Los precios de la tinta de impresora han bajado durante los últimos años, pero aún imprimir sigue siendo caro. Si se compara la tinta de impresora con otros líquidos de alto valor, se puede comprobar que esta alcanza un coste por litro de más de 1.400 euros de media, muy por encima de un vino Vega Sicilia del 68, valorado en 961 euros, o el perfume Chanel Nº5, que sale a 1.105 euros el litro. La opción más ecológica y económica, por tanto, es no imprimir, pero para los casos en los que esto no es posible, en este artículo se dan ocho pasos para ahorrar tinta (y papel).
Los fabricantes de impresoras justifican el elevado precio de los cartuchos de tinta en el coste de sus estudios de investigación y desarrollo, necesarios para mejorar la tecnología y las funcionalidades de los artículos que venden a sus clientes. Es decir, un productor de impresoras está más interesado en investigar para poder crear mejores máquinas que en hacerlo para conseguir tinta más barata.
Por otro lado, los fabricantes usan por lo general el llamado modelo de negocio de las maquinillas de afeitar, en el que un objeto se vende a bajo precio (la maquilla en sí o una impresora) para luego aumentar las ventas de un bien complementario (las cuchillas de afeitar o los cartuchos de tinta), que tienen un coste proporcionalmente superior.
En cualquier caso, hay algunos trucos que pueden aplicarse a la hora de imprimir con el fin de ahorrar el máximo posible en tinta y papel, ya sea poniendo atención a las opciones de configuración de la impresora o con el uso de aplicaciones en especial diseñadas para ello.
1. Revisar el texto para evitar reimpresiones
Antes de mandar un documento a imprimir, el primer paso es asegurarse de que todo está correcto. De esta forma se evita tener que imprimir de nuevo (con el consiguiente gasto extra de papel y tinta), porque había un error en el texto o la maquetación no es la adecuada.
La función «Vista previa», presente en procesadores de texto y otras aplicaciones de ofimática, permite revisar el texto, el diseño, la maquetación, etc. antes de enviarlo a imprimir, para comprobar que todo está bien.
2. Usar la calidad borrador
Una función muy interesante que se puede encontrar en las opciones de configuración de la impresora es la posibilidad de imprimir en calidad «borrador» o «baja». Si es algo importante (como un trabajo de clase o un documento profesional), quizás no sea lo más indicado, pero muchas otras cosas que se imprimen pueden hacerse en calidad borrador sin problemas, con el consiguiente ahorro en tinta.
3. Cómo aprovechar el papel al máximo
El menú de configuración de la impresora esconde también trucos interesantes con los que se puede ahorrar papel. En el menú de impresión es posible encontrar opciones para imprimir en una sola hoja por las dos caras o, si el tamaño de letra lo permite, ajustar el texto para incluir dos páginas en una sola hoja.
4. Ajustar el texto en el editor
Hay ciertos procesadores de texto, como Microsoft Word, que dejan reducir el texto en esos casos donde solo hay unas pocas líneas en una página, para poder ajustarlas en la página anterior. De esta forma se ahorra papel, sin perder calidad de impresión ni tener que hacer grandes modificaciones en el documento o el texto en sí.
5. Cambiar la fuente puede ahorrar tinta
No todas las fuentes de texto gastan la misma tinta. Algunas tipografías permiten ahorrar tinta gracias a que tienen un diseño más estilizado. En 2014, un estudiante norteamericano demostró que al cambiar la fuente de los escritos de su colegio de Times New Roman a Garamond se podía reducir el consumo de tinta un 24%, lo que resulta un ahorro de 21.000 dólares (unos 18.600 euros) al año.
6. Cómo imprimir solo lo necesario de un documento
La mayoría de procesadores de texto y otras aplicaciones de ofimática dejan imprimir solo ciertas páginas de un documento o incluso únicamente las líneas que se hayan seleccionado antes. ¿Para qué imprimir un texto de docenas de páginas, cuando solo interesan algunas de ellas?
7. Cómo imprimir tan solo lo necesario de una web
En el caso de querer imprimir un artículo de una página web, hay muchas cosas que no son relevantes y que solo contribuirían a aumentar el gasto en tinta: menús, publicidad, gráficos, etc. Por suerte, hay páginas como PrintFriendly o PrintWhatYouLike con las que se pueden eliminar todos esos elementos que no interesa imprimir. La extensión de Chrome CleanPrint también sirve para este propósito.
8. Utilizar un software para controlar el gasto de tinta
Además de las soluciones para ahorrar tinta cuando se imprimen artículos desde Internet, suprimiendo los elementos que no interesan, hay otros programas que pueden ayudar a reducir el gasto de tinta. Uno de ellos es InkSaver, que controla el uso de tinta que hace la impresora con más precisión que el controlador estándar, lo que sirve para aprovechar al máximo los cartuchos.
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Cambiar la fuente de texto puede contribuir al ahorro de tinta. Además de la fuente Garamond, usada en el experimento del estudiante norteamericano, hay más fuentes que pueden ayudar a reducir el gasto de tinta. Son estas:
- Ryman Eco. Una fuente “sostenible” (según sus creadores) ideada por una marca de material de papelería de Reino Unido. Gracias a un diseño a base de líneas muy finas, esta fuente de texto puede llegar a usar un 33% menos de tinta que otra tipografía estándar, y sin perder legibilidad. La podemos descargar gratis aquí.
- Ecofont Sans. Los caracteres de esta fuente de texto contienen pequeños agujeros que permiten ahorrar tinta, pero que no molestan a la hora de leer el texto. Además, sus creadores han desarrollado también el software Ecofont, con el que es posible introducir también esos agujeritos en tipografías estándar como Arial, Verdana o Times New Roman.
- Courier. Courier es una tipografía de toda la vida, muy usada, con una gran legibilidad y que, gracias a su diseño fino, consume poca tinta. Su estilo un poco retro quizás no es el más adecuado para ciertos documentos, pero eso precisamente lo que la hace tan apropiada: fue diseñada para ahorrar tinta en las máquinas de escribir.
- Century Gothic. De nuevo, una tipografía clásica que puede ayudar a ahorrar tinta, gracias a un diseño pensado para máxima legibilidad y mínimo consumo de tinta. Su única desventaja es que, al ser un poco más ancha que otras fuentes de texto, puede acabar consumiendo más papel.
- Brush Script. Aunque parezca extraño, teniendo en cuenta su diseño recargado, esta tipografía gasta menos tinta que la Times New Roman. Puede no ser muy popular (y tampoco muy legible), pero si se busca dar un toque original a un logo o titular sin gastar mucha tinta, es una buena opción.