La lengua azul es una enfermedad infecciosa no contagiosa, de etiología viral que afecta a los ovinos, caprinos, bovinos y a algunos rumiantes silvestres. Es transmitida principalmente por picaduras de insectos artrópodos hematófagos del género Culicoides y no afecta a humanos.
Confirmado el primer caso en Euskadi de “lengua azul” (noviembre, 2007) >>
La enfermedad se caracteriza por producir procesos febriles con inflamación catarral en las mucosas respiratorias y digestivas, inflamación en las bandas coronarias y láminas sensibles de las pezuñas, así como también degeneración muscular. En la hembra gestante produce placentitis, abortos y malformaciones congénitas. En el macho, infertilidad temporal con debilidad y emanación que dan lugar a una convalecencia prolongada y considerables pérdidas en la productividad.
Los animales adultos que se recuperan de la infección generalmente desarrollan inmunidad únicamente a la cepa del virus responsable de la misma, y no son portadores del agente causal.
La transmisión de la enfermedad
El agente causal de la lengua azul pertenece a la familia Reoviridae, del género Orbivirus, al que también pertenecen el virus de la enfermedad epizoótica hemorrágica de los venados y el virus ibaraki. Los orbivirus tienen un genoma formado por diez segmentos de ARN de doble cadena para los que, hasta la fecha, se han identificado en el mundo 24 serotipos relacionados con la enfermedad.
Los productos elaborados con animales infectados por el virus de la lengua azul no tienen efectos negativos sobre la salud del consumidor
El virus de la lengua azul ha sido aislado en ovinos, bovinos, caprinos, venado de cola blanca y en otros rumiantes silvestres. En EE.UU. la transmisión se realiza por un único vector artrópodo (Culicoides variipennis) y en el Subtrópico y el Caribe por C. insignes y C. pussilus. Este último vector se extiende hasta la región de Brasil y Ecuador. El virus está presente en una franja de países que se extiende aproximadamente entre 40°N y 35°S. Se ha demostrado por serología la presencia del virus de la lengua azul en regiones en que está presente el vector Culicoides (por ejemplo, en África, EE.UU., América Central, América del Sur y algunos países de Asia y Oceanía). Sin embargo, sólo se ha observado en unos pocos países la enfermedad clínica con confirmación por aislamiento del virus, lo que indica que el problema puede ser mucho más extenso y que probablemente su aparición pueda estar relacionada con una disminución de la inmunidad de los animales.
Ha sido comprobada la transmisión vertical de vacas gestantes a sus descendientes y de los machos a las hembras por medio del semen. El virus de la lengua azul replica en células hematopoyéticas y de los vasos sanguíneos. La destrucción de estas células ocasiona las hemorragias e inflamaciones que generalmente se observan en el animal.
La lengua azul no es una zoonosis, por lo que no se transmite a humanos. Esto implica que los productos elaborados con animales que posean el virus no tendrán ninguna repercusión para los consumidores, por lo que se trata de un problema de sanidad animal.
Los signos clínicos
La duración del período de incubación en ovejas es de siete a diez días, mientras que en bovinos puede superar los 40 días. En estos últimos, los síntomas clínicos no son frecuentes y además, no todas las cepas de lengua azul que infectan a los ovinos pueden causar los signos clínicos de la enfermedad. Cuando aparecen estos signos, el rebaño puede mostrar evidencia clínica de hasta el 30%, la morbilidad puede alcanzar el 80% y la mortalidad ascender hasta el 50%. Sin embargo, lo más frecuente es que la mortalidad media de las ovejas se sitúe en el 10%.
El primer signo clínico en ovinos es un aumento de la temperatura hasta 41 ºC ó 42 °C. La fiebre se inicia de siete a ocho días después de la infección y pueden prolongarse de cuatro a doce días. Posteriormente, a las 24 horas del incremento de la temperatura se desarrolla una salivación excesiva y espuma en la boca.
