Puede ser la solución para decenas de pueblos e inmigrantes. El traslado de familias extranjeras a zonas rurales despobladas ha ganado fuerza en los últimos años. Los municipios tienen como máximo 10.000 habitantes, aunque los hay que apenas cubren el censo con 100. A los inmigrantes se les facilita un empleo y vivienda, mientras que los vecinos reciben la información necesaria para ayudar en el proceso de integración. El éxito de la iniciativa depende de todos.
Tomar la decisión en familia
Las personas inmigrantes que residen en nuestro país lo hacen, cada vez más, en familia. Cuando su situación se estabiliza, solicitan la reagrupación para compartir con los suyos un nuevo proyecto de vida. Sin embargo, en ocasiones, ese proyecto no logra los resultados esperados. Es entonces cuando se buscan alternativas como la que ofrece el Consorcio de Entidades para la Acción Integral con Migrantes (Cepaim). Su apuesta impulsa el traslado de familias completas a zonas rurales donde reciben facilidades para encontrar empleo y vivienda. De esta manera, se promueve una sociedad intercultural y se apoya la integración de la población inmigrante.
Uno de los principales retos es destacar el valor de las personas inmigrantes “como un recurso y no como fuente de problemas”, señala Cepaim. Su propuesta en este sentido es el Programa de Intervención con Unidades Familiares. Considera que si se logra la inclusión de toda la unidad familiar, se consolidará la inclusión social de cada uno de sus miembros. La idea cuenta con el apoyo del Ministerio de Trabajo e Inmigración y está cofinanaciada por el Fondo Social Europeo.
Los destinatarios preferentes son unidades familiares con hijos menores a su cargo, cuyo proyecto migratorio opta por la permanencia en España, que disponen de permiso de trabajo por parte de algún miembro adulto y no se encuentran en situación de urgencia o emergencia social. También se pide a las familias cierto dominio del castellano y tener una motivación para residir en un medio rural. Elementos claves para que el proyecto no fracase. “No todas las familias pueden participar. Por ello, contemplamos una fase previa de valoración, en la que las familias analizan si realmente desean participar o no”, explica Gemma Miñarro, responsable del programa.
Los municipios seleccionados están catalogados como municipio rural, lo que significa que tienen un máximo de 10.000 habitantes, aunque la cantidad varía según la provincia. “Por ejemplo, en Teruel, los pueblos tienen como mucho 300 habitantes, mientras que en Ciudad Real rondan el millar o alcanzan los 5.000 habitantes”, añade Miñarro. Este factor debe analizarse con serenidad para evitar el choque que puede suponer el traslado desde la ciudad a una zona rural.
Proceso de acogida e integración
Los objetivos principales del programa son: favorecer la inserción laboral y social de familias inmigrantes, mejorar la percepción social de la inmigración e impulsar los espacios de interlocución. Pero además, se intenta facilitar el desarrollo de las actividades sociales y económicas amenazadas por una situación de despoblamiento e implicar a todos los agentes afectados: ayuntamientos, empresas, centros educativos y asociaciones, entre otros.
Las familias realizan una visita previa a los municipios de destino para aclarar cualquier duda
En este contexto, se plantea una metodología de trabajo integral que incluye formación del equipo técnico; contactos con instituciones públicas, corporaciones autonómicas, provinciales y locales, empresariado y asociaciones; firma de convenios de colaboración con los ayuntamientos de acogida; preselección y contactos previos con las unidades familiares interesadas; acciones formativas y de orientación; visita a los territorios de destino; traslado, acompañamiento y seguimiento de la inserción.
Se cuidan todos los detalles tanto con las familias como con los municipios. “Y hay una cuestión clave: que se ofrezca una oferta sociolaboral, es decir, una oferta de empleo complementada con una vivienda en condiciones de arrendamiento y servicios mínimos, como el funcionamiento de una escuela, ya sea en el municipio o cerca”, continúa Miñarro. Pese a todo, para asegurar el éxito, las familias realizan una visita previa a los municipios de destino en la que pueden aclarar cualquier duda y conocer de antemano su futuro lugar de residencia.
¿Se necesitan inmigrantes?
La despoblación es una realidad. La huida hacia las ciudades ha sido una constante en las últimas décadas, tal como constata el Centro de Estudios sobre la Despoblación y Desarrollo de Áreas Rurales. El volumen de personas que han marchado de sus lugares de origen ha dejado vacías las calles de algunas localidades. Otras intentan recuperarse. Aragón (Teruel y Zaragoza), Castilla-La Mancha (Guadalajara y Ciudad Real) y Castilla y León (Soria y Valladolid) son los territorios de destino elegidos por Cepaim para poner en marcha su iniciativa. Pretende que la llegada de inmigrantes ayude a la recuperación de sus pueblos.
En total, hasta diciembre de 2008, el proyecto ofreció información a 490 unidades familiares, otras 237 fueron seleccionadas, 154 recibieron formación sobre el medio rural y se registró la participación de 274 menores. Respecto a los municipios, 385 fueron informados, aunque finalmente se firmaron 41 convenios. Además, el proceso concluyó satisfactoriamente para 21 unidades familiares que iniciaron una nueva etapa en Teruel (6), Ciudad Real (5), Soria (4), Valencia (4), Zaragoza (1) y Guadalajara (1).
“Aunque sabemos que la situación económica es mala, en los pueblos hay muchas potencialidades que se pueden desarrollar”
Hace casi un año, el Grupo de Reflexión y Propuestas sobre Empresa e Inmigración, de la Fundación Empresa y Sociedad, reconocía la necesidad de la inmigración laboral y cifraba en 157.000 el número de “nuevos activos laborales inmigrantes” que se necesitarán cada año hasta 2020, “incluso en la hipótesis de crisis económica severa”. “Los mensajes catastrofistas que estamos escuchando como consecuencia de la mayor incertidumbre económica, nos invitan a recordar que la inmigración laboral en España es un fenómeno estructural, no coyuntural”, recordaba en su informe.
Sin embargo, la situación económica actual es difícil para todos, “no sólo para el colectivo inmigrante, sino para la sociedad en general”, recuerda Cepaim. El acceso al mercado laboral es complicado para la mayoría, aunque algunas personas se topan con dificultades añadidas. De ahí que se apueste por el medio rural. “Aunque sabemos que la situación económica es mala, en los pueblos hay muchas potencialidades que se pueden desarrollar”, sentencia Miñarro.