Las consejerías de Salud y de Educación de Cataluña han presentado la guía La alimentación saludable en la etapa escolar, cuyo fin es facilitar, a los centros educativos y a las familias, herramientas para revisar las planificaciones alimentarias y promover hábitos alimentarios saludables entre la población en edad escolar.
La guía ofrece recursos relacionados con el equilibrio y la calidad nutricional de las comidas y con los valores de convivencia y sociabilidad inherentes al acto de comer. La guía analiza temas como la alimentación saludable, los objetivos y las funciones del comedor escolar, la elaboración y la mejora de la calidad de los menús escolares y el desarrollo de hábitos saludables. El manual ofrece además ejemplos de programaciones de menús escolares, así como de adaptaciones de menús (trastornos del aparato digestivo, celiaquía, intolerancia a la lactosa, diabetes, alergia alimentaria, menú sin carne o sin cerdo).
Según Marta Cid, consejera de Educación, «en Cataluña hay un total de 846.175 alumnos de 3 a 16 años, de los cuales 379.403 se quedan a comer en los comedores escolares». De los centros que tienen comedores escolares, un 43% disponen de cocina propia y el 57% restante encargan las comidas a servicios externos. Según la encuesta Encat (evaluación del estado nutricional de la población catalana) de 1992, un 5,5% de niños y niñas de 6 a 10 años tenían problemas de sobrepeso o de obesidad. La última encuesta, de 2002, sitúa esta cifra en el 9%.
Frente a este aumento, Cid asegura que «los comedores escolares deben ofrecer una alimentación saludable al alumnado», aunque no se pueden cargar todos los problemas de trastornos alimentarios a la escuela.
Por su lado, Marina Geli, consejera de Salud, destaca que la «educación alimentaria y nutricional es un proceso básico ligado a la promoción de la salud y a la prevención de determinadas enfermedades como la obesidad, que últimamente ha experimentado un incremento importante entre la población infantil y juvenil». Por ello, los expertos aseguran que el modelo mediterráneo de alimentación constituye un buen referente de intervención.