Save the Children España es una organización que cada día se enfrenta a grandes desafíos de pobreza y violencia tratando de cambiar la vida de millones de niños y niñas. Su director general, Andrés Conde, con muchos años de experiencia en organizaciones de infancia como UNICEF y ahora Save the Children, cuenta en esta entrevista que su principal fuente de motivación es el contacto directo con los menores, desde los que están en los campos de refugiados de Grecia a los que viven en riesgo de exclusión en un barrio de Madrid. Asegura que “en nuestro país uno de cada tres niños vive en riesgo de pobreza y exclusión, lo que es inaceptable y puede ser resuelto”. Es conmovedor escuchar a Conde explicando la realidad diaria de los pequeños en Siria expuestos a bombardeos constantes y al fuego de francotiradores: “Hay muchos menores de cinco años que solo conocen la guerra. Se puede hablar de una generación perdida en Siria”.
El trabajo de Save the Children tiene dos dimensiones. La primera es la atención directa y diaria a los niños que sufren más privaciones, asegurándoles lo más necesario: la salud, la educación, la nutrición y la protección. Y una segunda dimensión es la lucha activa contra cualquier vulneración de derechos que sufren venga de quien venga; la llevamos a cabo a través de acciones de incidencia política y sensibilización social.
“Debemos priorizar a los niños en situación de pobreza en nuestras políticas públicas”Nuestro país es uno de los países de la Unión Europea con una tasa de pobreza más elevada y más crónica. Lo primero es reconocer la pobreza como un problema grave y urgente. En España uno de cada tres niños vive en riesgo de pobreza y exclusión, lo cual es inaceptable y puede ser resuelto. Debemos priorizar a los niños y niñas en situación de pobreza en nuestras políticas públicas y aumentar la inversión dirigida a los pequeños en desventaja.
Save the Children trabajaba ya en la provincia de Esmeraldas antes del terremoto. Nuestros equipos estaban allí, así que desde el primer momento tuvimos una respuesta a esa emergencia proporcionando refugio, agua a la población afectada y espacios seguros para los niños. Estamos trabajando con mucha intensidad en la reconstrucción de las escuelas que han quedado destruidas para que los pequeños puedan regresar al colegio cuanto antes. Ante una emergencia, la escuela es lo que más pronto normaliza la vida de un niño, así que es importante que vuelvan a estar operativas en las zonas afectadas.
Depende de la magnitud del terremoto o catástrofe natural y de la fortaleza institucional y económica del país; también de la ayuda internacional que se movilice para el país afectado. En el caso del terremoto de Nepal, el programa de reconstrucción de Save the Children es de cinco años, hasta que se recupera una cierta normalidad que nunca llega a ser como antes. En el caso de Ecuador, hay un gobierno más fuerte y una capacidad mayor de movilizar recursos. También el nivel de devastación ha sido menor que el de Nepal, así que es posible que el periodo de reconstrucción sea más corto.
Aunque los problemas de nutrición en esa zona de África son antiguos, lo que está pasando en Etiopía es completamente nuevo, porque viene derivado del fenómeno climático El Niño. Es el cambio climático lo que ha provocado la mayor sequía que ha existido en Etiopía desde hace 50 años. La situación es muy grave y aún no ha enseñado su peor cara. Diez millones de personas están en riesgo de desnutrición y la mayoría son niños. La sequía ha ocasionado que no haya cosechas, las familias han perdido el ganado y se ha producido una carencia importante de alimentos.
El impacto es enorme, brutal y completamente injusto. La guerra en Siria ha matado ya a más de 300.000 personas y ha obligado a desplazarse a casi 14 millones de personas. Los niños han perdido a sus familiares y a sus amigos, han perdido su casa. Los pequeños tienen muy difícil el acceso a un médico, a alimentos esenciales para su desarrollo y hace años que no van a la escuela. Realmente hablamos de una generación perdida en Siria. Hay muchos menores de cinco años que solo conocen la guerra, que han nacido y solo han vivido bajo las bombas y los francotiradores.
La ayuda humanitaria tiene muchas dificultades de acceso y está en constante amenaza por las diferentes partes en conflicto. Hay muchas ciudades sitiadas por grupos armados a las que hace muchos meses que no entran alimento, combustible o medicamentos esenciales. Sitiar ciudades se ha convertido en un arma de guerra y no llega ningún tipo de ayuda. En general, el acceso a Siria con suministros humanitarios y con personal es muy difícil.
“Hay muchos menores sirios de cinco años que solo conocen la guerra, que han nacido y solo han vivido bajo las bombas y los francotiradores”
Son de dos tipos. Están las secuelas físicas, porque obviamente muchos han sido heridos en los combates armados. La gran mayoría ve afectado su desarrollo físico porque no disponen de los alimentos que necesitan y no es fácil acceder a cuidados médicos. Y otro tipo de secuelas son las psicológicas, porque son niños acostumbrados a vivir bajo bombardeos constantes y el fuego de francotiradores, niños que han vivido la pérdida de familiares muy cercanos, de su casa y su escuela. Todo esto tiene un impacto psicológico muy grande y son niños a los que, a pesar de su edad, las vivencias les han convertido en adultos.
Estamos trabajando en 19 países distintos. Trabajamos en los países de origen como Siria, Irak o Afganistán; en países de tránsito como Grecia, Serbia, Italia y Turquía; y en los países de destino como Alemania o Suecia. Estamos en toda la ruta migratoria acompañando a estas personas en la que es una de las grandes crisis de nuestra época.
Lo primero e imprescindible es la atención a las necesidades inmediatas de esta población. Es inaceptable cómo están los refugiados en los campos de Grecia, en condiciones de privación más propias del África Subsahariana que de Europa. Lo segundo es respetar los derechos de estas personas que son los nuestros, derechos que ha costado décadas construir. Estas personas huyen de la guerra y la violencia, intentando salvar a sus hijos y sus padres de la muerte. Tienen derecho a que se considere su solicitud de asilo, un derecho internacional. Europa no está siendo consecuente, está tomando una postura ilegal, injusta e inhumana. Pedimos un nuevo acuerdo diferente a lo negociado con Turquía.
Hay muchos niños con enfermedades respiratorias, por el frío y la humedad que están viviendo, y enfermedades de la piel por las malas condiciones de higiene. Una necesidad muy importante es la educación; incluso en una situación tan extraña como un campo de refugiados es importante que mantengan su actividad educativa. Una necesidad crítica es la de los niños no acompañados, los que vienen solos sin sus padres y madres; ellos necesitan un cuidado especial porque son los más desprotegidos y a veces son objeto de violencia, de tráfico y de maltrato.
En cualquier circunstancia, crisis, conflicto o catástrofe, siempre los más débiles son los niños. Aquellos cuya salud peligra más, que son más objeto de violencia y quedan más desprotegidos. La causa de los niños es importantísima. Son nuestro futuro y nuestro presente, así que siempre la atención a los menores ha de ser prioritaria.
