Los consumidores exigen cada vez más alimentos seguros, nutritivos, fáciles de almacenar, de preparar y disponibles durante todo el año y, además, a precios económicos. El grupo compuesto por frutas, verduras y hortalizas cada vez es más consumido, y su producción está asociada en la mayoría de los casos a procedimientos en los que está implicado el uso de pesticidas. Conocer y limitar los tratamientos que reciben y, a la vez, saber por qué se aplican, constituye una de las necesidades básicas. De ahí que la Unión Europea se haya movilizado en los últimos días para garantizar que su uso se hace con el menor impacto para la salud de los consumidores.
El término pesticida hace referencia a una amplia gama de productos químicos para la protección de los cultivos. Entre ellos destacan los insecticidas, que se usan para controlar a los insectos; los rodenticidas, cuya labor es vigilar a los roedores; los herbicidas, utilizados para eliminar malezas y, por último, los fungicidas, cuyo objetivo es acabar con los hongos y el moho. En la agricultura, los herbicidas son los productos químicos que más se usan. Un mal uso puede representar un gran riesgo para los consumidores, razón por la que se recomienda limitar la exposición a los alimentos o decantarse por el uso de alternativas menos peligrosas.
Aunque los pesticidas poseen importantes virtudes que hacen que su uso también sea necesario, la nueva normativa impuesta por la UE retirará del mercado las sustancias que se consideren «muy peligrosas», entre ellas las que se aplican a naranjas, limones, aceite de oliva u hortalizas, productos básicos de la dieta mediterránea.
Según la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (Asaja) de Andalucía, los agricultores españoles ya han dado la voz de alarma y afirman que con estas medidas pueden sufrir pérdidas del 80% en sus cosechas. De acuerdo con el estudio previo de la Agencia Química Sueca, se prohibirán un total de 22 productos químicos. Sin embargo, desde la Unión de Pequeños Agricultores (UPA) aseguran que el sector aún no sabe cuántas sustancias «van a estar afectadas».
¿Son tan malos?
Los pesticidas ayudan a incrementar la producción de materia prima y mantienen su calidad, siempre que se haga un uso correcto
Algunos de los pesticidas que se utilizan son productos químicos naturales, como el azufre. Además, ciertas plantas también producen niveles bajos de pesticidas naturales que les sirven para autoprotegerse contra los insectos u otras invasiones. Los agricultores usan productos químicos naturales y sintéticos según las necesidades que requieran para controlar las malezas, los insectos o las enfermedades. El uso de productos químicos representa un coste significativo de la producción agrícola y, por lo tanto, los agricultores tienen un incentivo para aplicar menos cantidad de pesticidas y hacerlo de forma más planificada. Cabe pensar que no los usan a menos que sepan que obtendrán beneficios en el producto, entre ellos, la calidad y seguridad.
Los pesticidas permiten producir con éxito algunos cultivos en áreas que sin su uso no sería posible cultivar. También son los responsables de extender el período de desarrollo de las plantas de manera que se aprovecha más eficazmente su rendimiento. Ayudan a incrementar la producción de materia prima, mantienen su calidad y, a la vez, el período de almacenamiento. Como en todo, el problema viene dado por su uso excesivo e incorrecto. Partiendo de la base de que son productos químicos y, científicamente probado, tóxicos, vale la pena hacer una reflexión porque también son necesarios para obtener unos alimentos de calidad y seguros.
Posicionarse ante los pesticidas no es fácil. El uso de productos químicos y su relación con la seguridad alimentaria continúa siendo una cuestión compleja. Las autoridades europeas intentan plantear las mejores soluciones para todas las partes implicadas, pero en muchas ocasiones la solución no satisface los intereses de todos. Por una parte, cada vez hay más consenso en la comunidad científica sobre el hecho de que pequeñas dosis de pesticidas y otros productos químicos pueden afectar negativamente al consumidor.
Sin embargo, según Miguel Vela, portavoz de la Federación Española de Productores y Exportadores de Frutas y Hortalizas (Fepex), «hay una serie de cultivos, especialmente minoritarios, como apio, zanahorias o alcachofas, para los que sólo vale un producto, y esos son los que más riesgo corren de desaparecer». Si atendemos al principio de que el riesgo o la contaminación cero no existe, ¿qué se debe hacer para proteger la planta de sus agresores? Es una de las asignaturas pendientes de la seguridad alimentaria. No obstante, el futuro parece prometedor ya que científicos, investigadores y las autoridades responsables no dejan de buscar nuevos métodos para mejorar las técnicas agrícolas y reducir los riesgos que se relacionan con los pesticidas.
Algunos consejos útiles
Los residuos de pesticidas son un subproducto inevitable. Por este motivo, numerosas normas regulan su presencia y la cantidad permitida en los alimentos. Conviene recordar también que los consumidores los utilizan en el hogar o en el jardín para controlar las plagas de termitas y cucarachas, limpiar el moho de las cortinas de baño, destruir la maleza que crece en el césped, aniquilar las pulgas de las mascotas o desinfectar el agua de las piscinas. Los pesticidas también se utilizan en hospitales, hoteles y restaurantes para destruir gérmenes.
Minimizar la exposición a estos productos adquiridos vía ingestión es posible si se siguen algunas pautas:
- Seleccionar productos frescos que no estén sucios ni cortados, que no tengan hoyos de insectos u otros signos de alteración.
- Lavar bien las frutas y vegetales con agua corriente. Es preferible hacer esta operación que dejarlos sumergidos durante algún tiempo ya que el alimento no perderá compuestos hidrosolubles.
- Pelarlos o quitarles la piel reduce la exposición, aunque también se pueden perder valiosos nutrientes procedentes de la cáscara.
- Desechar las hojas más externas de los vegetales facilita la detección de restos químicos en estas partes.
- Cocinar y hornear los vegetales también reduce, si bien no todos, los residuos de los pesticidas.
- Alimentarse con una dieta variada de frutas y vegetales, así como de otros productos alimenticios. Así es más fácil proveerse de una mejor mezcla de nutrientes y se reduce la posibilidad de exponerse a un solo pesticida.
De acuerdo con una encuesta de consumidores realizada por el Instituto de Comercialización de Alimentos (FMI), siete de cada diez compradores confían casi completamente en la seguridad del abastecimiento de alimentos. Aunque los pesticidas no figuran como primeros de la lista de preocupaciones de los consumidores, sí se tienen en cuenta. Cuando se les preguntó específicamente sobre los residuos de pesticidas, el 72% de los encuestados mencionaron que lo consideran una amenaza muy importante para la salud.
Sin embargo, los consumidores no están familiarizados con las técnicas agrícolas y no pueden saber los riesgos que suponen las plagas, las malezas y los insectos que devastan plantaciones enteras. Más aún, la información que publican los medios sobre los pesticidas puede no ser correcta, confusa o incompleta. Pese a que la mayoría de los residuos de pesticidas están por debajo de los niveles de tolerancia antes de abandonar las instalaciones agrícolas, los consumidores también juegan un papel activo en la reducción a una posible exposición.