Si tienes un DNI electrónico (todo nuevo Documento Nacional de Identidad lo es) dispones, aunque no lo sepas, de dos certificados digitales que permiten tener firma digital. Pero, ¿compensa tener esta firma? Sí, pues este tipo de rúbrica resulta muy útil para signar documentación de forma remota o emitir a distancia facturas, contratos, etc. con rapidez y seguridad. Te lo explicamos con detalle en las siguientes líneas.
Firma digital: la tienes y no lo sabes
La firma digital es una operación que «permite consignar a un documento digital la identidad de una persona, haciendo que el documento no pueda ser modificado posteriormente», explica Román de Blas Ricart, CEO en la empresa Isigma, especializada en la implantación de la firma electrónica.
Para poder rubricar un documento digitalmente es necesario disponer de algunos elementos, entre otros, un certificado digital. Entonces, ¿no es lo mismo certificado digital que firma digital? No. Y hay que evitar esta confusión que aún tiene mucha gente. El certificado digital es «uno de los componentes de que debe disponer una persona para firmar digitalmente un documento». Contiene sus datos identificativos, opcionalmente otras atribuciones, y se encuentra protegido de manera criptográfica.
Muchos ciudadanos desconocen aún todo lo relacionado con la firma digital y su utilidad, pues, como afirma De Blas, «la mayoría de la población en España tiene la firma digital y no sabe para qué la puede utilizar». El DNI electrónico, que está masivamente distribuido, «contiene dos certificados digitales, lo que permite firmar digitalmente». Eso sí, hay que tener además un lector de tarjetas y la instalación del software necesario para que funcione. La mayoría de las personas cuenta con el DNI electrónico, pero «no conoce sus posibles usos, no dispone de lector de tarjetas y tampoco conoce la contraseña que protege su uso (equivalente al PIN de las tarjetas bancarias)».
¿Qué se puede hacer con la firma digital?
¿Para qué sirve la firma digital? Posibilita «suplir completamente a la firma manuscrita con todas las ventajas que aporta: poder firmar documentación de forma remota y archivar los documentos firmados en formato digital con total validez legal», señala De Blas. Es un medio de «enorme utilidad», como añade Christian Delgado, ingeniero de telecomunicaciones y autor del Blog de ChristianDvE (Beta). En su opinión, cada vez nos movemos más en entornos digitales y es esencial «poder validar mediante firma digital una determinada acción o información en Internet u otros canales digitales».
Con la firma digital se pueden reducir costes y realizar procesos de manera más ágil
El experto explica un ejemplo muy claro: un correo. «En el pasado, la gente mandaba una misiva en un papel lacrado a veces con el escudo de la familia. El receptor, al ver que el lacre estaba intacto, tenía garantías de la autenticidad, integridad y confidencialidad de la información. Con la firma digital ocurre lo mismo, ya que si envío un correo firmado y el receptor puede comprobar que es algo que solo puede hacer el remitente, tendrá la garantía de que nada ha sido cambiado y que el remitente es auténtico».
Esto representa «un gran beneficio en la gestión documental de cualquier organización», indica De Blas. Y un ejemplo práctico es la firma de documentos PDF por parte de diversos usuarios, usando la herramienta PortaSigma. Además, con las garantías y propiedades que concede la firma digital, «se pueden reducir costes y realizar procesos de manera más ágil», dice Delgado.
¿Se puede, entonces, pasar mucho más tiempo sin ella? Depende de las necesidades personales. Para un autónomo o empresario, tener un certificado digital es «algo imprescindible». Para los particulares, depende de la actividad, pero hay casos (como al hacer ciertas contrataciones online) en las que ya se firma de manera digital sin ser consciente de ello. Y es que, «conforme nuestra vida diaria se traslade más y más a Internet y se deban realizar más transacciones de forma segura y confiable, la firma electrónica y los certificados digitales ganarán más y más peso», augura Delgado. Por eso, lo idóneo es que todo el proceso y la tecnología necesaria sea transparente y fácil de emplear para todos los usuarios involucrados.
¿Cómo conseguir la firma digital?
Además del DNI electrónico, que nos entregan en cualquier comisaría de Policía, es posible solicitar un certificado digital, que siempre debe ser emitido por un tercero de confianza cualificado.
Lo más habitual es «contar con el certificado Ceres de la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre«, asegura Christian Delgado. El procedimiento de obtención de este certificado digital, reconoce este experto, «no es complejo, si bien es ligeramente diferente en el caso de personas jurídicas y físicas». ¿Qué hay que hacer? Sencillo. Basta con realizar la solicitud del certificado a través de Internet, personarse en alguna entidad que verifique que realmente la persona o empresa que pide el certificado es quien dice ser y, una vez cumplido este trámite, se autoriza la creación del certificado digital que el usuario podrá descargar y empezar a utilizar.
¿Son seguras las firmas digitales?
Hay muchos tipos de firma digital, «pero las de reconocido prestigio y de confianza, son razonablemente seguras, ya que emplean complejos algoritmos criptográficos de probada fiabilidad», apunta Delgado. Pero también matiza que «conforme pasa el tiempo, se van descubriendo posibles maneras de falsificarlas y, por eso, el concepto de seguridad es siempre relativo».
Para reforzar la confianza de los ciudadanos en las operaciones llevadas a cabo a través de Internet y poner a disposición de los ciudadanos herramientas fiables para la identificación de los usuarios y la validez de sus firmas electrónicas, la Unión Europea (UE) creó una directiva y en agosto de 2014 se aprobó el nuevo marco, denominado eIDAS Reglamento (UE) Nº 910/2014, que regula todos los servicios de identificación para las transacciones electrónicas en la UE.