Las mujeres conforman casi la mitad de la población migrante. A pesar de que los hombres ocupan todavía los primeros puestos de las estadísticas, cada vez más, son ellas quienes se desplazan a otro país en busca de un futuro mejor. En España, a fecha 30 de septiembre, el Ministerio de Trabajo e Inmigración tenía registrados 2,3 millones de hombres extranjeros con tarjeta de residencia en vigor, mientras que las mujeres rozaban los dos millones.
Imagen: Vin Crosbie
El Día Internacional del Migrante, que se celebra mañana, quiere recordar a los millones de personas que cada año dicen adiós a su país y se embarcan en una aventura, muchas veces, de final incierto. Fue aprobado en el año 2000 por la Asamblea General de Naciones Unidas, tras ratificar la Convención internacional sobre la protección de los derechos de todos los trabajadores migratorios y de sus familiares.
En España, a finales de septiembre se contabilizaban 4,2 millones de personas extranjeras con tarjeta de residencia: casi dos millones, mujeres. La procedencia de ellas es, en su mayoría, rumana (319.737), marroquí (259.104) y ecuatoriana (197.038). En cuanto a las razones para emigrar, se repite en primer lugar la necesidad laboral, si bien los resultados que ellas alcanzan en los mercados laborales de los países de acogida, apunta el Banco Mundial, «varían considerablemente conforme a su país de origen».
De acuerdo a un estudio de Fundación Directa titulado «Revisión a la inmigración femenina en España», el 88% de las personas que trabajan en el servicio doméstico, de limpieza y cuidados de niños y mayores son mujeres inmigrantes. De ellas, el 57% es de origen latino. No obstante, el propio Banco Mundial reconoce que la marcha de éstas tiene efectos «significativos» en el desarrollo de su país. «Las mujeres envían mucho dinero a sus familias», destaca la organización. «Su migración tiene efectos económicos positivos para los hogares que dejan atrás», revela.
Incremento progresivo
Entre 1960 y 2005, el número de mujeres inmigrantes aumentó en todo el mundo casi tres puntos, hasta alcanzar el 49,6%. En total, el Banco Mundial estima que las mujeres migrantes rozan ya los 95 millones y «su número va en aumento». El sueño americano o europeo es un reclamo infalible. Sobre todo para las más jóvenes. El estudio de Fundación Directa remarca que el 15% tiene entre 20 y 24 años, mientras que el 13% oscila entre 25 y 29.
Las mujeres migrantes rozan ya los 95 millones y «su número va en aumento»
Otro dato interesante que revela este informe es la capacidad de las mujeres para comenzar los procesos de reagrupación familiar, frente a la realidad anterior, cuando ellas llegaban a España reagrupadas por otro familiar.
El hecho de que sean las mujeres quienes salen de sus países cada vez con más frecuencia responde a una mayor facilidad para encontrar empleo. No obstante, al trabajar en su mayoría en el sector doméstico, se topan con enormes dificultades para cumplir los requisitos que exigen los procesos de reagrupación respecto a ingresos, contrato de trabajo o vivienda.
Cuando los padres emigran, es posible que los hijos también. Lo que ocurre, alerta Save the Children, es que en ocasiones lo hacen con una idea que difiere de la realidad. La falta de información y la creación de una imagen falsa son dos factores frecuentes en los procesos migratorios. Los pequeños no siempre son consultados sobre la decisión que toman los progenitores, sino que reciben el mensaje y la visión del país de acogida que estos les transmiten.
Los pequeños no siempre son consultados sobre la decisión que toman los progenitores
Por el contrario, cuando los hijos permanecen en el país de origen, las consecuencias de la separación familiar pueden ser irreversibles. Algunas familias se rompen o pasan años hasta que los pequeños vuelven a ver a sus madres. Ésta es, junto con el fracaso escolar, una de las cuestiones que más preocupa a las mujeres
Durante su estancia en el país acogida, las madres se esfuerzan por mantener un contacto frecuente con los hijos. De hecho, estudios realizados por Save the Children aseguran que los niños no siempre son infelices con la nueva situación, aunque insisten en la necesidad de atender sus necesidades con mayor interés para que el coste emocional no sea “irrecuperable”.