La tecnología de los alimentos es una ciencia dinámica y, por tanto, está en continua innovación. Las investigaciones que se llevan a cabo para mejorar las técnicas de procesado son numerosas. El objetivo de la mayoría de ellas es conocer más a fondo los alimentos y desarrollar nuevas técnicas que mejoren el rendimiento y la calidad. Expertos de la Universidad de Salamanca suman su trabajo a la lista de investigaciones y presentan un importante avance en este campo, relacionado con la mejora del crecimiento y producción del tomate y pimiento.
Los investigadores de la Universidad de Salamanca han aislado cepas del género Rhizobium, una bacteria gram-negativa que fija el nitrógeno atmosférico y que, con su presencia, mejora la producción de vegetales y disminuye el uso de fertilizantes químicos en los cultivos. Los investigadores han estudiado las interacciones del microorganismo con la planta, la simbiosis entre la bacteria y las plantas, en este caso, leguminosas. Han concluido que entre ambos se forman unos nódulos en las raíces que benefician a los vegetales. El estudio, publicado en PLoSONE, ha demostrado que dos cepas de la especie Rhizobium tienen una buena actividad como promotores del crecimiento de dos leguminosas, el trébol y la alubia, y son los huéspedes también en tomates y pimientos.
Más cantidad y calidad de los vegetales
La inoculación de dos cepas del género Rhizobium permite un aumento en la producción de tomates y pimientos
En términos de biotecnología, los expertos explican que el buen resultado es el hecho de que la inoculación de estas cepas de la bacteria permite un incremento en el desarrollo y en la producción de tomates y pimientos. Puntualizan que, en el caso del tomate, se obtiene un vegetal de mayor calidad y, en el caso del pimiento, aumenta de forma significativa la cantidad. El incremento de la calidad en los vegetales se mide a través de las catas y de la medición de componentes presentes en los vegetales, como fósforo, nitrógeno, potasio o componentes fenólicos.
Las dos cepas de la bacteria gram-negativa facilitan la formación de fitohormonas en los vegetales estudiados e incrementan los niveles de nitrógeno y fósforo en las plantas. Estos dos elementos son los responsables del incremento del sabor y del color de las plantas. Además, se forman los llamados compuestos sideróforos, que evitan el desarrollo de hongos y otros microorganismos no deseados y mejoran de forma notable la captación de hierro.
Disminución de químicos
Lo que más destacan los expertos de todo el estudio es la puerta que se abre a una disminución del uso de fertilizantes nitrogenados y, por tanto, se abre una opción a la agricultura ecológica segura, que usa abono a base de estiércol. Uno de los riesgos es la posible entrada de bacterias como E. coli, la primera de las sospechas en el brote de intoxicaciones de pepinos en Alemania. Pero con el uso de las cepas no sería necesario el estiércol, ya que son capaces de evitar la presencia de patógenos. ¿Cómo? Se intenta evitar el uso de sustancias químicas y sustituir por microorganismos beneficiosos para la planta que le proporcionen los nutrientes que necesita.
Los microorganismos seleccionados están presentes en la naturaleza, pero antes deben estudiarse para valorar el efecto en las plantas, apunta Pedro Mateos, uno de los investigadores del estudio. Los microorganismos seleccionados deben ser inoculantes seguros y se deben poder aplicar a todo tipo de cultivos, además de estar avalados por diferentes estudios de distintos grupos de investigación que verifiquen y comprueben su seguridad. El investigador responsable del estudio, Eustoquio Martínez, lo define así: «Son interacciones beneficiosas entre plantas y microorganismos que aportan sustancias que les permiten crecer, nutrirse y defenderse mejor de los posibles patógenos».
De acuerdo con lo que dictan los investigadores y los científicos, en el futuro se prevé una agricultura libre de fertilizantes químicos, con lo que se exige eliminar el uso de estas sustancias de manera gradual, tanto para un mejor cuidado del medio ambiente como para una mejor seguridad alimentaria. Este tipo de estudios permiten avanzar en la eliminación de los químicos en los alimentos, aunque es un camino de largo recorrido. No obstante, la normativa de la Unión Europea apuesta también por una agricultura sostenible que, por ahora, solo puede llevarse a cabo mediante el uso de la biotecnología.