El proyecto NNTT Abioagrin tiene como objetivo desarrollar nuevas tecnologías en el diseño, formulación y aplicación de inoculantes biológicos y naturales para aumentar el rendimiento agrícola, todo ello unido a una aplicación racional de los fertilizantes químicos, e incluso, sin la necesidad de recurrir a estos.
Con este proyecto se desea actuar sobre cultivos de alto interés económico y social para Andalucía, como son los cultivos hortícolas (tomate, pimiento, fresas), olivar y cereales (arroz, maíz, etc.). Para ello, se pretende utilizar grandes cantidades de residuos vegetales procedentes de estos cultivos para la elaboración de un compost de biomasa vegetal con alto valor añadido. Ello supondría la generación de empleo en las regiones de estos cultivos al instalarse fábricas de tratamiento de los residuos vegetales que pudieran generar compost específicos para las prácticas agrícolas locales.
Entre los objetivos del proyecto destaca la utilización de microorganismos beneficiosos y derivados biológicos, en combinación con organoquímicos, para la mejora de la eficiencia e incluso para la disminución de las necesidades de insumos químicos (fertilizantes, fungicidas y pesticidas). También se pretenden utilizar nuevas técnicas de aplicación de inoculantes, lo que permitirá una agricultura sostenible y respetuosa con el medio ambiente. Al mismo tiempo, se podrán incrementar los rendimientos de cosechas y los beneficios económicos y sociales del entorno.
Este proyecto lo desarrollará un consorcio de empresas, liderado por AMC CHEMICAL, en el que participan Biomasa Peninsular y Fertiberia como empresas fabricantes de productos, Resbioagro y AGC Labs como empresas de análisis y seguimiento, y SAT Gruefesa como empresa de producción agrícola, según informó la Fundación Caja Rural del Sur, encargada de gestionar su seguimiento. Entre las seis empresas participantes invertirán un presupuesto superior a los 2,7 millones de euros a lo largo de los tres años de duración del proyecto.
Para la realización del programa se cuenta con los servicios de las universidades de Sevilla y de Córdoba, el Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Sevilla (CSIC), de CITAGRO (Centro de Innovación y Tecnología Agroalimentaria), el apoyo del CAAE (Comité Andaluz de Agricultura Ecológica) y la financiación de CDTI (Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial).