A menudo se confunden los términos, se cruzan los datos, se excluye o se margina a personas con discapacidad por desconocimiento. Sin embargo, son más de 1.000 millones de individuos con derechos y se espera que en el futuro esta cifra aumente. La Organización Mundial de la Salud y el Grupo del Banco Mundial han elaborado de manera conjunta el primer “Informe mundial sobre la discapacidad“, con estimaciones pioneras y datos fundamentales para formular políticas y programas innovadores que mejoren las vidas de las personas afectadas hoy y mañana.
La trascendencia de este documento radica en que, por primera vez, se reúnen datos de personas con discapacidad en todo el mundo. Se lanza, además, un mensaje: «En los años futuros, la discapacidad será un motivo de preocupación aún mayor». Se espera que el envejecimiento de la población, el riesgo de discapacidad entre adultos, el aumento mundial de enfermedades crónicas como diabetes, enfermedades cardiovasculares, cáncer y trastornos de la salud mental aumente la cifra de personas con discapacidad. ¿Qué se puede hacer? la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Grupo del Banco Mundial recogen en este primer estudio -que se puede descargar también en formato daisy– datos de todo el mundo con la intención de que sean útiles en la formulación de políticas eficaces para mejorar la calidad de vida de estas personas.
Como segundo objetivo, se pretende que el informe facilite la aplicación de la ‘Convención de Naciones Unidas sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad‘, un texto ratificado por España y en vigor desde mayo de 2008. Este documento ha puesto sobre el papel los derechos de las personas con discapacidad, a quienes ha dado la oportunidad de participar, incluso, en la sede de Naciones Unidas en Nueva York. Allí acudieron Tonet Ramírez y Cristina Rosell, colaboradores de la ‘Convención Internacional de Naciones Unidas sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad vista por sus Protagonistas’, que recoge el testimonio de 150 personas con síndrome de Down.
Diez cuestiones que se deben conocer
Una caída, un accidente, una enfermedad… Estas situaciones son causa de discapacidad transitoria o permanente para las personas, aunque la mayoría no es consciente de ello hasta que le ocurre. La OMS pretende que no sea demasiado tarde para comenzar a sensibilizarse, por lo que ha subrayado las «lagunas en el conocimiento de este problema» y ha destacado diez aspectos básicos que convendría recordar:
1. Más de 1.000 millones de personas tienen algún tipo de discapacidad. Alrededor del 15% de la población mundial «tiene grandes dificultades para vivir normalmente» y cada vez serán más. El informe atribuye esta previsión al envejecimiento de la población y al aumento de las enfermedades crónicas.
2. Las poblaciones vulnerables son las más afectadas, pero no las únicas. Los países de ingresos bajos registran una mayor prevalencia, sobre todo, entre las mujeres, las personas mayores y los niños y adultos pobres.
3. Las personas con discapacidad reciben a menudo una atención sanitaria escasa. La mitad no puede pagar los servicios de salud y, en general, aseguran recibir peor trato, e incluso, que se les niega la atención.
4. Los niños con discapacidad tienen menos probabilidades de acudir a la escuela. Los países más pobres son los más afectados. Solo el 10% de los menores con discapacidad acude a la escuela en India.
5. El desempleo es más frecuente. Las tasas de empleo son más bajas para los hombres con discapacidad (53%) y las mujeres con discapacidad (20%) que para los hombres (65%) y mujeres sin discapacidad (30%), detalla la OMS.
6. Aumenta la vulnerabilidad a la pobreza. Alimentación insuficiente, vivienda precaria, falta de acceso a agua potable y saneamiento son situaciones habituales entre las personas con discapacidad, en especial, en países empobrecidos. Los ingresos también son más bajos, ya que deben abonar la atención médica o la asistencia personal.
7. La rehabilitación refuerza la independencia, pero a menudo estos servicios son insuficientes. En África meridional, «solo entre un 26% y un 55% de las personas que requieren servicios de rehabilitación médica los recibían» y entre el 17% y el 37% accede a dispositivos de ayuda.
