Vuelve el frío y, con él, se ponen en marcha diversas campañas para hacerle frente. Las personas sin hogar son las principales afectadas por la bajada de las temperaturas y, para ellas, los planes de actuación se bifurcan: aumentan las plazas en los albergues y se reparten mantas o comida caliente entre quienes permanecen a la intemperie.
Imagen: Tina Li
El Local del Frío de San Sebastián abrió sus puertas el pasado 15 de noviembre. Previsto para acoger a 40 personas, ha sido uno de los primeros centros en ponerse a disposición de las personas sin hogar, cuando las condiciones meteorológicas recomienden dormir bajo un techo.
El Ayuntamiento de Madrid también iniciará en breve la campaña contra el frío. Lo hará el 25 de noviembre, con un incremento en el número de plazas, ante la previsión de que aumente la demanda. En los últimos años, las temperaturas han descendido más de lo habitual y el número de personas que han solicitado este servicio ha aumentado.
Se aprovechan recintos que el resto del año se utilizan para otros fines y, en invierno, son excelentes centros de acogida
En diferentes ciudades se habilitan nuevos espacios sólo para esta época. Se aprovechan recintos que el resto del año se utilizan para otros fines y, en invierno, son excelentes centros de acogida. Estos se complementan con nuevos servicios de atención, como el programa de detección de crónicos y el pabellón de acogida, en Madrid, que sirve de centro de día para quienes necesitan una atención especial.
Otra de las novedades son los centros que se abren en estas fechas para acoger a inmigrantes. En Madrid, este proyecto quedó el pasado año en manos de Cruz Roja, mientras que en Huelva, por el contrario, Cáritas ha llamado la atención acerca de la necesidad de contar también con este servicio. A finales de octubre, advirtió de los asentamientos de inmigrantes que se han creado en la provincia, donde «alrededor de 200 personas malviven en chabolas hechas con los plásticos de la fresa, sin las mínimas condiciones de salubridad y en una situación que se perpetúa». Su preocupación crece ante la llegada del invierno.
Servicios que se prestan
Un estudio de CONSUMER EROSKI detectó en 2005 el déficit en los servicios de los centros de acogida previstos para la reinserción laboral o social de los más pobres, un aspecto al que ahora se intenta dar solución. La mayoría de los centros, incluso los «improvisados» durante este periodo, cuentan con duchas y comedor para que los usuarios puedan asearse y comer caliente, pero cada vez más se presta atención sanitaria o poyo psicológico para aliviar las dolencias de las personas sin hogar. Otras veces se reservan plazas de emergencia para atender imprevistos.
En Sevilla, el equipo del centro de acogida municipal está compuesto por un coordinador, varios trabajadores sociales, educadores sociales y monitores, además del personal administrativo, de mantenimiento, vigilancia y limpieza. Alimentación, higiene, atención y alojamiento quedan garantizados.
La campaña municipal en Valencia, de momento, contempla servicio de alojamiento y manutención. Se iniciará el 1 de diciembre y terminará el próximo 28 de febrero. En ella se intenta implicar a albergues juveniles y pensiones de la localidad para ampliar las posibilidades del programa.
Para quienes no acuden a un centro de acogida, algunas organizaciones no lucrativas prevén el reparto de mantas y bebidas calientes o bocadillos. Voluntarios de Solidarios para el Desarrollo recorren las calles de Madrid, Sevilla, Jaén, Granada y Murcia para tornar en compañía la soledad de las personas sin hogar. «Tratamos de hacer sentir a la persona con quien compartimos un café, que es igual a nosotros, con nuestros mismos derechos y la misma dignidad», explican.
El inicio de estas actuaciones coincide casi con el Día Europeo de las Personas Sin Hogar, el 22 de noviembre. El lema de este año es “Su historia es parte de la nuestra, todos contamos”. Su intención: crear un espacio de reflexión, sensibilización, debate y denuncia.
En esta edición se recuerda de nuevo que las personas sin hogar no tienen acceso a la mayoría de los derechos considerados universales. Carecen, ante todo, de un techo. Por este motivo se reclama para ellos una alternativa: el derecho a ser diferentes. Sólo así se entiende la necesidad de una igualdad dentro de la diversidad. “Tras el respeto, viene el encuentro”, asegura Cáritas.
Se reclama para ellos una alternativa: el derecho a ser diferentes
Tras criticar una sociedad con dos categorías de ciudadanos, los excluidos y los incluidos, resuelve cómo salvar esta distancia. El modelo social de Cáritas propone desterrar la idea de reintegrar a las personas sin hogar o, más bien, sustituirla por la libertad para descubrir e interrelacionarse con el entorno. “No es un camino donde alguien es dirigido y el otro dirige”, precisa.
La entidad reprocha a la sociedad que pretenda esconder y hacer invisibles a las personas sin hogar, en buena parte, porque les genera desconfianza. Por ello apela al acercamiento, la formación y la sensibilización, para “vivir, e incluso convivir, sin miedos ni temores”.