El Centro de Piscicultura de Arabia Saudita, establecido en Al-Shaqiq, en el sur del mar Rojo, produce anualmente 500 toneladas de pescado, cifra que, según las previsiones de la Compañía Nacional de Camarón, podría llegar a las 10.000 toneladas al año.
El desarrollo de la producción acuícola tiene como fin «reducir el déficit de pesca marítima y el consumo nacional, que asciende a 100.000 toneladas anuales», asegura Salem Al-Thobaiti, gerente del centro piscícola. «Este objetivo se alcanzará siguiendo los criterios de nuestra política nacional: todas las existencias de pescado deberían utilizarse de forma sostenible para que no se agote este recurso alimentario», continúa Al-Thobaiti.
Para ello, el centro ha contado con la ayuda técnica de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) desde 1982. Anteriormente, el centro dependía de expertos europeos y asiáticos para impartir capacitación sobre el terreno. Sin embargo, ahora el personal está formado por 37 investigadores y técnicos sauditas.
La importancia de desarrollar este tipo de producción tiene justificación en el aumento del consumo de pescado. Según un estudio reciente del gobierno, se prevé que la cifra de consumo de pescado aumente del 3% al 9% del consumo nacional de proteína animal. El objetivo no sólo es poder absorber la demanda del país sino «competir con otros piscicultores y exportadores del sudeste asiático», asegura Al-Thobaiti.
Además de investigar el camarón blanco Penaeus Indicus por su resistencia a enfermedades, el Centro también ha iniciado la cría de peces de agua dulce, como la especie local denominada boulti. Otras especies marinas de peces investigadas son las llamadas hammour, nagel y taradi, además del seajan, que crece rápidamente y se puede comercializar a los seis meses.
Para reducir los costes de la piscicultura, los investigadores han creado un pienso de bajo coste compuesto de hueso de pollo, soja, maíz, cebada, vitaminas y minerales, sometido, según informa la FAO, a constantes controles de calidad. El Centro ha creado además un sistema de seguimiento que ayuda a detener la propagación de enfermedades, producidas por bacterias y parásitos que reducen las tasas de supervivencia.