¿Qué tienen en común los fresones y los peces? La respuesta está en el proyecto Hidrotilapia, desarrollado por el Departamento de Producción Vegetal de la ETSI de Agrónomos de la Universidad Politécnica de Madrid y dirigido por José M. Durán Altisent. Se trata de unir el cultivo de fresones y tilapia, una especie de pez de agua dulce, a través de la técnica denominada aquapónica, que busca integrar la acuicultura con el cultivo hidropónico (sin suelo).
Como explica en esta entrevista José M. Durán Altisent, director del proyecto Hidrotelapia, se trata de cultivar juntos fresones y una especie de pez de agua dulce llamada tilapia. Las ventajas son muchas, dado que Hidrotilapia aumenta considerablemente la eficacia de ambos cultivos. Y ése es un objetivo muy buscado: la tilapia (Oreochromis sp.), muy consumida sobre todo en Asia e Iberoamérica, es una especie de gran importancia económica y ecológica, con una producción estimada, según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), de un millón de toneladas. En cuanto al fresón, España es la segunda productora mundial después de EEUU.
Surge de la necesidad de aprovechar al máximo el espacio que dejan los fresones. Los fresones se cultivan a una altura de 20 centímetros, en invernaderos de tres o cuatro metros de altura, que hay que calentar. Se desaprovecha mucho espacio. Nosotros pensamos en incorporar otro cultivo, de peces, en el espacio libre.
Porque permite construir un sistema cerrado, de forma que los desechos de una especie pueden resultar útiles para la otra. Los peces son alimentados con pienso, que el pez transforma en amoniaco. Este compuesto habría que eliminarlo del agua, porque en exceso es tóxico. Pero en Hidrotilapia lo transformamos en nitratos con ayuda de bacterias que lo oxidan. Y los nitratos son fertilizantes para los fresones, que de otro modo habría que comprar.
Sí, es un circuito cerrado, recirculante. Las plantas van tomando las sales y los fertilizantes a medida que los necesitan.
«El cultivo hidropónico sustituye el suelo por sustratos de naturaleza muy variada, o por agua, como en el caso del proyecto Hidrotilapia»
Nada, pero si sólo cultiváramos peces, cada cierto tiempo habría que cambiar el agua. Nosotros lo evitamos al hacerla circular. Así se logra ahorrar agua, reducir la pérdida de nutrientes, aprovechar el espacio y la energía en los invernaderos de fresón.
El cultivo hidropónico es una técnica bien establecida. Hoy se cultivan en España unas 8.000 hectáreas de fresón, de las que 300 o 400 son de tipo hidropónico. Se trata de sustituir el suelo por sustratos de naturaleza muy variada, o por agua -sin sustrato alguno- como en el caso de nuestro proyecto. En Hidrotilapia incorporamos nutrientes al agua, la hacemos llegar a las raíces de la planta y con un sistema creado por nosotros que explota ya hace años una empresa, New Growing Systems, la hacemos circular en el circuito cerrado.
Y sustrato. Hoy se tiende a sustituir el suelo por sustratos como la fibra de coco, que son caros de obtener desde el punto de vista energético. Además, está el problema de desinfectar el suelo o el sustrato periódicamente con bromuro de metilo, que es uno de los gases prohibidos porque destruye la capa de ozono -ahora se permite para este uso por la falta de alternativas.
Sí, totalmente. Son nitrosomas y nitrobacter.
Es una especie de agua dulce que convierte muy rápido el pienso en proteína de uso alimentario, y que se adapta bien a condiciones negativas. La salinidad necesaria en los cultivos hidropónicos, por ejemplo. Es como el pollo del agua. Es una especie tradicionalmente poco consumida en España, pero que se va introduciendo por la demanda creciente de los inmigrantes, que la conocen de sus países de origen. Además, la genética ha evolucionado de tal forma que es posible seleccionar sólo a los machos, algo muy importante porque impide a la especie ‘escapar’ y colonizar un ambiente natural, desplazando especies autóctonas.
Una empresa de Valencia nos aporta los alevines.
Nuestro sistema es más eficiente, claro, porque no hay que sacar el amoniaco del agua periódicamente. Pero además, si te sitúas en Huelva, hay otra ventaja: los tanques de agua en los invernaderos actúan como un almacén de calor, con lo que se ahorra también en calefacción.
Los tanques y los cultivos están aquí, en la Universidad Politécnica de Madrid. Nuestro papel es sobre todo demostrar que funciona, el desarrollo posterior corresponde al mundo empresarial. Hay interés de varios ayuntamientos de Huelva para hacer un proyecto piloto, y también hay varias empresas interesadas. Y lo hemos presentado a una convocatoria Life para obtener financiación europea.
Para variar el sabor del fresón basta tener voluntad de hacerlo, tanto en hidrotilapia como en un cultivo normal. Hay variedades que sabemos que son más sabrosas, aunque sean menos productivas. También depende del uso de determinados fertilizantes. Y nosotros tenemos fertilizantes a un coste muy bajo.
La aquapónica busca integrar la acuicultura con el cultivo hidropónico -sin suelo- de una gran variedad de plantas. Es una técnica en auge, sobre todo en el Pacífico. En algunas zonas de Asia se cultiva el arroz y, como está inundado, se sueltan crías de tilapia de forma que el final de la fase de engorde de los peces coincida con la de cosecha del arroz.
La Universidad de las Islas Vírgenes, por ejemplo, dispone de un sistema aquapónico diseñado para producir unas 40 cajas de lechuga a la semana y varios cientos de kilos de pescado cada 6 semanas. Las lechugas están flotando sobre el agua en ‘barcas’ de poliestireno.
En el proyecto Hidrotilapia se parte de esta idea pero se acopla un sistema de bombeo que lleva el agua de los peces al cultivo, desde donde baja luego -de nuevo a los peces- por gravedad. Tras su paso por las raíces el agua queda empobrecida en nutrientes; para reponerlos en las cantidades correctas unos sensores detectan automáticamente los que faltan.