La crisis del Cuerno de África ha devuelto a las pantallas las imágenes de diferentes campos de refugiados de la región. Sin embargo, estos espacios se reparten en diversos lugares del mundo y, en algunos casos, pese a tener un carácter temporal, se crearon hace ya varias décadas, sin visos de desaparecer en un futuro próximo. Son el refugio para millones de personas que huyen de sus casas, pero no siempre se consideran un hogar.
Bebés abandonados
Podría ser una de las imágenes más duras: bebés solos, abandonados en los campos de refugiados, sin ningún familiar que les atienda. Save the Children (STC) ha alertado hace escasos días de que «la desesperación empuja a algunas familias somalíes a abandonar a sus bebés en el campo de Dadaab», en Kenia. Asegura que en los últimos meses han registrado «cifras récord» de niños separados de sus progenitores, que quedan en manos de familias de acogida, y «un pequeño número de bebés abandonados por sus padres tras llegar a los campos».
«Algunos padres sienten que no pueden cuidar de sus hijos, aún habiendo llegado al campo para conseguir ayuda»
La situación es tan grave, describe STC, que después de andar durante semanas sin comida, agua, ni refugio, la desesperación lleva a tomar esta decisión. «Tras caminar desde Somalia sin comida ni agua, algunos padres sienten que no pueden cuidar de sus hijos, aún habiendo llegado al campo para conseguir ayuda», subraya Prasant Naik, director de Save the Children en Kenia. Otras veces, los padres envían solos a sus hijos a Dadaab o se despiden en el camino. Las cifras hablan por sí solas. El pasado mes de julio, Save the Children ayudó a 80 menores que llegaron solos al campamento. Un año antes, ese mismo mes llegaron 22. La labor de esta ONG en los centros de recepción es fundamental para identificar a estos niños.
Altas tasas de mortalidad infantil
La Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) ha alertado en las últimas semanas del incremento de las tasas de mortalidad infantil en uno de los cuatro campos del complejo de Dollo Ado, en el sureste de Etiopía. Sobre todo, se consideran «alarmantes» las tasas registradas entre los recién llegados, debido a la malnutrición y, en menor medida, a brotes infecciosos. El campo de Kobe se abrió el pasado mes de junio y, desde entonces, «una media de 10 niños menores de cinco años han muerto cada día», señala ACNUR. El hacinamiento en algunos campos supone un mayor riesgo de epidemias y más probabilidad de contagio.
Esta agencia trabaja con sus socios para controlar el brote de posibles casos de sarampión, mediante una campaña de vacunación masiva. También Médicos Sin Fronteras lleva a cabo este tipo de acciones. En los campos, muchas personas entran en contacto por primera vez con servicios de salud formales, así como programas de salud y nutrición. Se intenta contar con medicinas esenciales y se realizan intervenciones médicas. Médicos Sin Fronteras evalúa el estado de salud de los refugiados, deriva a los centros de salud a las personas en estado más grave y desarrolla programas nutricionales para los niños.
Distribución de ayuda
Muchas personas llegan con las manos vacías. Por ello, en los campamentos se distribuyen raciones de comida para periodos prolongados, como un mes, y tiendas de campaña para resguardarse. En Somalia, la ayuda de emergencia distribuida por ACNUR estas semanas ha estado compuesta por cajas de galletas energéticas, lonas de plástico para cobijo, mantas y esteras para dormir, bidones para agua y utensilios de cocina para recoger y cocinar alimentos.
En su misión de proteger a la infancia, UNICEF distribuye pastillas de jabón, crea pozos, instala puntos de agua y reparte pastillas de cloro para su desinfección, e incluso, envía material escolar a los campos de refugiados que cuentan con escuela.
Unos 7,2 millones de refugiados viven como tales en situación prolongada, desde hace un mínimo de cinco años
El Informe de ACNUR “Tendencias globales 2010” calcula que unos 7,2 millones de refugiados viven así en situación prolongada (un mínimo de cinco años), la cifra más alta desde 2001, repartidos en un total de 24 países diferentes. Pakistán fue el año pasado el país de acogida para el mayor número de refugiados en todo el mundo (1,9 millones), seguido de la República Islámica de Irán (1,1 millones) y la República Árabe Siria (1 millón), indica este trabajo. África subsahariana acogió a una quinta parte de los refugiados. Otros lugares de acogida destacados son República Democrática del Congo, Kenia, Chad, Etiopía, Bangladesh y Uganda.
Los refugiados ascienden a 15,4 millones de personas en todo el mundo. Respecto al origen, los refugiados afganos e iraquíes representaban casi la mitad de quienes estaban bajo la responsabilidad de ACNUR. En Europa, los grupos más numerosos proceden de Serbia y Turquía, mientras Ámerica acoge al 8% de los refugiados, sobre todo, colombianos. La situación no es la misma en todos los casos. En la actualidad, el foco de atención radica en el Cuerno de África por ser una de las zonas en crisis. En otras regiones, la situación se considera estabilizada y muchos refugiados permanecen en los campos desde hace años, en un esfuerzo por mantener ciertas rutinas, si bien los campos no siempre llegan a considerarse un verdadero hogar.