden a sus controles periódicos
- Viajes: si se viaja a zonas del mundo en las que las medidas higiénicas no están adecuadamente controladas
En algunos países, como EEUU, se suelen clasificar las áreas geográficas en función del riesgo de padecer enfermedades transmisibles. En aquellas en las que el riesgo se dispara, se aplica la vacunación rutinaria en la población infantil como medida de prevención.
La vacunación es la mejor forma de evitar la enfermedad. Desde 1992 existe una vacuna segura y eficaz que puede prevenirla sin problemas y que ofrece una protección para 10 años como mínimo. Este tratamiento, sin embargo, no es eficaz en caso de que ya se haya sufrido la hepatitis A ya que se trata de una enfermedad que confiere inmunidad (sólo se pasa una vez en la vida). Con todo, si se vacuna a un niño que ya la ha pasado no es en absoluto perjudicial.
En España se ha publicado un estudio que determina que la proporción de seropositivos al virus VHA en la comunidad de Madrid es inferior al 25%, por lo que sería perfectamente posible iniciar pautas vacunales hacia la población infantil, puesto que más del 75% es sensible a padecer la infección. Además de esta medida, es importante resaltar otras relacionadas con la prevención o la higiene básica:
- Lavarse las manos después de ir al baño y antes de preparar los alimentos o comer.
- Usar guantes si tiene que tocar el excremento de otras personas o lavarse las manos inmediatamente después de hacerlo, especialmente si son niños.
- Cuando se visite otro país, hay que beber agua embotellada, no usar cubitos de hielo, ni lavar la fruta y la verdura con agua del grifo.
- Junquera S, Mateos M, Lasa E, Chacon J, Baquero F. 2004. Estudio seroepidemiológico de la hepatitis A en la comunidad de Madrid during the year 2002. Enferm Infecc Microbiol Clin. 22(8):448-51.
- Navas E, Salleras L, Gisbert R, Dominguez A, Bruguera M, Rodriguez G, Gali N, Prat A. 2005. Efficiency of the incorporation of the hepatitis A vaccine as a combined A+B vaccine to the hepatitis B vaccination programme of preadolescents in schools. Vaccine. 18,23(17-18):2185-9.