Las relaciones entre jóvenes y mayores son más conflictivas de lo deseable. El salto generacional dificulta a menudo la comunicación e impide el entendimiento. Por este motivo, los espacios intergeneracionales son cada vez más frecuentes. Se organizan actividades conjuntas para que unos y otros se conozcan y, sobre todo, para que se entiendan. Viven el mismo momento, pero de manera diferente. Mayores y jóvenes comparten escenario, pero no guión. Por ello, las prácticas intergeneracionales tienen la misión de ponerles en contacto.
Ventajas para los mayores
Imagen: Pieterjan Viaene
Para que estos proyectos tengan éxito, es fundamental la comunicación. Así se mejora la relación y se consiguen beneficios en varios aspectos. La Red de Relaciones Intergeneracionales, una iniciativa del Instituto de Mayores y Servicios Sociales (IMSERSO) del Ministerio de Sanidad y Política Social, ha analizado las ventajas para las personas mayores.
En el plano emocional, quienes participan en programas intergeneracionales consiguen cambios positivos en su humor y un aumento de la vitalidad, la autoestima, la motivación, la valía personal y la sensación de ser necesitados. Adquieren también un «renovado aprecio» por las propias experiencias de la vida pasada, una reducción de los síntomas depresivos y un fortalecimiento frente a la adversidad, asegura la Red.
Las personas mayores afrontan mejor la enfermedad mental, desarrollan habilidades sociales y potencian cualidades como la flexibilidad y la empatía
Los beneficios cognitivos se traducen en un incremento de la capacidad de memorización. Las personas mayores afrontan mejor la enfermedad mental, aumentan las oportunidades de aprender y de discutir, desarrollan habilidades sociales, de resolución de problemas y de uso de nuevas tecnologías, y potencian cualidades como la iniciativa, la flexibilidad, la apertura, la empatía y la creatividad. También mejoran su capacidad para afrontar la enfermedad física o la movilidad y desarrollan las capacidades táctiles, auditivas y visuales.
Otro aspecto destacable es la mejora de las relaciones sociales: se hacen nuevas amistades, se comparten experiencias y se transmiten «tradiciones y cultura» que, en ocasiones, se consideraban perdidas. A la vez, las personas mayores se sienten admiradas porque los jóvenes aprecian sus logros.
¿Qué piensan los jóvenes?
Si se pregunta a un joven por su opinión acerca de las personas mayores, es muy probable que responda de acuerdo a una descripción estereotipada. Los programas intergeneracionales les acercan, sin embargo, a la realidad: «Los niños pueden conocer una imagen del envejecimiento como desarrollo de una vida activa y de servicio, y percibir a las personas mayores como recursos, y no como una carga, para la comunidad».
Los jóvenes mejoran el rendimiento académico y fortalecen su autoestima y optimismo
Los efectos en los jóvenes se dividen en varios grupos. Al igual que ocurre con las personas mayores, también fortalecen su autoestima, motivación y optimismo. Se sienten más alegres y agradecidos porque cuentan con el apoyo de los mayores para resolver algún problema. Otras ventajas confirmadas son: mejora del rendimiento académico, aprendizaje de la historia y los orígenes, desarrollan cualidades como la flexibilidad, la apertura y la empatía, e impulsan sus habilidades de planificación.
En cuanto a su actitud hacia las personas mayores, a menudo forman una idea positiva, sin estereotipos, y respetan más a los adultos. Reducen las conductas antisociales, fortalecen las relaciones con la familia y con los compañeros y amigos más cercanos, limitan las conductas de riesgo para la salud y participan más en actividades físicas.
A partir de las prácticas intergeneracionales han surgido otras fórmulas de encuentro. En ellas se basan los centros y edificios intergeneracionales. A finales del pasado año se puso en marcha el edificio municipal de Plaza América de Alicante, seleccionado meses después por la Comisión Europea como proyecto modelo por su contribución a la convivencia entre generaciones.
Esta construcción dispone de 72 viviendas para jóvenes y mayores, que comparten espacio con un centro de día. También se han pensado espacios con servicios comunes (sala de ordenadores y biblioteca) y una zona de relación social. El modelo es similar al previsto en varios puntos de Galicia para 2010.
En Allariz (Orense) se construyen un total de 32 viviendas en alquiler, previstas para menores de 35 años y mayores de 65. En Pontevedra, Vilagarcía contará también con un edificio de cuatro plantas que ofrecerá viviendas en alquiler, con rentas mensuales entre 150 y 200 euros. Ambos tendrán zonas comunes para residentes y un centro de día que atenderá a los mayores.