Tenemos un iPhone 4S o incluso un iPhone 5 que funciona a la perfección y no ha dado ningún problema desde el día en que lo compramos. Sin embargo, cuando llega el momento de hacer una actualización de software, algo se tuerce en el smartphone con la nueva versión del sistema operativo iOS: el móvil pierde la conectividad wifi, hasta la Bluetooth en algunos casos, y la pantalla de las redes se muestra en un color gris pálido. Es el síndrome “greyed out”. ¿Qué remedio tiene? En caso de reparación, ¿cubre la garantía? ¿Es culpa nuestra o de Apple? Este artículo intenta responder a estas preguntas.
¿Otro nuevo caso de obsolescencia programada?
Tras actualizar a iOS 7 el año pasado, algunos iPhone 4S perdieron la conectividad wifi de manera sorprendente, un problema que sus dueños nunca antes habían sufrido. Los teléfonos afectados por el llamado síndrome «greyed out» no captaban las redes habituales y cuando su propietario trataba de arreglar el problema acudiendo al correspondiente apartado del teléfono, este aparecía en un tono gris pálido e impedía trabajar sobre la página.
Durante este año, algunos usuarios de iPhone 5 han experimentado el mismo problema y también de forma súbita, tras actualizar a iOS 7.1.1. De nuevo los iPhone perdieron la conectividad inalámbrica -salvo la de las redes móviles- y no había manera de recuperarla.
Al parecer, el síndrome «greyed out» se extiende a golpe de nuevas actualizaciones en los iPhone
El «greyed out» se extiende a golpe de nuevas actualizaciones. ¿Es un caso de obsolescencia programada o bien un fallo del software, que no sabe reconocer los componentes del móvil? ¿Quizás pudiera ser un problema de componentes mal fabricados por Apple?
Esto último es lo que piensan muchos usuarios afectados, que han abierto una página para protestar ante el fabricante. Opinan que cuando compraron el teléfono, este estaba en buenas condiciones -algunos no alcanzaban el año cuando entraron en «greyed out»- y, por lo tanto, el problema o bien es del software actualizado o de un componente, un concentrador wifi en este caso, en mal estado.
Como este fenómeno solo se da en un número reducido de móviles, cabe deducir que el fallo está en un componente de estos, en concreto en el chip captador de las redes wifi. Algunos usuarios expertos han realizado pruebas para constatar que el defecto principal de los chips defectuosos es un sobrecalentamiento que, por seguridad, inhibe su funcionamiento. Esto es algo que sucede cuando dejamos un iPhone al sol en verano: los rayos disparan su temperatura y, ante el peligro de sobrecalentamiento y de que se deformen los componentes del hardware, el móvil se bloquea hasta que le baje la temperatura. Según la teoría de los usuarios, iOS 7 forzaría y sobrecalentaría el chip, por lo que este se bloquea. Como el sobrecalentamiento es permanente, el bloqueo también.
La nevera, solución temporal
Una solución temporal pasa por sobreenfriar el iPhone en el congelador
Una solución temporal pasa por sobreenfriar el iPhone, de modo que después, al calentarse, al menos por un tiempo pase por una fase de normalidad y pueda captar las redes wifi. En algunas páginas recomiendan apagar los datos móviles, introducir el teléfono en una bolsa de plástico sólida, hacerle el vacío, cerrarla y mantenerlo en el congelador durante como poco 10 minutos. El móvil de esta forma, al extraerlo, captará durante un tiempo las redes wifi, si bien es solo una solución temporal que durará el rato que el chip esté enfriado.
Ahora bien, es una alternativa extrema y nadie se responsabilizará de esta operación. Si el smartphone saliera dañado de ella, el fabricante no responderá en caso de estar en garantía. Ahora bien, muchos usuarios aseguran desde diversos foros que la prueba del congelador deja claro el problema del chip.
¿Qué soluciones ofrece Apple?
Apple achaca los problemas a un uso intensivo o incluso irresponsable de los smartphones afectados
En principio, Apple no niega que haya problemas de sobrecalentamiento, pero no admite que se deban a errores de fábrica, sino que los achaca a usos intensivos o malos del aparato. Esta actitud enfada a los usuarios, que protestan porque las soluciones que ofrece Apple en su web no sirven de nada en la mayoría de los casos y el recurso final del fabricante es derivar a las páginas de soporte.
El problema de este fenómeno es que suele ocurrir en móviles que ya no entran en garantía, por lo que Apple no se hace responsable de su arreglo o reposición. La única solución definitiva, si no se está ya en garantía, es mandarlo a reparar, por lo que cobran 200 euros aproximadamente. Y como se trata de un problema todavía minoritario, es poco posible que Apple dé su brazo a torcer.