La Dirección General de Agricultura de Madrid mantiene inmovilizados unos 200 terneros después de detectar clembuterol en dos reses de El Boalo y Arganda del Rey. Los responsables de la Dirección General de Agricultura, dependiente de la Consejería de Economía, investiga ahora si se trata de un caso de engorde ilegal de animales, considerado delito contra la salud pública.
«Los dos positivos han sido descubiertos en terneros de un año de vida durante un control rutinario hecho de forma aleatoria entre todas las explotaciones de la región», explica el director general en funciones, Raúl Delgado. Los controles han permitido detectar clembuterol en el pelo de los terneros, que es donde las sustancias permanecen durante más tiempo. El uso de clembuterol, anabolizante que aumenta la masa muscular de los animales a la vez que reduce el porcentaje de grasa en el cuerpo, permite un engorde de los animales más rápido. Sin embargo, su uso está prohibido ya que está considerado peligroso para la salud humana por sus efectos sobre el metabolismo.
Para evitar casos como estos, la normativa nacional fija unos controles sobre el ganado vivo en las explotaciones y sobre los animales que se encuentran en los mataderos. En Madrid, hacía más de dos años que estos controles no detectaban un positivo por clembuterol. Ahora, las medidas de prevención comprenden la inmovilización de todas las reses a la espera de que pueda conocerse el origen de la sustancia. Por el momento, los análisis realizados en el agua y el pienso, que son las vías por las que suele administrase la sustancia, han dado negativo.
En caso de detectar la sustancia en otras reses, los responsables de Agricultura obligarán a sacrificar a los animales afectados y quemarlos para evitar que la carne llegue al consumo humano. La Ley de Sanidad Animal, vigente desde hace cuatro meses, considera el uso de clembuterol como «un delito contra la salud pública», que puede ser penado desde los 60.000 a los 1.200.000 euros. La medida pretende evitar casos como los ocurridos en 1994, cuando un grupo de casi cien personas de Madrid y Toledo sufrieron temblores, taquicardias, cefáleas y náuseas tras haber ingerido carne e hígado de ternera procedente de animales engordados con clembuterol, según informa El País.