Al inicio se observa un exudado nasal seroso, que luego se seca y adhiere a los orificios nasales en forma de costra. En la mucosa bucal se observan úlceras y erosiones. En la superficie de la lengua, así como en el rodete dental, las úlceras se cubren de tejido necrótico color grisáceo. En esta fase la lengua se vuelve de color azul, de ahí la denominación de la enfermedad. La cabeza y el cuello pueden presentar edema y es frecuente la existencia de vómitos. En estas condiciones el animal puede morir de neumonía por aspiración. Las bandas coronarias de las pezuñas acumulan más sangre, duelen y hasta puede ocurrir el desprendimiento del casco. Esto ocasiona una fuerte cojera; los animales rechazan caminar y se mantienen parados con el lomo arqueado. En animales severamente afectados la evolución se caracteriza por debilidad, depresión, pérdida de peso y muerte. Las hembras infectadas pueden abortar o parir animales deformes. Los animales que se recuperan de la enfermedad presentan rotura de la lana.
En los bovinos, los síntomas clínicos no son frecuentes. En su fase primaria es una infección inaparente en la mayoría de los casos. En brotes de lengua azul el rebaño afectado puede mostrar signos clínicos menores al 5%. La mortalidad también es baja (menor del 5%).
Los síntomas clínicos son similares a los de los ovinos y se presentan en animales susceptibles. Hay hiperemia (acumulación de sangre) leve en la cavidad bucal y en las bandas coronarias. Se presentan vesículas y ulceraciones en la mucosa bucal, rodete dentario, dientes incisivos y en la punta de la lengua y pezones. El pelo se ve hirsuto y apelmazado. Las patas presentan lesiones que llevan a la cojera.
Los toros enfermos se vuelven estériles temporalmente y al recuperarse normalizan la producción de esperma. Las hembras gestantes enfermas pueden sufrir reabsorciones, muerte fetal, abortos o malformaciones del feto. Las infecciones fetales suceden entre la mitad del primer tercio de la preñez y comienzos del segundo.
Diagnóstico
El diagnóstico clínico de la enfermedad en ovejas no representa un problema, pero en bovinos resulta más difícil. La enfermedad de la lengua azul puede ser confundida con enfermedad vesicular, diarrea viral bovina, rinotraqueítis infecciosa bovina, fiebre catarral maligna o fiebre aftosa, entre otras.
El signo de patología macroscópica post mortem más importante es la presencia de hemorragias en la base de la arteria pulmonar. El virus de la lengua azul es difícil de aislar en el laboratorio. Las muestras que se prefieren para aislamiento viral son: sangre heparinizada estéril de animales enfermos en fase aguda; bazo, médula ósea, encéfalo y pulmón de animales muertos. Las muestras deben estar refrigeradas, pero no congeladas.
Los aislamientos se realizan preferentemente en huevos embrionados de 11 días de edad y luego se adaptan a cultivos celulares. El virus se identifica por técnica de anticuerpos fluorescentes.
Los mecanismos de prevención para la lengua azul se definen clásicamente en dos niveles, la vacunación cuando sea posible, y la eliminación de los parásitos que actúan como transmisores de la enfermedad. La prevención por vacunación se considera necesaria donde los virus de la lengua azul son enzoóticos (propios de un área restringida); sin embargo, es necesario tener presente el tipo de vacuna que se está aplicando en el área.
Debido a que es una enfermedad no contagiosa, el control de los ectoparásitos se hace fundamental, especialmente de los hematófagos responsables de la infección. Para ello, se consiguen buenos resultados tratando el medio con insecticidas y larvicidas, pero también con repelentes de insectos. Del mismo modo, y dada la asociación con la pérdida de defensas del animal, se recomienda estimular su sistema inmunitario.
En paralelo, en los animales de alto valor genético, como sementales, es recomendable efectuar pruebas que descarten la presencia del virus tanto en suero como en semen, puesto que la enfermedad puede transmitirse por vía sexual. La recomendación es especialmente importante en animales importados.
- Barrat-Boyes, S. y J. MacLachan. 1995. Pathogenesis of bletongue virus infection of cattle. JAVMA. Vol. 206. N° 9: 1322-1327.