Tal y como informa el Consejo Europeo de Información de los Alimentos (Eufic), una de las principales razones por las que la fibra alimentaria es importante es porque pasa por el organismo sin ser absorbida. La fibra alimentaria está formada por partes comestibles que el intestino delgado es incapaz de digerir o absorber y que llegan intactas al intestino grueso.
Frutas, verduras, legumbres y granos de cereal enteros son algunos de los alimentos con fibra alimentaria, que suele clasificarse según su solubilidad, en fibra soluble o insoluble. Ambos tipos de fibra se encuentran en distintas proporciones en los alimentos que contienen fibra. La avena, la cebada, las frutas, las verduras y las legumbres son buenas fuentes de fibra soluble. Los cereales integrales y el pan integral son fuentes ricas en fibra insoluble.
Las investigaciones realizadas hasta ahora han demostrado que la fibra alimentaria aporta beneficios para la salud humana, beneficios que se derivan de la acción combinada del proceso de fermentación y de los subproductos resultantes. Los resultados de varios estudios epidemiológicos revelan otra función de la fibra alimentaria de la enfermedad cardiaca coronaria (ECC), la de mejorar los perfiles de lípidos en la sangre.
Los ensayos clínicos confirman que la fibra de consistencia viscosa, como la pectina, el salvado de arroz o el de avena, reducen el colesterol sérico total y el nivel de colesterol LDL (de lipoproteína de baja densidad o colesterol malo). Según informa Eufic, para beneficiarse de todos los efectos de la fibra es importante variar las fuentes de fibra en la dieta. Las que están formadas con frutas, verduras, lentejas o alubias y cereales integrales aportan, además de fibra alimentaria, otros nutrientes y componentes alimentarios.