Investigaciones publicadas recientemente han ampliado el catálogo de virtudes del ácido fólico. Además de recomendarse explícitamente su consumo a mujeres embarazadas para la prevención de enfermedades y alteraciones en el feto, el ácido fólico parece vinculado con la prevención de distintas formas de cáncer y a la patología cardiovascular.
Los folatos, sustancias derivadas del ácido fólico, se asocian habitualmente al esquema dietético de mujeres embarazadas. Ello es debido a los efectos protectores demostrados científicamente en la prevención de enfermedades y malformaciones de carácter hematológico, neurológico y anatómico. Hallazgos recientes, sin embargo, han ampliado las virtudes del ácido fólico a la a la prevención de distintas formas de cáncer a la patología cardiovascular.
Buena parte del «éxito» del ácido fólico depende de la ingesta diaria. La determinación de los niveles de esta sustancia mediante análisis de sangre. Actualmente se recomienda tomar 200 microgramos (0,2 miligramos) de ácido fólico diarios en personas adultas y en embarazadas se recomienda el doble: 400 microgramos (0,4 miligramos). En lactantes se administran de 40 a 80 microgramos en función de los meses de edad, y se recomiendan 100 microgramos en niños de más de un año.
Durante periodos especiales como la lactancia o la deshabituación alcohólica se administran cantidades superiores a las indicadas, pero siempre bajo prescripción facultativa.
Garantía para embarazadas
Los estudios demuestran que las mujeres que consumen la cantidad recomendada de esta vitamina desde antes de la concepción y durante el primer mes del embarazo pueden reducir el riesgo de tener un bebé con defectos de nacimiento en el cerebro y la columna vertebral: espina bífida (una de las causas principales de incapacidad infantil) y la anencefalia (subdesarollo grave del cráneo y del cerebro en el recién nacido). Los estudios también sugieren que el ácido fólico puede ayudar a prevenir algunos otros defectos de nacimiento, como el labio leporino y la fisura palatina.
Diversos estudios demuestran que el consumo de ácido fólico en embarazadas reduce el riesgo alteraciones en el bebé
Se ha constatado, asimismo, que el ácido fólico juega un papel fundamental en el proceso de la multiplicación celular, y un estudio constató que las mujeres con niveles de ácido fólico muy bajo tenían mayor probabilidad de dar a luz a un bebé prematuro y de bajo peso al nacer.
Algunos autores recomiendan a las embarazadas que se adhieran a pautas de consumo de ácido fólico sintético de 600 microgramos/día. Avalan esta medida los datos de investigaciones que han demostrado que la ingestión de una dosis mayor de ácido fólico por día durante el mes previo y los primeros meses de gestación puede reducir el riesgo de que un feto sufra defectos del tubo neuronal en un70%. Con todo, dichas investigaciones subrayan que el consumo diario de ácido fólico por parte de la mujer no debe superar los 1.000 microgramos/día.
Otro estudio llevado a cabo en la Universidad de Boston por un equipo encabezado por la epidemióloga española Sonia Hernández-Díaz, advierte del peligro que suponen determinados fármacos durante el embarazo por su interacción con el ácido fólico: trimetoprim, triamtereno, carbamazepina, fenitoína, fenobarbital y primidona. «Estos agentes pueden aumentar el riesgo de aparición no sólo de defectos del tubo neural sino también de malformaciones cardiovasculares, hendiduras orales y defectos de las vías urinarias», sostiene Hernández-Díaz, aclarando que el ácido fólico contenido en los preparados multivitamínicos puede reducir los riesgos de aparición de los defectos inducidos por los fármacos antagonistas.
La hipótesis de trabajo de Hernández-Díaz en el estudio llevado a cabo era que si el ácido fólico reduce el riesgo de malformaciones, los fármacos que interfieren con él podrían aumentarlo. La idea llevó a la investigadora española a preguntar a más de 15.000 mujeres, pocos meses después del parto, acerca del uso de antagonistas del ácido fólico durante el embarazo. En la muestra se registraron 3.870 niños con malformaciones cardiovasculares, 1.962 con hendiduras orales y 1.100 con defectos en vías urinarias.
Según Hernández-Díaz, estos resultados se suman a las pruebas científicas que están llevando a cabo las autoridades de salud pública para recomendar suplementos de ácido fólico a las mujeres que pueden quedarse embarazadas. Aunque hoy en día se sabe que el ácido fólico puede evitar muchos casos de espina bífida, aún no estaba claro su papel para prevenir otras malformaciones congénitas.
Algunos estudios habían sugerido que los preparados de multivitaminas que contienen ácido fólico podrían reducir el riesgo de algunas malformaciones. Sin embargo, hasta hoy no se había podido determinar qué componente era responsable del efecto protector de las multivitaminas: el ácido fólico o las otras vitaminas, aclara a este respecto Miquel Porta, coordinador de la Unidad de Epidemiología Clínica y Molecular del Cáncer del Instituto Municipal de Investigación Médica de Barcelona.
