El apetito puede disminuir, en personas delgadas, con el suministro de una dosis extra de una hormona, la PYY-36, que engaña al cerebro haciendo reprimir el apetito. El estudio ha sido eficaz con personas delgadas. Ahora, los expertos de la Universidad Imperial de Londres trabajan para confirmar estos resultados en personas con sobrepeso.
De momento, los primeros resultados ya han permitido comprobar que «la gente obesa es tan susceptible» como la delgada a la hormona, asegura Stephenn R. Bloom, uno de los responsables del estudio. Los expertos han suministrado a las personas, tanto obesas como delgadas, un 30% menos de alimentos después de recibir dosis de la hormona PYY-36, que engaña al cerebro haciendo creer que ya han comido.
En el estudio, los expertos han podido comprobar también que las personas que sufren sobrepeso suelen tener cantidades menores de la hormona, lo que podría explicar, aseguran, porqué los obesos tienen más hambre y, en consecuencia, comen en exceso, informa la CNN.
El estudio, publicado en la revista médica New England, ha confirmado que el uso a largo plazo de la hormona aún debe ser estudiado con mayor rigurosidad antes de que se establezca como tratamiento útil en la lucha contra la obesidad. En caso de ser así, los obesos podrían recibir el tratamiento a través de inyecciones antes de las comidas. Sin embargo, los expertos insisten en advertir que «aún no tenemos pruebas de reducción de peso, sólo hemos podido demostrar que el apetito disminuye».