Los tapones de corcho de muchas de las botellas que se abren ahora pueden no ser de corcho natural, sino sintético. Una de las nuevas tendencias de este sector es utilizar tapones de plástico o de aluminio con rosca, como sustituto del corcho tradicional. Hasta la fecha, el corcho se ha elaborado con la corteza de los alcornoques, un árbol de hoja perenne y nativo de Europa. Sin embargo, esta práctica suscita un debate ecológico. El sector ecologista advierte de que se destinan unas 2,5 millones de hectáreas a los alcornoques para este fin y que ello implica un impacto ambiental y económico. Como alternativa, sobre todo en la industria del vino, cava o champán, un nuevo tapón de plástico sustituye al de corcho, con un coste tres veces menor.
Los tapones tradicionales de corcho han cerrado millones de botellas durante cientos de años. Hasta hace poco, era el único material que reunía las condiciones óptimas necesarias para una correcta obturación y cierre. Este producto tiene la capacidad de limitar la entrada de oxígeno en el interior y retrasar así la oxidación natural del vino. Sin embargo, al ser un material natural, tiene cierta heterogeneidad, que provoca variabilidad entre los tapones y puede afectar al alimento por la presencia de sustancias cedidas del corcho, como un compuesto llamado TCA u olores enmohecidos. Los expertos añaden que, al margen del precio e impacto ambiental, el resto de inconvenientes son resultado de una mala práctica en el embotellado. Con una buena praxis, el corcho no supone ningún problema de seguridad alimentaria.
Una alternativa sintética
Para hacer frente a los posibles problemas por el uso del corcho, sobre todo económicos, se han diseñado alternativas de taponado, como las cápsulas metálicas de rosca y los tapones sintéticos. Ambos tratan de reproducir las ventajas del corcho. Hay una gran variedad de botellas con tapones de colores vistosos -metálicos de rosca- o vinos que, una vez descorchados, cuentan con un tapón de plástico para cerrarlos.
Cápsulas metálicas de rosca y otros tapones sintéticos son algunas alternativas al taponado natural con corcho
Ante este nuevo abanico de opciones, los expertos responsables de cada industria deben decidir cuál es mejor para su producto. La decisión se fundamenta en resultados científicos que garanticen la seguridad y la calidad del producto final. Sin embargo, estas nuevas alternativas son muy recientes y la información científica es escasa, si bien se realizan cada vez más estudios sobre el tema.
Cualquier tapón tiene que cumplir con varios objetivos: asegurar el taponado y la estanqueidad, respetar las características del líquido que tapa y, en el caso del vino, favorecer la evolución y el envejecimiento del mismo. También debe cumplir con otros ítems indispensables, como son: fácil realización de la operación de taponado, posibilidad de taponamiento a gran escala mediante mecanización industrial y tener una extracción del tapón sencilla y fácil para el consumidor. Ya sea de plástico, metálico o de corcho, si el tapón cumple los requisitos descritos, se garantiza la seguridad y la calidad de los productos embotellados. Hasta la fecha, solo el corcho cumplía con todos los requisitos.
Corcho, plástico o rosca
Cada uno tiene sus ventajas e inconvenientes. El tapón de corcho natural impide, por su flexibilidad, que el vino salga de la botella. Es muy impermeable, flexible y de larga duración. Además, su buena imagen y el hecho de ser el método tradicional le añaden puntos. Por el contrario, sus microscópicos poros permiten la entrada de oxígeno, que puede oxidar el líquido del interior. Las botellas taponadas con corcho deben colocarse inclinadas para evitar que este se seque y se dilaten más los poros.
El tapón sintético o de plástico no requiere la inclinación de la botella, ya que no hay peligro de que se seque. Sin embargo, puede desarrollarse un gusto a plástico en el líquido interior o una excesiva oxigenación, si el oxígeno entra a través de sus poros más dilatados. Su aspecto es similar al del corcho. Por último, el tapón de rosca es el más fácil y cómodo de abrir, ya que no se necesita sacacorchos. Se ha aprobado su eficacia en los vinos blancos, cuya frescura se mantiene y, al igual que los de plástico, pueden almacenarse de forma vertical. No obstante, todavía no se ha comprobado por completo su eficacia en periodos largos de envejecimiento del vino tinto y se requieren botellas y equipos adecuados.
El corcho es la corteza del alcornoque. Se extrae durante el verano, en el mes de julio, considerado la mejor época para separar el corcho del árbol sin dañarlo. Las planchas de corcho se desprenden por primera vez, en la mayoría de los casos, a partir de los 25 años de edad del árbol, cuando ya tiene una circunferencia adecuada. Después de esta primera vez, se puede obtener corcho cada nueve años. Para la elaboración de los tapones de corcho, este material se hierve a unos 100ºC durante una hora y se deja curar durante un año. Una vez terminado el proceso de curado, se procede a un segundo hervido y se corta en tiras. El último paso consiste en perforar el corcho para crear el tapón final.