Los alimentos que incluyen algún tipo de procesamiento previo a su puesta en venta se comercializan de manera obligatoria con una fecha de caducidad o de consumo preferente. La primera indica el momento a partir del cual un producto no debe comerse o ingerirse, porque puede constituir un peligro para la salud; se usa en los alimentos muy perecederos, como los productos pasteurizados, carnes o envasados al vacío. La fecha de consumo preferente se refiere al momento a partir del cual sus cualidades organolépticas originales pueden verse afectadas. Su ingesta, no obstante, sigue siendo segura. Incluye alimentos como legumbres, aceites, conservas, cajas de leche… Pero y si aún dentro de esas fechas aparece moho, ¿qué hacemos? En las siguientes líneas te lo contamos.
A veces, la comida que está dentro de las fechas aptas para el consumo se ve afectada por el moho y adquiere un tono verde azulado en algunas zonas (no en todo el alimento). El ejemplo más típico es el del pan de molde. ¿Qué se debe hacer en estos casos? ¿Basta con retirar la parte enmohecida para comer el resto? Toma nota de los siguientes consejos, ofrecidos por la Universidad de Minnesota (EE.UU.).
Cómo tratar la comida afectada por moho
- 1. Si descubres un alimento con moho, evita olerlo de cerca.
- 2. Introdúcelo en una pequeña bolsa de papel o envuélvelo en plástico, y tíralo a un contenedor de basura cubierto.
- 3. Comprueba los productos que estaban cerca, para asegurarte de que el moho no se ha extendido.
- 4. Por lo general, es más seguro desechar la comida con moho, excepto en los quesos y embutidos curados, o verduras firmes como zanahorias o pimientos.
- 5. Estos productos (los del punto anterior) pueden conservarse si no están muy afectados por el moho. Para ello, corta con un cuchillo la parte afectada, dejando un margen de al menos dos centímetros en todas las direcciones.
- 6. Asegúrate de que el cuchillo no toca las partes contaminadas y envuelve el alimento en un plástico limpio.
- 7. Limpia la parte del frigorífico o de la despensa donde estuviera almacenado ese alimento.
- 8. Para evitar la aparición de moho, limpia el interior de la nevera cada pocos meses, usando un limpiador específico para ello o lejía disuelta en agua. Después, aclara el producto con agua limpia y seca las superficies.
- 9. Si hay moho en las gomas del frigorífico, trátalo con una mezcla de un litro de agua y tres cucharadas de lejía.
Conservación de los alimentos: dudas frecuentes
Las dudas abarcan muchos productos habituales en la cesta de la compra, como hemos visto en este artículo. Hacer una lista exhaustiva sería una labor imposible, pero conviene recordar los más relevantes:
- Pan de molde. Si detectamos moho en una rebanada, se recomienda tirar todo el paquete. Las esporas tienen numerosas raíces que se extienden por la bolsa aunque no sean visibles.
- Leche abierta. Si es fresca, consumirla en un par de días. Para la uperisada (UHT), cuatro o cinco.
- Fiambres y jamón cocido. 48 horas, una vez abiertos.
- Patatas. Deben conservarse en lugar seco y sin luz, para evitar la formación de acrilamida. El frío y el sol hacen que aumenten los niveles, por la degradación de los almidones. Y nunca deben conservarse junto a las cebollas, porque duran menos.
- Productos enlatados. Si las latas están abombadas o tienen algún agujero o deterioro visible, hay que descartarlas de inmediato. Podrían contener bacterias causantes del botulismo.
- Carne picada. Aguanta dos días en la nevera. Es un producto que se ha manipulado previamente y, al estar picado, presenta una mayor superficie de posible contaminación para que actúen las bacterias.
- Comida cocinada. Tras la cocción, los alimentos han de mantenerse siempre refrigerados (nunca más de cuatro días) para evitar un posible desarrollo de patógenos como E. coli, Salmonella, Listeria o norovirus (en el marisco), que pueden causar fiebre, diarrea u otros efectos más graves en la población especialmente sensible (niños y ancianos). Una infección por Listeria podría incluso provocar un aborto o causar meningitis.