8. Es posible vivir y participar en la comunidad. Por diferentes motivos, un porcentaje de personas, ya vivan en países de ingresos altos o bajos, no satisfacen su necesidad de ayuda por parte del entorno, incluidos amigos y familiares.
9. Los obstáculos discapacitantes se pueden superar. Para ello, los gobiernos pueden promover el acceso a los servicios generales, invertir en programas específicos, adoptar una estrategia y plan de acción nacionales, mejorar la educación, formación y contratación del personal, aumentar la conciencia pública o garantizar la participación de las personas con discapacidad, entre otras opciones.
10. Adhesión a la Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad. Con la intención de promover, proteger y asegurar el disfrute de los derechos humanos por parte de todas las personas con discapacidad, cerca de 150 países y organizaciones han firmado ya este documento y un centenar lo han ratificado.
Obstáculos a la discapacidad
«La discapacidad no debería ser un obstáculo para el éxito». Así inicia el prólogo de esta publicación el profesor Stephen W. Hawking. Reconoce que él mismo ha sufrido una neuropatía motora durante la mayor parte de su vida adulta, «y no por ello he dejado de desarrollar una destacada carrera profesional como astrofísico y de tener una feliz vida familiar», añade. Sin embargo, esto no es así en todos los casos. «Mi éxito en la física teórica me ha asegurado el apoyo necesario para vivir una vida digna de ser vivida. Está claro que la mayoría de las personas con discapacidad tienen enormes dificultades para sobrevivir cotidianamente», confiesa el propio Hawking.
Se desconocen numerosos aspectos sobre discapacidad y son necesarias más investigaciones para abarcar esta realidad
Por su parte, la directora general de la Organización Mundial de la Salud, Margaret Chan, y el presidente del Grupo del Banco Mundial, Robert B Zoellick, reclaman la necesidad de «emancipar» a las personas con discapacidad y «suprimir los obstáculos que les impiden participar en las comunidades, recibir una educación de calidad, encontrar un trabajo digno y lograr que sus voces sean escuchadas».
Se entienden como principales obstáculos la insuficiencia de políticas y normas, las creencias y prejuicios, la insuficiencia de servicios, personal y competencia, la insuficiente financiación, recursos y planes, la falta de accesibilidad en edificios y sistemas de transporte, así como en la toma de decisiones, y la escasez de datos rigurosos y comparables sobre discapacidad y pruebas objetivas sobre los programas que funcionan. Se desconocen numerosos aspectos, que exigen más investigaciones e interés por parte de las instituciones y los ciudadanos.
Tras la publicación del informe, las asociaciones de personas con discapacidad han mostrado su satisfacción. La revista ‘The Lancet’ incluso ha señalado que supone “una lectura obligada para cualquier ciudadano” y “obligatoria para los profesionales de la salud”. Sobre todo, ha sorprendido la cifra de personas con discapacidad, que hasta ahora se consideraba inferior.
Las mujeres y las personas con problemas de salud mental o deficiencia intelectual experimentan más casos de exclusión
Otro aspecto que se ha puesto de relieve ha sido la influencia de los estereotipos en el abordaje de la discapacidad y, en especial, en la sensibilización del entorno. Cuando se piensa en discapacidad, los ciudadanos evocan a una persona en silla de ruedas, ciegos o sordos, pero “la interacción entre problemas de salud, factores personales y factores ambientales” da forma a una variedad de circunstancias.
Estas creencias desacertadas son el origen de desventajas, en función de las propias características y rasgos, como en el caso de las mujeres, a quienes se suma la discriminación por razón de género. Respecto a los niños, las tasas de matriculación escolar aumentan o disminuyen según el tipo de discapacidad -son más altas en caso de deficiencias intelectuales o sensoriales-, mientras que el mercado laboral rechaza con más frecuencia a personas con problemas de salud mental o deficiencia intelectual.