Antes de que acabe 2013 verá la luz la nueva Norma de Calidad del Ibérico. La Comisión Europea debe confirmar antes la última versión presentada por España hace unos meses. La previsión es que para noviembre haya una respuesta. El ministro de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Miguel Arias Cañete, resaltó hace unos días la dificultad de consensuar los intereses “contradictorios” de los productores de jamón ibérico en dehesas y en intensivo, y afirmó que “la cuadratura del círculo es difícil, pero hay que intentarlo”. El artículo detalla los aspectos de la controversia y cuáles son las propuestas de las distintas comunidades autónomas.
Está previsto que la nueva Norma de Calidad del Ibérico vea la luz a final de año. La Comisión Europea tiene previsto responder el próximo mes de noviembre. Tras las últimas gestiones y reuniones, se han tratado de armonizar los distintos intereses en juego con la norma, aunando posturas entre el sector, las comunidades autónomas y el Ministerio Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (MAGRAMA). Desde el pasado día 1 de octubre, los agentes implicados disponen del último borrador y de un mes para las alegaciones antes de conformar la versión definitiva.
Desde el Ministerio de Agricultura, se ha tratado de hacer compatible la norma con lo expuesto por las distintas comunidades afectadas y los operadores. Los consejeros autonómicos de Andalucía, Extremadura, Castilla y León o Castilla-La Mancha han mostrado su voluntad de alcanzar un acuerdo para cambiar la norma actual, que la mayoría reconoce como confusa, compleja e ineficaz en sus controles para impedir el fraude.
Aspectos de la controversia
Las principales cuestiones que han frenado el desarrollo de la norma aluden a que:
Se teme un etiquetado confuso en la distinción entre cerdos de bellota ibéricos puros (algo más de 250.000) y los restantes que la norma permitiría (algo más de 2 millones).
Las categorías de producto, presentes y futuras. La previsión según el sector es pasar de las cuatro categorías actuales (alimentación del cerdo) a solo tres: ibérico de bellota e ibérico de cebo (ligado a explotación extensiva y dehesa y una carga ganadera de 15 animales por hectárea); y una tercera para referirse a cerdos cruzados que no cumplen dichos requisitos. Ante esta circunstancia, se trata de alcanzar un equilibrio para que no se vean perjudicados quienes crían cerdos en sistemas ganaderos más intensivos.
La idea del Ministerio es simplificar las denominaciones en dos:
Solo «ibérico» para el ibérico puro y 75% de pureza racial, ligada a la dehesa.
Cerdo cruzado ibérico: pureza racial del 50%.
En este último caso, la dificultad radica en que todavía no cuenta con una denominación que sea objetiva y no prejuzgue o resulte peyorativa en relación al «ibérico».
Propuestas de las distintas comunidades autónomas
Castilla y León no quiere que la nueva norma perjudique a su potente sector del ibérico de cebo y su entramado económico conformado por 352 industrias cárnicas, 2.000 explotaciones, un millón de cabezas, 6.500 trabajos directos y 15.000 indirectos y 600 millones de euros anuales.
Andalucía. Para las denominaciones de origen Pedroches y Jamón de Huelva, quieren que el ibérico de bellota sea el buque insignia en la renovación de la norma y que se definan de forma clara las producciones extensivas frente a los regímenes intensivos.
Extremadura. Con Andalucía, supone el 94 % del ibérico criado en dehesa, con más de 234.600 animales alimentados con bellota, pero apenas concentra el 10% del intensivo español, ámbito este último que no quiere ser el damnificado de la nueva norma.
Para Castilla-La Mancha. La norma no debe poner trabas al ibérico de cebo, que supone el 80% del mercado y tiene potencial de crecimiento internacional. Castilla-La Mancha cuenta con una producción anual cercana a las 19.000 unidades de jamón ibérico de bellota, frente a las más 314.000 unidades de jamón ibérico de cebo.