Beneficio cardiovascular
Un estudio llevado a cabo conjuntamente por la Universidad de Barcelona y el Hospital Universitario de Canarias ha revelado que en nuestro país se consume una media de casi 204 microgramos de ácido fólico cada día. Comparando aquellos participantes con una mayor ingestión de ácido fólico con los de menor consumo, el estudio constató también que los primeros tenían niveles de presión sistólica y niveles de colesterol ligeramente más bajos que los segundos.Tras ajustar el historial de diabetes, presión sistólica, niveles de colesterol, índice de masa corporal, actividad física, niveles de educación, consumo de alcohol y tabaco en la población estudiada, se vio que el consumo de ácido fólico era significativa e inversamente proporcional al riesgo de infarto y enfermedad cardiovascular, una relación consistente en ambos géneros e independiente de los niveles de ejercicio físico y consumo de tabaco.
La principal limitación del estudio es que el cuestionario sólo preguntó los alimentos ingeridos en un periodo de 24 horas y en días concretos, sin tener en cuenta las variaciones del día a día.
La American Heart Association (AHA) recomienda una ingestión diaria de 400 microgramos de ácido fólico en adultos y a fin de prevenir la incidencia de isquemia coronaria, la tercera causa de muerte e invalidez en la población norteamericana. Para las embarazadas, la recomendación es de 600 microgramos. Scott Kasner (Universidad de Pennsylvania) apoya la hipótesis de que existe una relación entre una dieta rica en ácido fólico y una disminución del riesgo de infarto; «pero aún se necesitan más investigaciones para determinar la cantidad óptima de esta vitamina y para identificar qué pacientes necesitan un suplemento a su dieta».
Cáncer
Según el Instituto del Cáncer Dana-Farber de Nueva York, los efectos beneficiosos de una dieta rica en folatos se han comprobado sobre todo en mujeres, «pero no hay razón para pensar que no funcionen en hombres».Charles Funchs ha estudiado en dicho centro los hábitos alimenticios de cerca de 89.000 mujeres, así como las enfermedades que padecieron y los antecedentes médicos de sus familiares. Tales datos han sido extraídos de un macroestudio llevado a cabo con enfermeras seguidas por espacio de 25 años.
Al correlacionar el perfil de enfermedades con la dieta seguida, los científicos concluyeron que el ácido fólico, la metionina y la reducción en el consumo de alcohol pueden marcar una diferencia estadísticamente significativa en el caso del cáncer de colon. La clave está en la participación de estas tres sustancias en un proceso bioquímico llamado metilación y que caracteriza los procesos de deterioro y regeneración celular.
Recientemente, un trabajo llevado a cabo en el Reino Unido por el Institute of Cancer Research ha revelado también la persistencia de leucemia en fetos con niveles bajos de ácido fólico. Mel Greaves especula con que un déficit de ácido fólico en el embarazo pueda ocasionar defectos en la síntesis de ADN con repercusión en la vida adulta, apuntando de forma particular a los cánceres de colon y de mama.
El ácido fólico es un compuesto químico antaño dominado vitamina B9 y asociado convencionalmente al tratamiento de algunos tipos de anemias (megaloblástica, perniciosa, etc.). El nombre «fólico» proviene de folium, hoja en latín, debido a que el ácido se descubrió por primera vez como componente de las hojas de espinaca. De hecho, el ácido fólico se encuentra de forma natural en buena parte de las verduras y hortalizas. Cabe destacar, por su alto contenido, a las acelgas, espinacas, grelos, remolacha, coles, guisantes, garbanzos y frutas frescas como la naranja, melón y plátano; también está presente en algunos cereales, leche y derivados. Carnes y pescados son pobres en folatos, tal vez a excepción del hígado.
Desde un punto de vista fisiológico, se sabe que el ácido fólico interviene en reacciones químicas vitales como la síntesis de nucleoproteínas (precursoras del ADN) y en la formación de la sangre. El trastorno más característico de una carencia de ácido fólico es precisamente la anemia macrocítica o megaloblástica, que produce alteraciones psiquiátricas, pérdida de memoria o demencia, entre otras alteraciones. Determinados fármacos, al igual que el alcohol, antagonizan la acción del ácido fólico, y en estos casos pueden aparecer alteraciones digestivas, cutáneas y hematológicas.
Los folatos son sensibles a la luz y al calor por lo que pueden alterarse con la cocción o un almacenamiento inadecuado de los alimentos
Además de anemias, la carencia de ácido fólico durante el embarazo puede causar malformaciones neurológicas del feto, como la espina bífida o el meningocele; de ahí el énfasis que han puesto las autoridades sanitarias mundiales al control de los niveles de ácido fólico, particularmente en las embarazadas.
Son signos de una deficiencia en ácido fólico la inflamación de las encías, mala absorción intestinal, disminución de la fertilidad, abortos y algunas alteraciones psíquicas (depresión, psicosis).
Es muy beneficioso en la menopausia, ya que los folatos intervienen aumentando los niveles de estrógenos. Otras funciones atribuidas recientemente al ácido fólico son la regulación de determinados factores de riesgo cardiovascular, en especial la arteriosclerosis, y la prevención de determinados tipos de cáncer (tumores epiteliales, estómago y colon), aunque los expertos reconocen que en este campo son necesarios más estudios.