El ocio inclusivo destinado a las personas con discapacidad intelectual se renueva. Servicios estables y transversales de voluntariado, programas específicos de cultura e impulso a las redes sociales son algunas de las propuestas. Se apuesta por crear servicios estables y transversales de voluntariado en las entidades, desarrollar programas de cultura inclusiva e impulsar la formación en redes sociales para mejorar las relaciones personales. Tres aspectos que se destacan a continuación en este artículo.
Voluntariado en programas de ocio inclusivo
En materia de ocio inclusivo, los voluntarios son esenciales, ya que aportan a las personas con discapacidad intelectual la posibilidad de establecer relaciones significativas. Sin embargo, no se puede depender de ellos para la realización de actividades con estas personas. Se estima que las entidades deben desvincular el voluntariado de los organigramas de los servicios de ocio y conformar servicios estables y transversales, que aprovechen la experiencia de los colaboradores. Ellos son claves en las organizaciones, más aún en tiempos de crisis. Pero también es justo ahora cuando se plantea la conveniencia de continuar con este modelo «partiendo de la incógnita de las ventajas o inconvenientes».
Los voluntarios que fomentan el ocio inclusivo de personas con discapacidad intelectual han de estar dirigidos por un profesional que distinga sus funciones, tareas y límites
Esta es una de las conclusiones de las IX Jornadas de Ocio Inclusivo organizadas por la Federación de organizaciones en favor de personas con discapacidad intelectual de Madrid (FEAPS) y que en esta edición se han centrado en «El futuro de la cultura, el voluntariado y el ocio inclusivo en el movimiento asociativo».
Una de las reflexiones más interesantes ahonda en la idea de «una dependencia excesiva de los voluntarios en las entidades». Estos realizan una labor fundamental, pero no se debe depender de ellos para llevar adelante la mayoría de los programas actuales. «Por tanto, debemos seguir cumpliendo con la premisa de que un voluntario nunca puede sustituir la labor de un profesional cualificado«, señala FEAPS Madrid. El debate está sobre la mesa: los voluntarios cubren un hueco que, en numerosas ocasiones, quedaría vacío debido a la falta de fondos, ¿pero se debe mantener esta estrategia para garantizar acciones de ocio inclusivo o es necesario pelear porque estos programas cuenten con personal remunerado? La respuesta se perfiló en las jornadas, al considerar que se debe consolidar un servicio de voluntariado dirigido por profesionales y que distinga las funciones, las tareas y los límites que se pueden pedir a los colaboradores. Además, se defiende un voluntariado transversal, que puede aportar valor en muchos ámbitos de la vida, entre ellos el ocio, al que se han vinculado los voluntarios que colaboran en el ámbito de la discapacidad intelectual en un alto porcentaje.
Beneficios de la cultura en personas con discapacidad intelectual
La cultura inclusiva es una de las áreas que más debates genera. Son varios los frentes abiertos, puesto que las propuestas tampoco son únicas. Pero las asociaciones están de acuerdo en que las actividades culturales han de fomentar el desarrollo personal, deben definirse los objetivos de los programas y actividades culturales e intensificar la participación de las personas con discapacidad intelectual para sacar el máximo partido.
La propuesta actual de cultura inclusiva se asienta en varios pilares: programas culturales desarrollados por los servicios de ocio, servicios de cultura transversales en organizaciones que intervienen en varios ámbitos y organizaciones dedicadas en exclusiviadad a la promoción cultural.
Los programas culturales desarrollados por servicios de ocio destacan por facilitar el acceso a la cultura de las personas con discapacidad intelectual, pero no siempre tienen una mirada inclusiva porque la oferta es específica y limitada para ellas.
Los servicios exclusivos de cultura cuentan con profesionales y mayores oportunidades de formación, pero la exigencia de recursos, estructura, espacio y tiempo conlleva que no siempre sea posible impulsarlos.
Las asociaciones de discapacidad intelectual dedicadas de manera específica a la cultura aumentan las posibilidades de desarrollo profesional de estas personas, pero chocan con la desconfianza de buena parte de la sociedad respecto a la posibilidad de que las personas con necesidades de apoyo expliquen y disfruten la cultura, a la vez que deben hacer frente a una falta de adaptación de los entornos culturales.
En el caso de la asociación AFANIAS, el servicio de cultura de la entidad cuenta con actividades de danza contemporánea, percusión, pintura, escultura o teatro, entre otras, impartidas por profesionales. El objetivo de esta iniciativa es que las personas con discapacidad mejoren su calidad de vida, valorar este tipo de producción artística y lograr «un nuevo rol de la persona con estas características en el nuevo diálogo intercultural, como comunicador y agente activo de producción cultural».
El papel de las redes sociales en el ocio de las personas con discapacidad
En un momento en el que las redes sociales conforman un espacio de encuentro y difusión de la cultura, el ocio inclusivo ha de aprovechar este medio para favorecer la integración. Sin embargo, se ha constatado un «desconocimiento grave» acerca del uso que las personas con discapacidad intelectual hacen de las redes sociales y una «importante brecha digital» en las entidades.
Las redes sociales son un recurso muy útil para fomentar las relaciones sociales entre las personas con necesidades de apoyo, pero se desconoce su uso
Las redes sociales son también un recurso muy útil para fomentar las relaciones sociales entre las personas con necesidades de apoyo, ya que les permiten chatear con los amigos, conocer gente nueva, jugar en red o informarse sobre eventos y actividades, entre otras cosas. No obstante, se reconoce «un desconocimiento generalizado» respecto a las redes sociales por parte de las personas, así como «un cierto reparo a este tema por parte de las entidades, debido a los riesgos y ambigüedades que se derivan de la ley de protección de datos», con pocas organizaciones que tienen perfiles en ellas. «Se conoce Facebook, Twitter y Tuenti, pero no es habitual su uso por parte de las personas con discapacidad intelectual», recogen las conclusiones de las Jornadas de Ocio Inclusivo.
Entre las propuestas aportadas, se plantea la formación entre los profesionales para que puedan trasladar los conocimientos a los usuarios de los servicios, a la vez que se anima a formar a los familiares, reflexionar sobre el uso que las personas con discapacidad intelectual hacen de las redes sociales y valorar el nivel de accesibilidad universal de estas «para que puedan utilizarlas adecuadamente».
Un caso de éxito respecto al uso de las redes sociales es el impulsado por la Asociación Astor, en Madrid. Mediante una cuenta de yahoo grupos, un total de cinco clubes de ocio tienen la posibilidad de comunicarse a través de la Red. Cada miembro del club dispone de una contraseña de acceso y, al acceder a su grupo, puede informarse sobre las actividades planificadas, conocer quiénes participarán en ellas, hacer propuestas o saber qué otros eventos asociativos se han previsto.