Mecanismos y exigencias en las alergias alimentarias

Un equipo de investigación del IFR, dirigido por Claudio Nicoletti, halla una posible explicación a alergias alimentarias de origen desconocido
Por Jordi Montaner 21 de julio de 2004

A la vez que científicos británicos detectan una disfunción del sistema inmunológico complicada en la aparición de las alergias, las autoridades europeas elevan el nivel de exigencia con respecto a la inclusión de posibles alergenos en el etiquetaje de los alimentos y las asociaciones de pacientes se reivindican.

En noviembre de 2004 está previsto que entre en vigor la directiva 2001/13/EC de la Unión Europea sobre etiquetado de los alimentos, que prevé informar detalladamente a los consumidores sobre los alérgenos contenidos en cereales con gluten, pescados, crustáceos, huevos, cacahuetes, soja, leche y derivados ricos en lactosa, frutos secos, apio, mostaza, semillas de sésamo o sulfitos de uso alimenticio.

Según la Federación Europea de Asociaciones de Pacientes con Enfermedades Alérgicas y de las Vías Respiratorias (EFAADP), un 4% de los adultos europeos y un 8% de los menores padece algún tipo de alergia relacionada con los alimentos. Mientras tanto, la ciencia especula en torno a la relación de los alimentos con determinadas alergias de origen desconocido (idiopáticas) y, en el Reino Unido, un equipo de científicos dirigido por el Institute of Food Research (IFR) ha descubierto dos tipos de células capaces de interrumpir la comunicación intercelular por la que se desencadena un proceso conocido como apoptosis (muerte celular programada).

Mecanismo alérgico

Las alergias a alimentos se distinguen por una primera sensibilización para el nutriente ingerido y posterior una reacción alérgica cada vez que se consume
El director del equipo, Claudio Nicoletti (Universidad de Siena, Italia), distingue dos etapas en el desarrollo de la alergia alimenticia: «La primera es una sensibilización por la que el sistema inmunológico produce un anticuerpo para el nutriente ingerido, y la segunda es una reacción alérgica cada vez que el nutriente en cuestión es incorporado al organismo». Lo que el equipo del IFR ha identificado es una disfunción en la primera etapa, «que pudiera constituir una diana para futuros tratamientos». En cualquier caso, las alergias alimenticias no disponen hoy día de un tratamiento curativo y la principal medida sanitaria es evitar el alérgeno (productor de la alergia).

Nicoletti recuerda que en todas las reacciones alérgicas el organismo produce anticuerpos IgE que son responsables de síntomas cutáneos, ahogos, estornudos, inflamaciones alrededor de los labios, vómitos o diarreas. Sólo en casos extremos se producen reacciones anafilácticas graves que pueden causar la muerte al paciente.

Las células que regulan la respuesta inmune son dos: las dendríticas y los linfocitos T; las primeras son en realidad leucocitos con una superficie cubierta de dendritas, cuya misión es la de engancharse a cualquier patógeno que se incorpore al organismo, particularmente en la piel y las membranas mucosas.

La función de las células dendríticas consiste en capturar una sección del patógeno invasor y presentarlo a los linfocitos T para que lo reconozcan o desencadenen la reacción adecuada a la naturaleza previamente reconocida de dicho patógeno.

Unos linfocitos T en concreto, los llamados helper 2 (Th2), se pensaba que desempeñaban un papel importante en la sensibilización del organismo a sustancias inocuas de la alimentación, pero las investigaciones del equipo del IFR ponen en duda esta presunción. Nicoletti reconoció en un artículo publicado recientemente en The Journal of Allergy and Clinical Immunology (Vol. 113, nº 5 Mayo 2004, 965-972) que «nadie había examinado hasta ahora con detalle la comunicación mediada entre las células dendríticas y los linfocitos T en los casos de alergias alimentarias». El especialista recordó que las células dendríticas suelen morir una vez transmitido el mensaje correspondiente a los linfocitos T, «pero en las alergias estudiadas las células dendríticas escapan a la muerte celular programada». El investigador aventura que la explicación a este fenómeno sería que «siguen comunicándose con los linfocitos para generar anticuerpos».

La investigación dirigida por Nicoletti propone que las alergias a los alimentos se generan en el momento en el que las células dendríticas, en vez de morir, siguen comunicándose con los linfocitos T. Con todo, la European Food Safety Authority (EFSA) ha concluido que dichas revelaciones científicas «resultan insuficientes para variar la política europea en cuestión de alérgenos».

Una alarma justificada

El alergólogo infantil del Hospital La Fe de Valencia, Antonio Nieto, aseguraba en una entrevista reciente a Europa Press que en 2015 la mitad de los europeos padecerá algún tipo de alergia, añadiendo que éste es uno de los mayores problemas a los que se enfrentan los médicos y las autoridades sanitarias de los países desarrollados. «Las alergias aumentan de forma alarmante y no se sabe qué hacer para detener su progresión», aseguraba el experto.

Las enfermedades alérgicas duplican su incidencia cada 12 años en los países desarrollados y suponen un elevado coste económico para las autoridades sanitarias. Nieto sostiene que las alergias más frecuentes en los niños españoles se producen frente a alimentos como la leche, los huevos, el pescado y los frutos secos.

Según el especialista de La Fe, en España hay ahora mismo altos índices de alergia al pescado porque se da un elevado consumo. Lo mismo ocurre en Estados Unidos con el cacahuete, que se consume en grandes cantidades en forma de mantequilla.

Entre las soluciones planteadas por Nieto para hacer frente a las alergias, destacan iniciativas como «provocar algún tipo de estimulación bacteriana inocua, como con el uso de probióticos».

REIVINDICACIONES CELIACAS

Img desayuno3Los enfermos celiacos celebran que las nuevas normas europeas de etiquetado identifiquen mejor la presencia de gluten en los alimentos y destaquen también los productos sin gluten. No obstante, los afectados temen que los fabricantes les priven de algunos alimentos sin gluten para no correr riesgos y protegerse frente a una normativa más estricta.

La Asociación de Celíacos de Cataluña, junto a la Sociedad Catalana de Diabetes, pusieron en marcha hace dos años la Federación Catalana para el Etiquetaje Correcto, que está inscrita en el registro de asociaciones de la Generalitat de Cataluña. Está presidida por Matilde Torralba, presidenta a su vez de Celíacos de Cataluña.

Torralba no oculta su temor de que los fabricantes «para curarse en salud» ante la nueva normativa de etiquetado «lleguen a etiquetar como productos con gluten alimentos que no lo llevan, algo que restringiría la variedad de productos ofrecidos a los celíacos».

Los celiacos reivindican también una paridad más racional del precio de los alimentos sin gluten (pan, harinas, pastas, etc.) con respecto a los que llevan este componente, debido a que los sin gluten pueden resultar siete veces más caros que los normales. Asimismo, también reivindican la estandarización de un método validado de medición de la cantidad de gluten, ya que existe una gran variabilidad en los resultados de los análisis que se publican y, lamentablemente, «no sabemos qué cantidad de gluten puede consumir cada celiaco». La propuesta que defienden es la de «un nivel común de gluten cero».

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