La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) está estudiando, junto con otras organizaciones internacionales, el hallazgo, por parte de la Dirección Nacional de Alimentación de Suecia, de acrilamida, sustancia química tóxica en alimentos fritos y productos de horno.
Según un equipo de científicos de la Universidad de Estocolmo, la acrilamida es «un probable carcinógeno para los seres humanos». Los expertos aseguran que la sustancia se forma cuando se calientan a temperatura elevada alimentos ricos de almidón. La Dirección Nacional de Alimentación ha anunciado además la elaboración de un método nuevo y rápido para el análisis de acrilamida en los alimentos, asegurando que si los peligros asociados con la acrilamida no son nuevos, los conocimientos pueden hacer posible reducir los riesgos aceptados hasta ahora.
Los nuevos datos sugieren que la acrilamida se forma espontáneamente en los alimentos mientras se fríen patatas o se cuecen el pan o las galletas. A pesar de esta afirmación, las autoridades suecas aún no han dado ninguna explicación sobre cómo y porqué se desarrolla este proceso. Según la FAO, la acrilamida provoca daños en el ADN y, con dosis elevadas, se han observado consecuencias sobre el sistema nervioso y reproductor.
La misma organización asegura que la exposición prolongada a esta sustancia ha inducido a la aparición de tumores en las ratas, pero no hay pruebas de que esto ocurra también en los humanos. El Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (CIIC) clasifica esta sustancia como «probablemente carcinogénica para los seres humanos». Manfred Luetzow, experto del Departamento de Alimentación y Nutrición de la FAO, asegura que «el peligro no es nuevo» ya que el contaminante ha estado presente probablemente en este tipo de alimentos desde que se empezó a hornear y a freír los alimentos.