Unos ocho millones de botellas de agua mineral estadounidense han sido retiradas del mercado japonés tras las quejas de los consumidores sobre su olor a insecticida y medicina. Se trata de la última alarma alimentaria producida en Japón, donde la confianza de los usuarios se ha visto sacudida últimamente por varios escándalos.
La retirada fue decidida por la empresa japonesa Otsuka Beverage tras recibir durante octubre un total de 75 reclamaciones sobre el olor del agua embotellada. La firma no ha encontrado ninguna anomalía en el líquido, pero las botellas de plástico podrían haber absorbido olores a los que habrían estado expuestas durante su almacenamiento, señaló el portavoz de la compañía, Kazuhiko Horiuchi. No obstante, nadie ha enfermado por el agua, añadió el portavoz.
Por su parte, el fabricante del agua, CG Roxane, ofrece una dirección de contacto de San Francisco en su página web. También enumera las localizaciones de los manantiales de Estados Unidos en los que obtiene el agua y señala que, aunque puede conservarse durante varios años, es mejor almacenarla en un entorno libre de olores.
Kirin Beverage ya retiró el mes pasado en torno a medio millón de botellas del agua mineral francesa Volvic tras descubrir que algunas partidas olían a pintura. De todos modos, no se trata de un hecho aislado, ya que Japón se ha visto afectada por una serie de escándalos de seguridad alimentaria durante los últimos años, como una falsificación de etiquetas en unos dulces y galletas tradicionales o el hallazgo de trazas de contaminación en productos importados de China como albóndigas y judías congeladas.