El Día Mundial de la Asistencia Humanitaria que se celebra hoy 19 de agosto es una oportunidad para reconocer el trabajo, en ocasiones muy arriesgado, que hacen los profesionales y organizaciones sociales para ayudar a otros. Nuestro mundo vive cada vez más crisis humanitarias: conflictos armados, hambrunas, desplazamientos, terremotos, etc. que dejan a millones de personas en situación de extrema vulnerabilidad. Y son miles los trabajadores humanitarios que con su entusiasmo, dedicación y preocupación atienden a quienes más lo necesitan. En este artículo se describe qué es la asistencia humanitaria y sus diferencias con la ayuda de emergencia, además de las motivaciones personales para trabajar en asistencia humanitaria.
Según informó en junio pasado en Ginebra Stephen O’Brien, el secretario general adjunto en la Oficina del Coordinador de la ONU para Asuntos Humanitarios (OCAH), el incremento continuo de conflictos, catástrofes naturales y desplazamientos de población ha dejado en situación de gran vulnerabilidad a unos 130 millones de personas en todo el mundo. La misión es inmensa, ya que las personas necesitadas están repartidas en 40 países. El presupuesto total necesario se calcula en 21.600 millones de dólares, de los cuales solo el 25% ha sido ya entregado por los países donantes. En diciembre de 2015, OCAH estimaba en 86,6 millones el número de afectados y el presupuesto era 19.700 millones de dólares.
¿Qué es la asistencia humanitaria?
El concepto de asistencia o acción humanitaria a veces puede resultar muy amplio y difícil de definir. Hasta se confunde con el término de ayuda humanitaria, ayuda de emergencia o socorro humanitario.
La acción humanitaria incluye la protección de las víctimas y sus derechos humanos
La ayuda de emergencia o socorro consiste en la ayuda proporcionada con carácter de urgencia a víctimas de desastres desencadenados por catástrofes naturales o conflictos armados. Normalmente es una ayuda que consta de provisión gratuita de agua, alimentos, abrigo, medicamentos y atención sanitaria para la supervivencia. Además, la ayuda humanitaria también garantiza otros servicios más allá de los inmediatos, como la rehabilitación, el desarrollo y la preparación ante posibles desastres.
Sin embargo, la acción humanitaria es un concepto más amplio que incorpora la ayuda humanitaria y va más allá de la provisión de bienes y servicios básicos para la subsistencia. Incluye la protección de las víctimas y los derechos humanos, la denuncia de las violaciones de los mismos, el acompañamiento y la presión política (lobby).
Trabajadores humanitarios
A veces se muestra la cara bonita del trabajo humanitario o, todo lo contrario, los riesgos y dificultades que entraña desempeñar una profesión que suele ser vocacional. Las condiciones de inseguridad en países en conflicto suponen un riesgo añadido y son conocidos los casos de secuestros o daños ocasionados a cooperantes españoles.
Los motivos que llevan a los profesionales a trabajar en la acción humanitaria son diversos y todos con un propósito común: asistir a las personas más vulnerables con la esperanza de que sobrevivan y puedan tener una vida digna.
Como quiso reflejar Fernando León de Aranoa en su película ‘Un día perfecto’, los trabajadores humanitarios tienen diferentes formas de acercarse a esta profesión y su vocación puede ser diferente según sean misioneros, mercenarios o marcianos: uno es el que acaba de llegar y quiere salvar el mundo; otro es aquel para el que el trabajo es como un oficio y es muy bueno en ello; y el tercero es el inadaptado que ya no puede estar en otro sitio.
Otra complicación menor, y no por ello menos importante, es la salud emocional de los trabajadores humanitarios. En ocasiones son tantas las dificultades a la vuelta a su país de origen y los problemas de adaptación con los que se encuentran, que a veces eso les lleva a sentirse extraños y siguen expatriados porque ya no pueden estar en otro lugar.
Según la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), la asistencia humanitaria debe prestarse de conformidad con los principios humanitarios básicos de humanidad, imparcialidad, neutralidad e independencia.
- Humanidad. El alivio y la prevención del sufrimiento humano, salvar vidas y restablecer la dignidad humana son las guías fundamentales de la acción humanitaria.
- Imparcialidad. Se deben emprender las acciones humanitarias basándose solo en las necesidades de las personas, sin discriminación entre las poblaciones afectadas o dentro de ellas.
- Neutralidad. La acción humanitaria no debe favorecer a ningún bando en conflicto armado o a ninguna de las partes en una disputa.
- Independencia. Los objetivos humanitarios son autónomos respecto a los políticos, económicos, militares o de otra índole que cualquier actuante pueda tener en relación con las zonas donde la acción humanitaria se esté realizando.