El turismo solidario se caracteriza por el apoyo a proyectos locales, una mirada de respeto al entorno y la cultura y, sobre todo, un impacto mínimo. Este modo de viajar supone una manera diferente de acercarse a otro país: sin juzgar ni poner en cuestión sus valores ni sus modos de vida. En este artículo se detalla en qué consisten los viajes solidarios, qué aportan a quienes los contratan y las diferencias con el turismo sostenible.
Qué es el turismo solidario
Cada vez es más frecuente plantearse un viaje solidario o, al menos, tener en cuenta una serie de criterios que definen este tipo de escapadas. Pero, ¿qué distingue un viaje solidario de otro convencional? En primer lugar, esta modalidad de turismo implica dos consecuencias: el apoyo a proyectos locales y el respeto al entorno y la cultura que se visitan. Estas máximas han de guiar cualquier viaje de turismo solidario, ya esté previsto por una Organización No Gubernamental (ONG) o por una agencia especializada. Estas son las dos vías más frecuentes para contratar un viaje solidario, aunque no las únicas.
El turismo solidario busca la integración con las comunidades que se visitan y, en ocasiones, propone estancias con familias locales
La asociación sin ánimo de lucro SoliDive también promueve el turismo solidario con propuestas cuyo fin es «contribuir al desarrollo y la mejora de la calidad de vida de las comunidades en países o zonas empobrecidas». Para ello, se centra en la creación de centros de buceo que cobran un precio justo por «unos servicios de alta calidad», cuyos ingresos se destinan a las comunidades más desfavorecidas de las zonas donde se ubican estos centros.
Por su parte, SODePAZ advierte de que un viaje solidario no supone una solidaridad entendida como caridad, sino como «apoyo mutuo, compromiso y horizontalidad». Los viajes que propone esta organización en verano suponen una manera de «conocer a fondo un entorno, la gente que vive en él y su cotidianidad». El objetivo es integrarse en las culturas que se visitan. Para ello, algunos viajes incluyen estancia con familias locales y reuniones con organizaciones del lugar para hacerles partícipes de su trabajo.
Viaje, sensibilización e integración cultural
Los viajes solidarios se denominan así porque se plantean desde un enfoque de derechos humanos: los viajeros han de respetarlos siempre. En el caso de las reuniones con entidades locales, SODePAZ visita organizaciones de mujeres, «luchadoras sociales», pueblos originarios y campesinos, para que quienes viajan tengan información de primera mano.
El presidente de SoliDive, Álvaro Sánchez, reconoce que uno de sus objetivos es la sensibilización y educación de la sociedad sobre las injusticias que «el sistema económico perpetúa tanto en países desarrollados como en los empobrecidos». Por ello estos viajes aportan una visión que no siempre se destaca en un viaje convencional. Incluso es posible realizar tareas de voluntariado para participar en el día a día de la comunidad de acogida. En el caso de AIPC Pandora también se da esta opción y los viajes se plantean desde una perspectiva intercultural que facilita la interacción directa con las comunidades. La participación aporta gran valor a esta experiencia y es uno de los puntos fuertes de estos viajes.
¿Es lo mismo turismo solidario que turismo sostenible?
En general, al turismo solidario se le asocia con un fin social y al turismo sostenible, con objetivos medioambientales. Pero ambos se nutren y comparten valores comunes. Incluso algunas organizaciones optan por el concepto «turismo responsable» para referirse a viajes basados en «principios de justicia social, medioambiental y económica», describe AIPC Pandora.
La Asociación de Turismo Sostenible Ethnic define este como «una forma de turismo que sigue los principios de sostenibilidad, los cuales compatibilizan el desarrollo de la actividad turística con el respeto y la preservación de los recursos naturales, culturales y sociales». En cuanto al concepto «turismo responsable», señala que incluye el respeto medioambiental junto con «criterios de respeto cultural y social hacia las poblaciones y las sociedades de acogida».
En cualquier caso, todos estos viajes tienen a la comunidad local como protagonista de los mismos y cuidan el entorno. La agencia de viajes Turismo Responsable, especializada en esta oferta y que trabaja con SoliDive, prevé itinerarios con guías locales y actividades en la naturaleza, como el senderismo, con cuidado para «no alterar el medio que se visita», explica. Según el destino, siempre que sea posible, se visitan pequeñas poblaciones, se evitan grandes cadenas hoteleras, se recurre a proveedores locales para repartir las ganancias de los viajes y, en definitiva, se busca minimizar los impactos «negativos» del turismo en el entorno y en las personas.
La Organización Mundial del Turismo (OMT) calcula que para 2020 este sector supondrá la movilidad de 1.600 millones de personas, por lo que aboga por la implementación de un Código Ético Mundial del Turismo. Este establece un marco de referencia para el desarrollo responsable y sostenible de este sector. Sus principios son los siguientes:
- El turismo ha de contribuir al entendimiento y el respeto entre las personas y sociedades.
- El turismo ha de ser un instrumento de desarrollo personal y colectivo.
- El turismo debe ser un factor de desarrollo sostenible.
- El turismo ha de entenderse como instrumento de patrimonio cultural de la humanidad, que contribuye a su mejora.
- El turismo debe ser una actividad beneficiosa para los países y las comunidades.
- Los profesionales que trabajan en este sector tienen unas obligaciones con los turistas, como la provisión de información fidedigna sobre el alojamiento.
- Se debe garantizar a todas las personas el derecho al turismo, como una vía de acceso al descubrimiento y disfrute de los recursos del planeta.
- Los turistas han de poder disfrutar de libertad de movimientos turísticos.
- Los trabajadores y asalariados de la industria del turismo deben tener garantizados sus derechos fundamentales.
- Los agentes públicos y privados deben cooperar para la aplicación de los principios del Código Ético Mundial para el Turismo.